El paraíso del caos

Y se ha creado el caos como respuesta a todas nuestras utopías.
Un caos lleno de hilos irrompibles cuidadosamente entretejidos.
Ensordecen las voces de los medios audio visuales, el palabrerío de los medios escritos, las voces de las calles que repiten y repiten lo que escuchan o leen, como si repetir significara tener el recurso innato de la sabiduría.

Incomprensible es el discurso de los gobernantes que simulan su impotencia o su complicidad con palabras y gestos que pretenden mostrar aplomo, seguridad.

Lo cierto, lo que se mira, sin escuchar las voces inductoras de los medios, es que ha llegado como puerto de playa a nuestras vidas eso que llaman caos. Atraído como una nueva forma de mercado, de hacer dinero, de inversión segura para preservar las ganancias.

En el caos todo deja dinero.
Cada evento humano tradicional, el embarazo, el parto, la niñez. la alegría, el amor, la salud, la enfermedad, la abundancia y la riqueza, la muerte: todo, todo deja dinero.
Y el caos también: los secuestros, la prostitución infantil, el tráfico de seres humanos, las protestas, las guerras, los combustibles, las armas, las noticias, etc etc etc todo deja dinero. Se calculan los riesgos y se invierte en ambos rubros como inversión segura: en el carro blindado y en el misil que lo destruye. Se vive en el miedo en un mundo que aterroriza. Se cuidan las miradas para no mirar a los facinerosos, para no llamar la atención y volverse víctima. Hay un imperio que reina y extiende sus dominios. Un imperio nuevo que se calcula y explota desde las cúpulas financieras que administras nuestro dinero. El imperio del caos, que se asemeja al avance por entre la granja del monstruo depredador que amenaza y devora, que promueve el consumo de dispositivos de protección inservibles y obsoletos.
Nadie mata al caos, genera grandes ganancias, no es preciso llevar guerras a otros sitios, la guerra está aquí, en nuestras puertas, en nuestras calles. Puede incluso estar dentro de nuestras consciencias o la de nuestros vecinos, en el pensamientos certero de que no hay otra cosa que impunidad ante el crimen o el abuso.

Cuantos medicamentos existen para curar los males y se ocultan porque no son lucrativos. Se dejan los otros, los que sobrellevan el mal, esos que aportan un rédito cada periodo de 30 o 33 días. Así es el caos. Una bestia que espera en cualquier sitio inesperado, y que cada vez que asesina o destruye genera ventas y ganancias.

Se extiende sin que exista una intención honesta de detenerlo, la gallina de los huevos de oro de nuestra época.

 

Estoy totalmente de acuerdo con usted, Don Melquiades San juan, a los que están en la cima de la pirámide de esta humanidad les interesa el caos —a río revuelto ganancia de pescadores—, porque de ello sacan más ganacias, amén de controlar con el miedo a las masas; y de esta manera sólo les hace falta cuatro lobos vigilando a las ovejas: medios informativos manipulados, todos los politicuchos comprados o controlados, todos los medios de comunicación controlados (incluso este) y la fuerza de la policía o el ejército por si algo de esto falla.

Caos, la humanidad siempre ha sido un caos organizado por los que están en la cúspide del poder, un caos que empezó con los romanos que crucificaron a Cristo (valga esta metáfora), porque esa fue prácticamente la única oportunidad que tuvo la humanidad de enderezar el barco, junto con la Revolución Francesa.

Un placer haber pasado y saludarle.

 

Como han mutado los valores, los principios, la ética como bandera.
Un caos del que no se saldrá muy fácilmente. Y los que no formamos parte de ese caos de intereses económicos, también somos cómplices de alguna manera, por la inercia, la necesidad inevitable de esos recursos que para los de arriba significan números que engrosen sus arcas miserables.
Tema siempre candente, siempre actual, que curiosamente, no es discutido por quienes tienen la obligación, la responsabilidad de hacerlo.
Excelente puesta, poeta.

Mi abrazo.

