1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

las fantasías (fragmento)

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Melquiades San Juan, 24 de Mayo de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 530

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    La mujer nos miraba de reojo por sobre su comal, el humo de la leña la obligaba a hacer muecas con el rostro.Nos miraba reír y charlar como novios, de repente un breve beso apasionado y luego el prolongado abrazo.

    <<Nos miraba y sonreía. Era feliz al vernos. Lo sentía yo y lo sentiste también tú. Ella quiso saber y tú empezaste el juego de inventarnos una vida.>>

    -¿Y cuántos hijos tienen?
    -Solo dos, no quisimos más, solo la parejita.
    -¡Ay qué bonito!
    -¿Y qué edad tienen?
    -El mayor 21 y la que le sigue es mujercita, tiene 19.
    -Los tuvieron juntitos.
    -Sí.

    La mujer se queda pensativa. Luego retoma las preguntas:
    -Cuántos años tienen de casados?
    -Vamos para 22 años, los estamos celebrando, es nuestro aniversario.

    Miente y cuando miente hay un extraño brillo en sus ojos. Hay alegría, mucha alegría. Me mira y ruega silencio. Yo callo, me concentro en la comida, la mujer tiene un sazón incomparable para la comida campirana. Su local, en ese mercado del pueblo que nos encontramos al paso de nuestra fuga de fin de semana está abarrotado de clientela, hay gente de pie esperando su turno para ocupar la larga mesa de madera; otros ya no se esperan, comen de píe. Son antojitos tradicionales, las gorditas, las quesadillas, los sopes.

    La mujer nos mira, algo hay extraño en mí, los presiente, no se queda con las ganas y me pregunta:

    -¿Y usted sigue feliz con ella, señor?

    -Muy feliz -respondo sin levantar la vista- como el día que la conocí.

    Elsa viene y me abraza, posa a mi lado como si se preparara para una fotografía. Levanto la vista y sonrío, la mujer nos mira con un evidente gesto de admiración.

    -Qué bonita pareja hacen. Fíjense que no he visto matrimonios como el de ustedes. Ustedes parecen novios, se nota que se quieren mucho todavía. Casi todas las parejas con muchos años de casados ya no son cariñosos. Viene y se abraza a mí y abriga mi rostro con su pecho. La gente que escucha la charla también nos ve con admiración. Siente el poder de nuestro mutuo afecto.

    Concluimos la comida. Cuando pedimos la cuenta la mujer no quiere cobrarnos.

    -No -dice- es mi regalo de aniversario, les invito, me dio gusto verlos tan felices. Ojalá así hubiera sido mi matrimonio.

    Sale de atrás de su improvisada cocina y nos da un abrazo sincero y emocionado, algunos clientes hacen los mismo.
    Abrazos, felicitaciones, buenos deseos.

    Salimos de ahí, yo conduzco, el auto zigzaguea siguiendo el curso de la carretera entre las montañas, el paisaje es hermoso, solitario.
    Ella va callada, pensativa. Va acomodada a lo largo del asiento delantero, sus pantorrillas descansan sobre mis muslos, a ella le gusta viajar así, siempre en contacto.

    Rompo su silencio.

    -Sabes, eso te duele demasiado, a veces pienso que lo quieres demasiado, esa vida que nos inventaste... ¿por qué fue?

    Me mira con ojos melancólicos, quiere sellar sus labios, no quiere hablar del asunto.
    Yo no insisto. El vehículo sigue deslizándose por entre el camino boscoso, después de una curva empieza una pendiente larga, casi al final de la bajada se ve un letrero:

    Paztcuaro 1 Kilómetro; y otro debajo de este, sobre el mismo poste:
    Hotel Posada San Felipe.

    En ese hotel pasaremos el fin de semana.

    Dentro de la habitación reinan las sombras, las ventanas cerradas, estamos desnudos, abrazados.
    Hasta entonces responde:

    -No lo quiero, solo es mi orgullo herido. Eso es todo.

    El mundo desaparece de mi consciencia, no hay forma de volver a él.
    Desde el túnel profundo de nuestro aislamiento solo escucho su voz suave repitiendo suave y melosamente mi nombre.
    No sé por qué le respondo, no hace falta, basta con llenarla de besos, con acariciarla.

    Ella lo solicita:

    -Dí mi nombre, dime que me quieres, quiero oírtelo decir.

    Ese nombre se me fuga del alma, surge, vuela, se evapora con los humores sagrados de mis sentidos. Ella contrae sus brazos y su abrazo es desesperado, luego se vuelve como una nave a la deriva en medio del mar de sombras con olor de madera que nos contiene en sus entrañas como si fuera un sarcófago.
     
    #1
    Última modificación: 1 de Noviembre de 2013
  2. MARIANNE

    MARIANNE MARIAN GONZALES - CORAZÓN DE LOBA

    Se incorporó:
    29 de Julio de 2009
    Mensajes:
    43.940
    Me gusta recibidos:
    20.163
    buscando entre el "montón" encontré algo para levantar mi ánimo, no siendo así, lo que admiro es que hay personas que admiran el amor eso es loable, felicidades por esta obra, y espero encontrar más de ellas, abrazos profe
     
    #2
  3. airesdeltiempo

    airesdeltiempo Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    8 de Enero de 2010
    Mensajes:
    1.644
    Me gusta recibidos:
    256
    Género:
    Mujer
    Mmmm hermosa de principio a fin. Me recuerda muchas cosas. Abrazo fraternal Poeta. Dios lo bendiga.
     
    #3

Comparte esta página