1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

el hombre del costal

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Melquiades San Juan, 4 de Julio de 2013. Respuestas: 5 | Visitas: 1419

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Desde ayer hay un hombre extraño en el portal -dicen las voces pueblerinas-. Es un hombre sucio, con apariencia de Indio, no es de estos rumbos, es un desconocido al que nadie ha visto jamás. Medio pueblo lo está mirando desde lejos, con temor o con ambición. Él esta echado en el suelo, no dormita, los mira. La policía no lo ha echado de ahí porque tienen miedo. Su única propiedad es un costal de ixtle, sucio como él, cuando alguien se le acerca mete la mano en el costal y saca de él algún objeto y se lo obsequia al intruso de su entorno. Es un albur lo que puede haber en ese objeto, puede ser un cofre de oro o una víbora venenosa, o solo un viento que trae una especie de mal que produce una horrible enfermedad inmediatamente.

    Todo empezó cuando Doloritas, la vieja mesera de la fonda del portal, compadecida como es ella, le llevó una taza de sopa caliente. El sujeto sacó algo como un líquido de su costal y se lo echó en el rostro.
    Cuando Lolita volvió al mesón todos vieron con asombro que había rejuvenecido casi hasta a la adolescencia, que era más bella que nunca, como nunca había sido. Viendo esto, don Bienaventurado Perea, el hombre más rico del pueblo, que estaba desayunando en el mesón, salió apresuradamente y fue a donde estaba el hombre extraño, le ofreció un rollo de billetes para ver qué le devolvía a cambio. El hombre sacó de su costal una hoja seca y se la extendió al hombre más rico del pueblo. Don Bienaventurado se sintió estafado, quiso patear al sujeto a la vez que lo insultaba (como era su costumbre), se sintió mal de repente, volvió como pudo a la mesa de la fonda y hubo que llevarlo en camilla a su casa, su médico no sabe a este momento qué mal es el que padece, se ha consumido físicamente en pocas horas aunque sus signos vitales parecen estables. Ha pasado más tarde por el portal el ciego Patronio, la gente desde lejos le ha advertido a gritos de lo peligroso que puede ser el encuentro con ese extraño hombre que está echado justo al sitio donde acostumbra a pedir limosna todos los días. Patronio se entera de lo que sucede, pero insiste en seguir hacia el sitio donde acostumbra a tocar esos breves compases de la canción de siempre. Todo el pueblo está atento a lo que puede suceder. El ciego está parado junto al personaje extraño echado sobre el suelo del portal, toca su armónica como todos los días, siempre ese mismo tramo de la canción, escogido para el tiempo preciso en que un transeúnte cruza frente a él y le obsequia una moneda. Nada sucede. El ciego toca y el hombre del costal dormita. La gente se aburre a la distancia, esperaba algo trágico o maravilloso pero al no suceder nada, no deja de expresar su desencanto.

    Ha llegado muy lejos la noticia del hombre, a las comunidades rurales, la gente baja de sus casuchas rumbo al centro del pueblo, van a contemplar a ese hombre misterioso del cual ya se dicen tantas cosas como si todo mundo fuera un experto en hombre raros con costales mágicos. Desde el púlpito, el Padre Perverto Rivieria ha dedicado su homilía a las tentaciones que vienen de lo desconocido, sus dos personajes principales son Lolita y don Bienaventurado, benefactor personal suyo. De Lolita dice que ha sido tentada por el pecado de la vanidad, trastocando la voluntad divina; y de don Bienaventurado dice que ha recibido mal por bien, que el demonio se ha descubierto a sí mismo al dar un mal a cambio de un bien. La gente lo escucha, y pese al poder que le da su investidura sacra, conociendo a los tres personajes Perverto, Lolita y don Bienaventurado, no deja de dudar sobre la veracidad e intencionalidad del discurso del sacerdote.

    Algo ha pasado en el Portal, la gente que está ahí se ha asombrado. Se ha acercado al "Hombre del Portal" uno de los vecinos, es un hombre enfermo de lepra, llega ante el desconocido y se agacha para hablar con él, le pide algo que acabe con su vergüenza, con su agonía cotidiana. El hombre extraño lo mira y escupe sobre el rostro de su interlocutor, este se incorpora, y cuando está a punto de marcharse, el hombre aquel toma un pequeño cofre y se lo ofrece, algo le dice a la vez. Sebastian, que así se llama el leproso, abandona el sitio por un costado, un grupo de gente que está mirando lo que sucede en el lugar se desprende del grupo de mirones para seguir casi corriendo al leproso que camina rumbo a su casa. Le miran, la lepra ha desaparecido de su rostro, se ha reconstruido, aparte se le mira como si hubiera rejuvenecido. Sebastiano no los mira, él sigue impasible el camino a su casa, acostumbrado al rechazo, al repudio con que sus vecinos le han tratado siempre.

