Vidas cruzadas

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Un hombre que nunca vi. Aparece de repente abriendo la puerta de un bar interesado en pasar el tiempo hasta poder ir a una fiesta con amigos, de repente se mira a un espejo inevitablemente que refleja la sonrisa de una mujer.​

Cumple con sus necesidades. ​

Se queda y observa mientras se pide un trago después de prender un cigarrillo ya haciéndose el galán. ​

Atento a la mirada incisiva de esa chica sentada con una cerveza recién pedida, interesada en la marca personal que dejo al pasar. ​

Sin titubear se inclina hacia a la mesa se asegura que esté sola, se acerca y pide permiso, ella acepta, haciéndose la asombrada después de verlo venir.​

Comienzan a charlar sin pensar en que duraría más de una noche, de repente la conexión empezó cuando ella se levanto al baño, y el pudiendo observar atributos que sentada podría haber sido parte del pasatiempo por el cual llego.​

Sus curvas, su cola y su delantera. ​

A la fiesta ya la había postergado a partir de ese momento prefería pensar en ella. ​

La noche se convirtió en un confesionario; más allá de sus palabras, él encantado con la chica que tenia a su lado, comenzó a interesarse, tratar de conquistarla con una manera común pero particular. ​

Ella con necesidad de ser aceptada, contando parte de su historia, sus proyectos, sus escapes, comenzó a confiar en aquel que poco decía, que vivía en Bs. As, trabajaba en una productora que no le daban el crédito que el pretendía, recién llegado de Eu contento de volver a sus orígenes, su encanto opacaba sus palabras. ​

Comenzamos a seducirnos muy relajadamente. ​

Ella comentando que su objetivo era ser abogada, él que su madre y padre eran abogados. ​

Hasta ahora lo que le llamaba la atención de ella era su diferencia, su confianza, la integridad que prestaba. ​

Se había vuelto loco por sus labios y entre tantos halagos pensaba que era actriz, pero ella nada tenía ver con el arte.​

Y después de contar que el había trabajo en Eu. de meritorio y en canales de tv, siempre relacionado con el cine o TV, cosa que a ninguno de los dos les parecía oportuna para la situación. ​

A partir de cierto momento incapaz de recordarlos y no volverse a enamorar, comenzó con su seducción volcánica acercándose con la mirada. ​

Ella incapaz de no poder escapar ante tal vibración corporal, cigarrillos fue su escusa, como cabalero, asegurándose la acompaño, quedaba a la vuelta de el bar.
Caminando muy entusiasmados rozándose las manos al caminar, como dos desentendidos, volvieron al bar.
Se sentaron, pidieron otra cerveza, cumpliendo ella con obligaciones, decididos a disfrutar de tan buena noche, el silencio los invito, los invadió y los ato, acercándose a su silla con la delicadeza que lo distinguía la miro siendo ese momento cuando el beso culmino la conexión del deseo.
Sin pensar en las consecuencias se entregaron.
Se besaron, se desearon, se descubrieron.
Queriendo conectar sus cuerpos buscaron un hotel ella que vivía muy cerca de uno por donde pasaba todos los días camino a su trabajo sugiriendo ese, el pensó que era una puta, sin darle importancia a su duda y viendo que no le alcanzaba la plata decidió llevarla a su casa en donde la habitación se convirtió en un cielo azul, que las constelaciones eran ello, y que eso que encendieron no lo podían apagar, cuando la madrugada los encandilo escenas sin sentido aparecieron, dejando ese cielo, decidido él a que era ella quien debía llamar, por inseguro, le dio su teléfono y aseguro que a las 17 horas del domingo 23 de abril de 2003 él estaría allí, esperándola para concluir tal cita.
ContinuaraÂ…

 

Gracias por esperar, no sera facil. besos Edith Paz