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Las Luces (ficción) concluido.

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Melquiades San Juan, 18 de Julio de 2013. Respuestas: 5 | Visitas: 1204

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    -Ellos llegaron.
    Ellos...

    Sobre la planicie de los miserables una luz descendió del cielo. Siempre es el mismo tema: <una luz que desciende del cielo>, parece que no tenemos otra forma de inventarnos cuentos.

    El café vaporiza el ambiente en torno a los contertulios. Le pone aroma al escenario. Frente a ellos la plaza principal con sus sabinos antiguos refrescando el cuerpo de la sombra. Gente por aquí y por allá. ¿A Dónde van?... solo ellos lo saben, la gente es como hormiga hace tantas cosas que uno no se las imagina.

    El de la voz es un tipo con rostro de roedor, muy blanco y sus encías con los dientes hacen una curva breve al frente y muy alargada hacia los lados: es de alguno de esos países que componían el Imperio Austro húngaro. Ambos son periodistas, están aquí porque ha sucedido algo muy extraño en la zona y vienen a investigar cuanto puedan para reportar a sus medios. El otro individuo también es periodista, y también es un espía, es parte de esa dualidad común en su país. Escribe para un periódico norteamericano y está aquí por el mismo motivo: algo extraño está sucediendo en esta zona que ha despertado el interés de sus editores; en el caso del norteamericano, de su gobierno.

    -Pues sí, el cielo es el único sitio que falta de volver algo cotidiano, nuestro.
    - Y les faltará, lo que no les falta es la malsana intención de conquistarlo.

    -Jajajaja (ambos ríen)

    Se conocen desde hace tiempo, y aunque se repudian mutuamente, cada vez que coinciden en algún evento importante se reúnen y cambian impresiones. Es común encontrar en los artículos del uno los comentarios del otro, como si se entrevistaran como expertos mutuamente sin darse una a otro el crédito de la opinión. Es un acuerdo tácito que aceptan y respetan, no se inhiben en ello, se obsequian al otro para enriquecer la percepción de las cosas. Les conviene porque han notado que uno lleva al otro, o quizás le inspira hacia determinadas ideas.

    El café es repuesto por el mesero, la charla sigue, cambia de tema a menudo, versa sobre otras épocas, sobre cuestiones personales, es -digamos- solo un pretexto para matar el tiempo que falta para emprender la marcha hacia <ese lugar> donde se han empezado a dar las cosas. Aparece el silencio cuando alguna mujer hermosa, con cuerpo de tentación, cruza frente a sus miradas, la siguen, se la beben en silencio.

    Después de un rato la espera termina. Se les une un hombre moreno, con rasgos indígenas, de baja estatura.

    -Yo solo me comprometo a llevarlos hasta donde empieza el camino a la sierra, de ahí para adelante ustedes siguen solos. Antes tienen que pasar a la comisaría para que firmen un documento en donde conste que están enterados de que van a ese sitio advertidos de lo que ahí sucede, de que nadie ha podido ingresar a esa zona desde que se vieron todas esas luces bajar del cielo al lugar.

    Los dos hombres asienten con la cabeza y siguen al individuo por las calles que conducen a la comisaría. Cuando salen de ahí abordan una camioneta destartalada, propiedad del sujeto, con la que los transportará al sitio acordado.

    +++

    Todo empezó años atrás. La gente que visitaba por cuestiones de comercio ese lugar de la sierra empezó a notar que por esos sitios solo vivían personas adultas y ancianos, no había jóvenes ni niños. La actitud de la gente era muy extraña, eran exageradamente reservados y recelosos con los de fuera. Hablaban entre ellos en su dialecto y cuando el visitante entendía su lengua, callaban. No respondían a sus preguntas, sobre todo las que se relacionaban con sus hijos. Nada pasó entonces, aunque las autoridades mandaban a sus delegados municipales para ver qué estaba pasando con los menores de edad. La burocracia gubernamental pronto se habituó a esa situación y dejó de poner atención en ellos. Solo se sabía que por esos poblados de la serranía vivía gente adulta, que no habían personas menores de edad.