 

Melquiades me uno a tu prosa, tienes toda la razón, mientras exista el caos ellos vivirán en la gloria, estrategia de maestros del engaño, de ofrecer el oro y resulta que no nos damos cuenta que ese oro ni si quiera es chapado, va pintado de una esperanza inexistente pero bien vendida, arropada por el consumismo, impuesta modernidad que hechiza, conflictos creados para activar o modificar precios al alza...en definitiva, una burda farsa.
Me encanto la forma de exponer tu forma de pensar que es la misma que la mía. Te dejo reputación y un fuerte abrazo de tu amigo José Manuel.

 

Estimado amigo. Gracias por tomarse la molestia de pasar la vista por este tema y dejar un extracto de su opinión. Pues mire, yo pienso que sí. Antes, cuando no existían las herramientas para manejar a las turbas, a las sociedades conflictivas, se cuidaba lo que se conocía como orden social, las monarquías temían el desorden porque contaban con plebeyos uniformado y armados para controlar a las personas. El papel de los medios era desempeñado desde el púlpito por socios o siervos de la monarquía que invitaban a las masas a ser sumisas al poder porque "fue dado desde arriba" y porque este mundo no era más que un paso de prueba, el bueno. el sin clases sociales no hambres, estaba "después".

Pero hoy amigo, los herederos del mundo tiene recursos más eficientes para vigilar, controlar y reprimir cualquier amenaza a sus intereses. Ojo, las rebeliones y disturbios sociales en contra de los gobiernos no amenazan sus intereses de los verdaderos dueños del mundo, eso es parte de su negocio: todo aquello que inquiete a la muchedumbre es negocio. Cada actividad nuestra es parte del mercado. Esa es la razón de la destrucción de las culturas ancestrales que aún sobreviven. Son consideradas dañinas porque no producen, mejor dicho, no dejan ganancias, son núcleos de población que no son parte del negocio, ganancias perdidas.

Es un placer, como siempre, saludarle.

 

La doctrina del libre mercado ha parido a su Mesías: el imperio del caos. Cada conflicto genera inversiones en su respectivo mercado. La tranquilidad estanca las inversiones, por eso ahora hasta los banqueros promueven las guerras para buscar dónde invertir con seguridad. Las formas tradicionales de inversión no son suficientes, han aprendido que en el desorden, en la inestabilidad e inseguridad hay forma de hacer buenos negocios. Industrias para responder a esas necesidades artificialmente creadas. Por ejemplo la descomposición social que se percibe en una parte de México, la más marginal, obliga al estado a endeudarse o a utilizar lo que debiera gastar en educación o salud pública, en armas. Las enormes ciudades representan un problema enorme para las autoridades. Los alimentos, el agua, la energía, están ya siendo materia no disponible para las personas con sueldos miserables, hasta las personas con profesión tienen problemas para sobrevivir. La única forma de conseguir esos satisfactores no es el trabajo, que no aporta, por los baos ingresos de moda, lo que falta. La salida es obvia, y los gobiernos lo saben. Ante la incapacidad de regular, por las ilimitadas posibilidades del mercado mundial para sus inversiones, opta por reprimir y encarcelar lo que significa gasto en armas, uniformes, alimentos, construcción de nuevas prisiones, equipo de alta tecnología para seguridad. La única opción simulada es la de implantar políticas como las de "condena en libertad" ante la incapacidad de manejar tanta población que delinque. Fuera, el neodelincuente propiciado por el neoliberalismo, tiene que comer y lo hace de la única forma que su estigma de ex presidiario le permite. Se integra pues a la cadena del caos, los homicidios alimentan una cadena de inversiones que van desde la mourgue hasta los hospitales, pasando por la compra de armas, equipo de vigilancia. Este es solo un ciclo. Otro es el de la privatización de las vías de comunicación. Los caminos de la ciudad ya empiezan a ser de cuota porque tiene dueños, en las vías libres se propicia el caos para que el consumidor de caminos tome el de cuota y la inversión resulte redituable.

Saludos amigo-

 

Gracias José, es un placer hallarte por aquí desmenuzando el mundo. Es cierto. Hoy el mercado no ofrece cosas duraderas, todo es ensamble temporal pensado en el hábito de compra. Abrazos.