Amor de Capuleto y Montesco

Basada en el clásico teatral de Shakespeare, estas prosas no quedan exentas de no poderlas aplicar a cualquier historia de la vida real...



Venimos de épocas distintas, mundos separados, clases marginadas de pensamientos ralos…
Ideas algo excéntricas, en verdad aparente, fuera de lo común para los eruditos en mente…
Visiones incomprensibles de un mundo que se ha quedado sin poder soñar con el amor inmaculado…
Este es un mundo frívolo, enajenado con prejuicios lamentables hacia estos dos tortolos enamorados…
Martirio social, Juez y verdugo de nuestros corazones encadenados.
Amándonos a escondidas tu alma y la mía, no hay otra alternativa…
Celadas bajo la penumbra fuera de esos ojos extraños,
Peregrinos del placer de nuestros cuerpos, especiales por ser incautos de este trágico destino.


¿Y que dirán tus padres y los míos?, reproche y hasta destierro que proponen los hechos, profanando nuestra mente y arbitrando el cuerpo.
Lo que pasa, que ellos no conocen el calor que emana tu lienzo, fervoroso amor que quema mis entrañas cuando no te tengo dentro.
Mi mente divaga y no puedo pensar más que en tus besos, tus caricias en piel latente quemándome por dentro.
Tus cabellos enredándose en mis dedos como maraña de sortilegios que incautan mi cuerpo.
Besos de despedida, jamás antes morirme que no verte mas…




Tan solo si supieran lo que veo en tu alma, si conocieran la inocencia de tu cuerpo.
Tus labios húmedos en candidez erizan toda mi piel, como no perderme en tus encantos de mujer.
Ellos explican que no es honorable nuestro amor, pero no se dan cuenta que es piadosa nuestra intención, pues no hay honor en sus miradas de aversión y de rencor. Que mujer tan prodigiosa, la que mi pecho reclama, más ellos no comprenden y me clavan una daga. Esta magia sorprende a las miradas extrañas que se ven cautivadas por nuestro descaro,
Más pedir que comprendan es en vano…
No cave ni una gota más de amor en sus corazones, enceguecidos por la venganza y el rencor.
Compartiríamos un poco nuestro amor, con tal de que ellos vieran nuestra unión.
Por mi cortaría mis lazos y ataduras, dejaría mi estirpe mi credo y hasta mi religión.
Pero no puedo hacerte eso a vos. No puedo confinarte a una vida de exilio y tormentos, llorando en el muro de los lamentos.


Somos disímiles antes los ojos humanos, por que fundamos el amor
Sabiendo que la ideal manera de enamorar es con la demencia del corazón.

 

Excelente...Me gusta mucho el cuidado con que elaboraste esta tragedia...Abrazos

 

​La verdad me encontré con unas letras
maravillosas,gracias por compartirlas.
Un abrazo. Reputación y estrellas.Zulcas.

 

Una tragedia muy bien elaborada. Me recordó a un viejo amor. Felicidades y gracias por compartir tu trabajo. Espero poder seguir leyendo obras tuyas.

 

muy profundo tio, me encanta

 

hermoso y verdadero, he vivido bajo este amor

 

me quedo con el final que es un acto de reflexión, saludos