    En fechas recientes la zona se cerró por completo a todos los visitantes. Los comerciantes pusieron el grito en el cielo porque estaban perdiendo mercado para sus productos: refrescos, cervezas. Alimentos chatarra o de baja calidad que no se vendían en las ciudades y que colocaban en esa zona a precios exorbitantes pese a la pobreza extrema en que vivía esa gente. Las autoridades acudieron al llamado de esos intereses y fue entonces que sucedió lo que ahora era traía de cabeza al gobierno local, y tras él, a otros núcleos del poder siempre atentos a cualquier detalle que pudiera salirse del control con que siempre han controlado a las personas.

    Luces... muchas luces. Era todo lo que se podía apreciar a lo lejos. Luces entre las montañas, luces que subían y bajaban, como esas luces que se ven en las noches por las autopistas. Todas ellas del tono de las flamas del acetileno. También la gente quiso saber qué estaba sucediendo en esa zona y trataron de visitar esos poblados durante los fines de semana. Se encontraron con caminos cerrados con enormes rocas y enormes montañas de tierra, como si los hubiera provocado un deslave. Optaron por observar a las comunidades desde lejos, hasta donde les era posible llegar con sus vehículos. Luces, muchas luces. Parecía como si de pronto, en esas comunidades paupérrimas, se hubieran trazado grandes avenidas, como si la modernidad hasta entonces, privilegio de las grandes ciudades, se hubiera aposentado en todos esos pueblos olvidados. Las autoridades, antes negadas para ofrecer cualquier obra que mejorara las condiciones de vida de esos lugares, envió equipo mecanizado para quitar los "derrumbes" y permitir el paso a sus inspectores para saber por qué habían tantas luces por toda la sierra durante la noche.
    Lo que sucedió entonces fue sorprendente: apenas empezaban los trascabos y las palas a remover las montañas de tierra cuando se sintieron pequeños temblores. Los cerros colindantes se desgajaron y se escuchó una serie de truenos que procedían desde el interior de la tierra. Cuando todo aquello terminó había unas profundas barrancas que separaban a la sierra de todo el territorio que la rodeaba.

    Los operarios, llenos de miedo, salieron corriendo del lugar y dejaron ahí toda la maquinaria. Lo sucedido acaparó la atención de los medios informativos de todo el país, la noticia en unos cuantos segundos se expandió por todo el mundo. En todos los idiomas, los informadores daban a conocer a los habitantes del mundo que en X país, por medios extraños, una zona montañosa se había aislado del resto del territorio. La información era incompleta, pero fue suficiente para que la mirada del mundo se posara en esa zona.

    +++

    Las autoridades locales descubrieron que las empresas que surtían de energía eléctrica a esa zona reportaban cero consumo. Una somera inspección, pues ningún empleado aceptaba acercarse a la zona, les permitió comprobar que los cables que surtían de energía a la sierra se interrumpían abruptamente al borde de los barrancos que había dejado el temblor. Las líneas no pasaban al otro lado del precipicio. Sin embargo, las luces seguían ahí por las noches.
    ¿De dónde tomaban la energía?
    ¿Cómo le hacían para tener mejor alumbrado que las ciudades vecinas?
    No había respuestas. La gente que habitaba esa zona había carecido desde siempre de los más elementales servicios públicos. Había remedos de escuelas, que no eran más que barracas derruidas para alojar a los pocos niños que acudían a beneficiarse con la simulación de educación, impartida esta por maestros rurales mal pagados y peor preparados. La mayoría de los pobladores eran analfabetas, el idioma común era el dialecto de sus ancestros, y para comunicarse con los extraños un español remendado con términos de origen indígena. No había, pues, forma, de que en ese medio surgiera una tecnología que sustituyera, para solucionar sus necesidades, la que el resto del país les había negado desde siempre.

