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DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA - España

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por VAGABUNDO, 13 de Marzo de 2005. Respuestas: 0 | Visitas: 4759

  1. VAGABUNDO

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    DON PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
    (1601-1681)

    Don Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en 1601. Era su padre, don Diego, descendiente de noble casa, y parece que su nombre de familia viene de que uno de sus antepasados parecía haber nacido muerto, y le metieron en seguida en un caldero de agua caliente, según costumbre de la época, para verificar si era cierto que no vivía, en cuyo momento, al entrar en contacto con el agua de elevada temperatura, prorrumpió en sus primeros gritos.

    En 1625 se alistó bajo las banderas de duque de Alba, y estuvo en Flandes e Italia, país el primero en que debió serle grata la estancia, pues muchísimos son los personajes flamencos de sus dramas: o acaso porque la nobleza de su madre, doña María Ana Henao, era de origen flamenco.

    Pero sus campañas no debieron darle mucha gloria, pues no se le cita en parte alguna.

    En cambio, su vida de letras fue más brillante: su padre, que era ministro de hacienda de los dos Felipes, II y III, le puso a los nueve años en el colegio de los jesuitas, y luego pasó a Salamanca, donde brilló en el estudio de las matemáticas y la filosofía.

    A los 13 años estrenó su primera comedia, El Carro del Cielo, fantasía que se desarrolla entre el cielo y la tierra, y a los diez y nueve contaba ya tres o cuatro éxitos teatrales.

    Su vida fue tranquila, y parece ser que contaba como suceso de ella, de los que hacen época, una cuchillada recibida en un tumulto habido en el estreno de sus obras; y en aquellos tiempos, una cuchillada no era tan grave cosa. Murió en 1681.

    Es el primer dramaturgo del teatro español, el que ha hecho obras de más trascendencia y mayor alcance. Por otra parte, sus sonetos con tendencia filosófica, pero muy poéticos, son harto famosos.

    (Antología de los mejores poetas castellanos, Rafael Mesa y López. Londres: T. Nelson, 1912.)

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    Algunos de sus poemas:

    SONETOS

    1

    A las flores

    Éstas que fueron pompa y alegría
    despertando al albor de la mañana,
    a la tarde serán lástima vana
    durmiendo en brazos de la noche fría.

    Este matiz que al cielo desafía,
    Iris listado de oro, nieve y grana,
    será escarmiento de la vida humana:
    ¡tanto se emprende en término de un día!

    A florecer las rosas madrugaron,
    y para envejecerse florecieron:
    cuna y sepulcro en un botón hallaron.

    Tales los hombres sus fortunas vieron:
    en un día nacieron y espiraron;
    que pasados los siglos, horas fueron.


    2

    A las estrellas

    Esos rasgos de luz, esas centellas
    que cobran con amagos superiores
    alimentos del sol en resplandores,
    aquello viven, si se duelen dellas.

    Flores nocturnas son; aunque tan bellas,
    efímeras padecen sus ardores;
    pues si un día es el siglo de las flores,
    una noche es la edad de las estrellas.

    De esa, pues, primavera fugitiva,
    ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
    registro es nuestro, o muera el sol o viva.

    ¿Qué duración habrá que el hombre espere,
    o qué mudanza habrá que no reciba
    de astro que cada noche nace y muere.


    3

    La noche

    Esos rasgos de luz, esas centellas
    que cobran con amagos superiores
    alimentos del sol en resplandores
    aquello viven que se duele de ellas.

    Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
    efímeras padecen sus ardores,
    pues si un día es el siglo de las flores,
    una noche es la edad de las estrellas.

    De esa, pues, primavera fugitiva,
    ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
    registro es nuestro, o muera el sol o viva.

    ¿Qué duración habrá que el hombre espere,
    o que mudanza habrá que no reciba
    de astro que cada noche nace y muere?


    4

    A un altar de Santa Teresa

    La que ves en piedad, en llama, en vuelo,
    ara en el suelo, al sol pira, al viento ave,
    Argos de estrellas, imitada nave,
    nubes vence, aire rompe y toca al cielo.

    Esta pues que la cumbre del Carmelo
    mira fiel, mansa ocupa y surca grave,
    con muda admiración muestra süave
    casto amor, justa fe, piadoso celo.

    ¡Oh militante iglesia, más segura
    pisa tierra, aire enciende, mar navega,
    y a más pilotos tu gobierno fía!

    Triunfa eterna, está firme, vive pura;
    que ya en el golfo que te ves se anega
    culpa infiel, torpe error, ciega herejía.


    5

    A San Isidro

    Los campos de Madrid, Isidro santo,
    emulación divina son del cielo,
    pues humildes los ángeles su suelo
    tanto celebran y veneran tanto.

    Celestes labradores, en cuanto
    son amorosa voz, con santo celo
    vos enviáis en angélico consuelo
    dulce oración, que fertiliza el llanto.

    Dichoso agricultor, en quien se encierra
    cosecha de tan fértiles despojos,
    que divino y humano os da tributo,

    no receléis el fruto de la tierra,
    pues cogerán del cielo vuestros ojos,
    sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.
    [/b]
     
    #1

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