    Vienen al portal los enfermos del pueblo con la esperanza de salir sanados del encuentro con aquel extraño hombre. Cada uno recibe de él un gesto o un objeto de su costal. Unas veces el encuentro es afortunado, otras no; unos salen por su propio pié, sanados de alguna invalidez y otros empeoran o ahí mismo fallecen.

    El ciego ha escuchado todo cuanto ha sido dicho en ese sitio. Es testigo de cada diálogo que a los ojos del pueblo se ha realizado. Hay muchos cadáveres frente a aquel hombre echado en el andador del portal pueblerino.
    Casi cae la tarde, muchos han probado su suerte y han recibido cosas muy extrañas: salud, enfermedad, fortuna, muerte.

    Consumida la tarde, el hombre se incorpora de su temporal lecho, sacude sus ropas gastadas y echa sobre su hombro el costal. El ciego escucha, y adivina por los sonidos sus movimientos. La gente mira cómo aquel hombre invidente está nervioso, comprende que tiene ante sí la oportunidad de librarse de su ceguera de nacimiento, pero sabe, lo ha escuchado, que es un verdadero albur, no tiene la seguridad de obtener sus propios deseos, el hombre misterioso da lo que él desea dar y no rige a su dádiva nada relacionado a los conceptos de bien o mal; él lo ha escuchado, lo sabe.

    Cuando el hombre del costal está a punto de abandonar el portal rumbo a la salida del pueblo, el ciego deja salir de su pecho un alarido, es un grito desesperado, ininteligible para nadie.

    El hombre extraño se pierde por las calles que conducen a la salida del pueblo.
    El ciego ha dejado su bastón, camina rumbo a la gente del pueblo que lo observa con morbo. Los mira, y ellos descubren que en sus cuencas, antes vacías, han aparecido los ojos.
    Le preguntan, quieren saber todo lo que él ha escuchado, pero el hombre no puede articular una sola palabra, está también sumido en un profundo silencio.
    No tardan en descubrir, mutuamente, pueblo y ex ciego, que ahora es sordo mudo. Analfabeta como es, no puede escribir lo que ha escuchado, el morbo popular sufre las agonías que todos los humanos tenemos ante lo que no comprendemos.
    Vuelven a sus casas, callados por ahora, mañana, cada uno tendrá una versión personal o quizá colectiva de lo sucedido. Hay sin embargo testigos que pueden reconstruir su momento ante aquel personaje, ellos son silencio por naturaleza, seres marginados por el repudio humano, un hábito que persistirá en ellos hasta el fin de sus días, una actitud pragmática ante el extraño que lastima, que hiere el alma, ante la cual, la lengua, permanece muda por naturaleza.
     
    #1
    Última modificación: 8 de Julio de 2013
  2. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

    Se incorporó:
    29 de Diciembre de 2004
    Mensajes:
    17.294
    Me gusta recibidos:
    1.397
    Género:
    Mujer
    [​IMG]

    Prosa del MES

    (Seleccionada por la administración entre las propuestas remitidas por moderadores y/o usuarios)
    Muchas FELICIDADES
    MUNDOPOESIA.COM
     
    #2
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Muchas gracias Julia. Gracias a quienes amistosamente recomendaron este relato. Feliz semana para todos.
     
    #3
  4. Uqbar

    Uqbar Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    21 de Febrero de 2013
    Mensajes:
    7.841
    Me gusta recibidos:
    3.788
    Género:
    Mujer
    Tratar con justedad siempre me ha parecido obra de titanes. Como máxima tengo "no juzgar", aunque ésa, es también una ardua labor. El hombre del costal parece brillante en eso.
    Gran historia, de las que pasan de generación en generación y que cada vez son más escasas. Una suerte tener internet.

    Gracias por esta bella aportación.

    Palmira
     
    #4
    Última modificación: 27 de Septiembre de 2013
  5. tyngui

    tyngui Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    24 de Febrero de 2013
    Mensajes:
    2.618
    Me gusta recibidos:
    1.175
    Género:
    Hombre
    excelente historia palmira como siempre colmas mi admiración
     
    #5
  6. Uqbar

    Uqbar Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    21 de Febrero de 2013
    Mensajes:
    7.841
    Me gusta recibidos:
    3.788
    Género:
    Mujer

    ¡¡¡Qué más quisiera yo, que ser tocada por la musa como lo ha sido el creador de esta prosa!!!
     
    #6

Comparte esta página