    El gobierno envió naves de la fuerza aérea para inspeccionar desde el espacio aéreo la zona. Los aviones despegaron uno tras otro, fueron tres en total, dotados con un sofisticado equipo fotográfico, podían filmar con todo detalle la zona. Cuando apenas se enfilaban rumbo al lugar, el equipo de navegación falló, y por la radio, las voces de los pilotos se hicieron incomprensibles, minutos más tarde se dejaron de escuchar. Semanas después las autoridades de Madagascar avisaron al gobierno del país que tres aviones espías, con su insignia, fueron encontrados en una zona deshabitada, que tenían cautivos a los pilotos, y que exigían una explicación detallada al gobierno del país sobre las actividades ilegales que estaban realizando en su territorio.

    El gobierno, los medios, la gente estaba muy asombrada. El presidente se dio cuenta que estaba ante algo superior a sus capacidades, que esto ya era de incumbencia internacional pues, una "tecnología" así, manejada de otra forma, constituía una amenaza a la “comunidad internacional”. La potencia mundial vecina llamó al presidente del país para una consulta privada sobre el tema. Las filtraciones a los medios dieron a conocer que el sofisticado sistema de satélites espías de la potencia vecina no había podido registrar absolutamente nada en esa zona. Las imágenes de los satélites salían en blanco, y el único registro en audio era un fuerte tono en 455 kilo hertz que saturaba los poderosos sistemas de escucha. No tenían nada. Absolutamente nada.

    Según ellos, la "Comunidad Internacional" consideraba asunto de seguridad nacional lo que estaba ocurriendo en ese lugar. Preparaba las argumentaciones para el congreso de aquel país, para que permitiera el acceso de las potencias mundiales a la zona, pues significaba una amenaza potencial a su “forma de vida”, a su “democracia” y a la sobrevivencia de sus ciudadanos.


    ***

    Los dos sujetos bajaron del vehículo destartalado que los había llevado hasta el borde del precipicio que separaba la zona serrana del resto del territorio. Tomaron sus respectivas pertenencias y se quedaron mirando a la colosal cordillera, que a su vez los observaba con su mirar inmenso de montaña. Ellos estaban ahí ante algo que o sabían si era una aventura o el final de sus carreras, o sus vidas. Esperaban ver alguna seña, no eran tontos, estaban curtidos en su oficio: guerras, catástrofes, eran parte de su curriculm personal. Sabían que aparecería una señal desde algún sitio, quizá en una forma desconocida para ellos, fuera lo que fuera, ellos sabían y estaban preparados para escuchar.

    Merodearon alrededor de la barranca hasta que oscureció. Aparecieron las primeras luces en las poblaciones serranas, la montaña parecía un árbol navideño, grupos de luces que hacían pensar que se trataba de un núcleo de viviendas separadas de las demás. Un punto luminoso aislado en la lejanía era una casa, aparecían tantos puntos aislados que hacía pensar que en todos estos se trataba de viviendas solitarias, la iluminación de toda casa se estaba extendiendo, o quizá, estaban ubicando puntos de vigilancia estratégicos en la montaña.



    Estaban ahí porque el asunto de las luces ya estaba causando inquietud a la “Comunidad Internacional” como suelen denominarse los cuatro o cinco países que se agencian la voz de todos los habitantes del planeta. Los habían enviado sus medios para que se infiltraran hábilmente e informaran lo que estaba ocurriendo ahí. Ellos, no solo informaban a sus medios, el sistema de espionaje de sus respectivos países cubría los costos de la valiosa información que ambos proporcionaban.
    Ante la visión de la montaña iluminada caminaron durante horas cerca del borde de la profunda barranca. No había forma de penetrar al lugar, estaba completamente aislado. Se acomodaron en algún sitio para descansar en espera de que amaneciera. Esperaban, deseaban ser detenidos, hechos prisioneros., esa era la forma básica de ingresar al corazón del territorio a explorar, lo verían todo y pondrían atención a las instalaciones militares, si es que las había. Si eran hechos prisioneros su mayor fortuna sería entrar en contacto con los detenidos o resentidos; estos serían una fuente muy motivada para darles a conocer todo aquello que querían saber, labios dispuestos a revelar los secretos de eso que los había llevado ahí. La segunda fuente de información serían los guardias, la habilidad desarrollada durante tantos años les permitiría establecer una relación cercana con ellos; al final, los guardias serían el conducto para llegar por las líneas del mando hasta la cúpula del poder para negociar su liberación como periodistas. Los medios masivos golpearían al gobierno para presionarlos, una vez fuera, la información recabada con lujo de detalles sería puesta en las manos adecuadas. ¿No era así? ¿No había sido esa y otras más ingeniosas su estrategia de siempre?

