A un gato callejero.

En tus ojos la magia de la noche
se hace luz, se hace fuego y se hace llanto.
Y para verte la luna se acicala,
desde arriba, para tí, allá en lo alto.

Mientras, el viento ronronea tus canciones
que el amor puso ardiente entre tus labios
y tú, aparentando indiferencia,
curioseas, con elegancia, el vecindario.

Lentamente, sobre el lomo de las casas
cabalga, en libertad, tu alma de mago.
Nadie sabe, como tú, vivir al día.
Siempre en trance, siempre alerta, vigilando.​

Nadie sabe, como tú, que un maestro
se esconde tras el ser más solitario.
​

​

Siete muertes, tuve yo, querido amigo.
Siete vidas, tendrás tú, amado gato.
​

 

Estimado armak:

Como dicen aquí en mi terruño "te voltaste la barda" con este excelente poema que le dedicas a los felinos, son un amor ¿o no? es grato encontrar gente a la que también le gustan. Admiro -como siempre- tu talento para plasmar en palabras lo que realidad nos permite captar. Espero seguirte leyendo.

Saludos y que tengas buen día

 

Gracias por tus palabras y por desearme un buen día, Tlilmikiztli. Yo también te deseo que todo te vaya bien

 

"Nadie sabe, como tú, que un maestro
se esconde tras el ser más solitario"

Más allá de todo el contenido esa frase me llegó a esa herida que quedó...