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Andamos, como juguetes rotos, dando vueltas alrededor de nosotros mismos

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por armak de odelot, 29 de Octubre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 1027

  1. armak de odelot

    armak de odelot Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    25 de Octubre de 2010
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    Cuantas veces en un documental sobre algún pais tercermundista no nos hemos quedados sorprendidos al ver la alegría tan natural que desprenden esas gentes, su humanidad y sencillez al relatarnos sus vidas y ver con lo poco que en el fondo necesita el ser humano para ser feliz.

    Aceptan su destino como parte del orden natural de las cosas y son maestros en sacar el máximo jugo a cada instante porque dominan el tiempo que en su mundo transcurre muy lentamente y por ese motivo y por tener tanta escasez de bienes y acontecimientos, cualquier cosa por pequeña que sea es motivo de gozo y celebración.

    En contraposicción, en nuestro envidiado occidente, saturados ya por tanto trasto innecesario y donde el gozo de tener dura dos días y se corre detrás del tiempo sin alcanzarlo, te encuentras con personas que identificando bienestar material con felicidad, se las ve siempre insatisfechas y que en vez de gozar de lo que tienen, sufren por lo que no poseen.

    Y aún teniendo, lo que en esos países sería signo de opulencia y riqueza, terminan transformando su posible dicha por un continuo sentimiento de fustracción y tristeza que a veces acaba en depresiones irreversibles. De hecho, la depresion solo existe en las sociedades avanzadas.

    ¿ Quien no recuerda, si lo ha vivido, épocas en las que actos tan naturales y cotidianos hoy en día, como comer un buen jamón, beber vino, la navidad con sus bollos y anises, las fiestas del pueblo o tener si se podía una bicicleta eran motivos de auténtica celebración y alegría. Ver el mar era un acontecimiento que se quedaba grabado para toda la vida.

    Tiempos en los que se podía tener la puerta de la casa abierta y donde la cordialidad y unos simples buenos días se le daba a cualquier desconocido con el que te cruzases.

    En cambio, hoy en día se juega a consumir y tirar, a tener más que el vecino, a ignorarnos al pasar o a saludarnos desde la complacencia de quien cree que puede mirar por encima del hombro a los demás, donde solo importa tener por tener y triunfar y donde solo ves ojos sin brillo, que no te saludan sino te examinan detenidamente para concluir si envidiarte o pavonearse ante tí sin pudor alguno.

    Antes esto, pienso que mundo es realmente el que debería ser envidiado y si no somos nosotros los que deberíamos cambiar y volver a nuestra esencia como ser humano y a nuestras raíces parando un poco el ritmo frenético que llevamos.

    En un mundo, donde no terminamos de escuchar una canción y ya se ha puesto de moda otra.
    En un mundo, donde no hemos terminado el rodaje del coche y ya queremos otro.

    En un mundo, donde no ha terminado de parir nuestra mujer nuestro primer hijo y ya estamos encargando otro con otra.

    Y asi sucesivamente andamos, como juguetes rotos, siempre insatisfechos, dando vueltas alrededor de nosotros mismos, sin encontrarnos.
     
    #1

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