    Ahora estaban ahí echados sobre unas enormes rocas planas, contemplando el espectáculo luminoso que se presentaba ante sus ojos.
    -Esto no lo habíamos visto antes...
    -No. Nunca. Por eso están tan inquietos "allá arriba". Les preocupa mucho no saber qué sucede.
    -Siempre hay huellas, indicios de los que va a suceder, compra de armas, movimientos financieros desde los grupos del poder que, aparentemente, no tienen sentido. Cuando sucede algo así, los de arriba saben, las más de las veces ellos son los que provocan estas situaciones, pero esta vez, nada. No hay un solo indicio que permita saber de dónde viene todo esta situación.
    -Sí, no hay nada. Estoy sorprendido, no nos han hecho prisioneros aún. Ya deberíamos estar cautivos. De lo que no tengo ninguna duda es de que nos están vigilando, saben nuestra ubicación.
    -Quizá hasta nos están escuchando.
    -No sé, puede ser.





    #### continua
     
    #1
    Última modificación: 26 de Septiembre de 2013
  2. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Esta mañana de domingo las pantallas de la televisión tienen un comportamiento extraño. Para alguien que vivió en la década de los 70's, la imagen le traerá recuerdos. Por esos años las televisoras no tenían una programación permanente como ahora, hasta antes de las doce del día aparecía únicamente una figura llamada "patrón de ajuste" para que los técnicos y las personas propietarias de una televisión pudieran hacer los ajustes convenientes para que la imagen fuera lo más nítida posible. Esta mañana de domingo en la pantalla de todas las televisoras del país apareció una imagen fija, las voces de los locutores se escuchaban de fondo, prevaleciendo en la emisión largos espacios de silencio.
    La imagen era de una belleza indescriptible, dorada, con un fondo ocre. El cuerpo áureo dejaba ver los efectos lumínicos a todas las lentes por las luces puestas en él.

    -Seigneur Rat, ¿ha visto usted la televisión?

    -No Schweinefleisch Herrn, me acabo de despertar, qué hay de nuevo.

    -Véalo usted mismo. Colgó.

    Hizo un recorrido por los canales de la televisión internacional y esta emitía los programas habituales. Volvió a sintonizar los canales de las televisoras mexicanas y descubrió que la imagen fija había cambiado sin que cambiara el enfoque de las cámaras que hacían la toma. La hermosa imagen de oro había desaparecido, en su lugar aparecía únicamente el fondo de tela color ocre y el pedestal púrpura donde había estado posada.

    La imagen cambió. Ahora mostraba a un numeroso grupo de personas paradas frente a las puertas cerradas de una iglesia. El número de personas iba creciendo rápidamente. Los rostros mostraban sorpresa y en muchos de ellos se apreciaba un estado de angustia.

    La imagen de la televisora cambió de nuevo. Ahora ocupaba la pantalla el grupo de personajes histriónicos que hacían el programa de toda la semana para mantener desaburridos e idiotizados a los televidentes ociosos de ese horario. Seguramente, ante la gravedad de lo que estaba ocurriendo les llamaron para ocupar el espacio de transmisión mientras la dirección de las cadenas tomaba una decisión sobre qué hacer en esta circunstancia.

