Visitas nocturnas

La mayoría de las veces solía llegar en mitad de la noche, una llamada telefónica o un mensaje al móvil al inicio de la madrugada y la madrugada que se avecinaba solitaria y fría, incluso en las canículas de agosto, dulcificaba levemente su nombre. Solía abrirle la puerta y, sin apenas mediar palabra, nos besábamos como si el nuestro fuera el reencuentro ansioso de dos viejos amantes.

Encuentros esporádicos que no me hacían sentir mal, sino todo lo contrario. A las mujeres se nos presupone una implicación emocional que no siempre es cierta. No le he contado esta historia a muchas personas pero, a las pocas a las que se la referí, me miraban con incredulidad y desconfianza, cuando aseguraba con firmeza que me gustaba que todo fuera así, sólo así.

No deseaba citas premeditadas, ni discursos románticos, ni largos prolegómenos, ni si quiera palabras dulces, quería sólo abrir la puerta, besarle durante un tiempo inmenso, hacer el amor con él durante horas, pasar el resto de la noche en un duermevela dulce y extraño y verle partir por la mañana sin que hubieran mediado más que unas pocas palabras entre nosotros.

Es todo lo que necesitaba. Era una relación sincera, tal vez la más sincera que he tenido nunca. Alejada de promesas, de rituales, de esperanzas, una relación sin principio ni fin, sin palabras huecas ni falsos halagos. Han sido los besos más reales que me han dado y los más reales que he dado porque tras ellos no se escondía nada, sólo unas ganas tremendas de besar y de ser besada.

He tenido otro tipo de relaciones, por supuesto, relaciones de las llamadas convencionales, sé de lo que hablo. He compartido cenas, viajes, listas de la compra, escapadas de fines de semana, salidas nocturnas, vacaciones, sábados por la mañana, planes de futuro, amigos que pretendemos convertir en comunes, tardes de domingo en el cine... y todo lo que conlleva la vida en común de una pareja normal y corriente.

Y, al final, los besos no eran nunca sólo besos. Siempre escondían pequeños y grandes secretos que los despojaban de su esencia. Y la mirada? Ensuciada por la cotidianeidad, incapaz de ver sólo ese momento, anclada en las ojeras de la mañana, en el cesto de la ropa sucia, en el armario desordenado, en los cabellos en el lavabo.

Ninguno de los sentidos se libraba de la contaminación. Los oídos no estaban preparados para centrarse sólo en los gemidos de placer, en las palabras obscenas, en la magia de no oír nada más allá de ese instante. Ni siquiera el olfato podía prescindir de los recuerdos de otros olores, ajenos por completo al sudor de los cuerpos, al olor mismo del sexo...

Por eso repito, esos, los tuyos, fueron los besos más reales que me han dado nunca. No importa que suene obsceno, ni que algunos ojos me miren con desprecio cuando confieso mi añoranza por esas madrugadas inciertas que compartimos. Sin rituales, sin vagas promesas, sin engaños, con la sinceridad simple y cotidiana de conocernos sin saber nada el uno del otro. Mágicos momentos que olvidé en busca de utopías adolescentes. Pero nunca volví a besar unos labios como besé los tuyos.

 

rememoranzas de un amor de madrugada, muy interesante el concepto que planteas amiga scarlata, pensandolo muy bien realmente esos besos sin preambulo son los que mejor saben, por que son fieros, desmedidos, dulces, muy atrvido tu escrito, tiene algo asi como mi esencia jejeje, me ha facinado, un placer leerte en esta madrugada amiga, saludos desde la tierra de la ilsuion,
lord alex

 

Bueno, no sé si es atrevido, Lord... creo que todos hemos vivido momentos así, o al menos eso espero, y no les concedemos ningún valor... Parece que hay que estar soñando siempre con el amor eterno... ufffffff, que día tengo. Besitos desde la tierra del deseo. Carmen

 

tienes razon amiga carmen, soñar con el amor eterno, me gusta esa definicon, y me refiero a atrevido no por el escrito sino por como se deja uno llevar asi de lleno por ese sentimiento, no lo piensas , solo lo actuas y lo disfrutas plenamente, no hay culpa ni preambulo, solo goze, pasion, amor desencadenado, eso es el atrevimeinto del amor linda, y tu lo has descrito muy bien, nuevamente un placer, saluditos principezza, sigue escribiendo para que pueda seguir disfrutando de tus bellas palabras y emociones,
lord alex:::sonreir1:::

 

Ninguno de los sentidos se libraba de la contaminación. Los oídos no estaban preparados para centrarse sólo en los gemidos de placer, en las palabras obscenas, en la magia de no oír nada más allá de ese instante. Ni siquiera el olfato podía prescindir de los recuerdos de otros olores, ajenos por completo al sudor de los cuerpos, al olor mismo del sexo...

En estos momentos me gustaría saber usar las palabras precisas, como hacen Julia o Luis Videla, pero no soy capaz de hacerlo, por eso sólo te diré que has puesto sobre la mesa un tema interesantísimo. La pasión real, tal y como es, sin que la enturbie la convivencia.

Incredulidad, desconfianza, desprecio.¿Quien es nadie para juzgarte?. Además serían juicios en su inmensa mayoría hipócritas porque todos deseamos vivir alguna vez en nuestra vida esas Visitas Nocturnas de las que tu disfrutaste.

Gracias, preciosa, por tu sinceridad.

Te deseo un buen fin de semana y te mando un cachito del mar para Madrid, para que goces lo mismo que pienso hacerlo yo.

Un besazo.

 

He olvidado rubricar mi comentario diciendo

Palabra de carroza

Otro beso. guapísima.

 

Gracias por tus palabras, guapa, yo busco como todos, el amor de verdad. Y no eres carrozaaaaaaaaaaa. Besotes y gracias por ese pedazo de mar.