    Volvió a recorrer los canales de las televisoras internacionales y se encontró con que el canal de la televisora rusa que había retomado la información donde las locales la habían dejado. Ahora la imagen alternaba tres edificios y sus respectivas puertas. La Catedral de México, La sede del Episcopado Mexicano y la residencia oficial de Los Pinos, donde vive por seis años el Presidente de la República. Las tres puertas herméticamente cerradas. Acciono el control de la televisión y siguió recorriendo los canales internacionales. La más poderosa cadena norteamericana de televisión NNC en su transmisión en idioma Inglés ya se ocupaba del asunto. Una reportera, gesticulando adecuadamente para que las pantallas registraran sus hermosos y perfectos dientes blancos, una cabellera que volteaba de un lado a otro mientras hablaba y el movimiento inquietante de unos ojos con enormes pestañas postizas que no querían por ningún motivo dejar de lucirse explicaba a los televidentes lo que estaba ocurriendo en el país vecino.

    Continua...
     
    #2
    Última modificación: 25 de Septiembre de 2013
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    El señor Rata y el señor Cerdo, como juguetonamente se llamaban, en un ambiente íntimo cultivado durante muchos años de colaboración, se reunieron para comer en el restaurante del hotel. Había mucha gente que había venido a la ciudad atraída por el fenómeno de las luces extrañas y el aislamiento voluntario de los moradores de los poblados serranos. Todos ellos estaban atentos de la enorme televisión del restaurante. Los meseros se tardaban demasiado en atender a los clientes, no perdían detalle de lo que estaba sucediendo.

    De pronto, en la pantalla apareció la imagen de un personaje muy conocido: El Papa. En el restaurante toda actividad se detuvo. Las miradas y los oídos estaban puestos en el mensaje que en breves instantes el sumo pontifice enviaría al mundo.



    La fuga de los cristos.

    La mujer esperaba a que abrieran las puertas del templo para entrar a orar ante el famoso Cristo del Veneno. Una vez dentro se arrodilló ante la imagen sagrada, cerró los ojos y empezó a rezar. Lo hacia todos los días. Daba gracias por la vida y luego le rogaba al milagroso ícono su divina protección para toda su familia.

    Cuando terminó su acto devocional levantó la mirada para santiguarse y se sorprendió al descubrir que la imagen ya no estaba en el crucifijo. Pegó un grito tan fuerte que hizo que el sacristán dejara su café en las oficinas y acudiera corriendo a ver qué sucedía.

    -Usted no vio a alguien que saliera con la imagen, algún ratero o algo así.

    -No, lo vi clarito que estaba ahí, me hinque para orar a sus pies y cuando hube terminado, al persignarme para irme a mis cosas de todos los días, vi ya no estaba.

    -Entonces está segura que lo vio. ¿Segura que cuando usted llegó la imagen estaba ahí?

    -Sí, segura.

    -Va a tener que esperar al padre, ya no tarda, para que le informemos del robo. Usted es testigo, no se puede ir.

    El sacristán tomó del brazo a la humilde mujer y la condujo rumbo a las oficinas. Justo al pasar frente al altar del templo descubrió que la crus de madera estaba sola, que la figura de yeso del cristo no estaba empotrada en ella. Hizo un recorrido con la mirada a todos los sitios donde había imágenes del cristo y lo que descubrió lo alarmó de tal manera que le produjo un desmayo. La mujer aprovechó lo sucedido para huir de ahí. Por experiencia sabía que cuando pasan cosas extrañas a los desposeídos siempre les toca las de pagar aunque nada de culpa tengan.

    En la oficina del Cardenal Pervertus Robara el teléfono no dejaba de llamar. Una tras otra, las llamadas telefónicas reportando robos o desapariciones de cristos de sus altares, solo los cristos, las cruces seguían ahí.

    Ante un suceso tan extraordinario, celoso guardián de los bienes materiales de la Santa Madre Iglesia, ordenó a sus auxiliares que sin tardanza pusieran en baúles o cajas de seguridad todos los cristos hechos con materiales valiosos para evitar su desaparición, o robo, él no estaba seguro de lo que estaba sucediendo.

    Miraba la televisión mientras tomaba su desayuno. Las imágenes de las televisoras mostraban a las muchedumbres enfrente de las iglesias, que por disposición suya, con el argumento de que estaban enmedio de una investigación por el multitudinario robo de reliquias religiosas. Las llamadas provenían de todos los lugares del país. Su secretario capturaba en la computadora los datos para hacer una relación completa. Las televisoras enviaron a los titulares de sus principales noticieros para que entrevistaran al prelado. Ante la fuerte presión de los medios, ofreció una conferencia de prensa argumentando que aún no tenían la información de todos los templos del país para saber sí el fenómeno era local o nacional.

    La llamada del Vaticano le vino a complicar más la vida. Había preocupación por lo que estaba sucediendo en México, "país siempre fiel" según dicho del propio pontifice. Recomendaban mucha prudencia, mesura en las declaraciones a los medios, sobre todo a los no aliados del Sistema.


    Por qué se fugan los Cristos


    Inevitable. El fenómeno ya estaba en boca de todos. Era del dominio público lo que estaba ocurriendo. La atención de los medios dejó de enfocarse en las extrañas luces, y el aislamiento voluntario de los paupérrimos habitantes de la Sierra para atender eso que empezaba a movilizar a la muchedumbre frente de las iglesias de cada ciudad, de cada pueblo, por pequeño que fuera. Creyentes y ateos unidos por la curiosidad esperaban inútilmente, radio en mano, alguna noticia que explicara lo que estaba sucediendo.

    Las radiodifusoras empiezan a tomar ventaja sobre las televisoras porque la gente no está en sus casas. Todos están en las calles aledañas a alguna iglesia. Llevan radios portátiles de batería pues es inoperante ir cargando por las calles una pantalla plana o un viejo televisor.

    Las estaciones de radio organizan mesas de debate, el tema es: por qué se están fugando los Cristos. Ya es una idea generalizada, pese al silencio de la jerarquía eclesiástica del país, que no se trata de un robo masivo de imágenes y esculturas, el fenómeno ya se está dando en cada hogar del país. Los Cristos han desaparecido de sus cruces. Han desaparecido de los lienzos y de las imágenes impresas. Algunas familias hacen guardia ante ellos para evitar que la imagen que les ha acompañado siempre en sus hogares desaparezca.
     
    #3
    Última modificación: 25 de Septiembre de 2013
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    El Éxodo.


    Qué sucede en los parques públicos de la Unión Americana, de la Unión Europea, de todos esos países llamados del primer mundo. Nadie lo sabe. Nadie entiende cómo o qué es lo que induce a la gente a reunirse multitudinariamente en los parques públicos de todo el mundo. Empezaron a reunirse unos cuantos, siempre gente de las clases marginadas. Los usuarios de los sitios públicos reportaban a los policías locales la inusual reunión, para cuando las fuerzas del orden público hacían su arribo al lugar los grupos de personas denunciadas ya habían desaparecido. La gente que había presenciado el fenómeno solo decía a las autoridades que simplemente los dejaron de ver.

    -Qué tipo de personas eran? -preguntaban los oficiales del orden.

    -Migrantes: parecían emigrantes latinos.


    ***

    Las luces de la Montaña empezaron a tener un comportamiento que parecía errático desde la lejanía. Hacían vuelos y evoluciones similares a las de los mosquitos. Era un espectáculo maravilloso. "Luces Danzarinas," los empezaron a llamar. La gente buscaba algún sitio apropiado para poder ver el espectáculo. Las luces simulaban en ocasiones la explosión de un volcán en erupción; otras veces parecían una ola extendiéndose amorosamente sobre una playa virtual. No siempre los espectadores podían relacionar el movimiento colectivo de las luces con algo conocido. Muchas veces eran evoluciones extrañas. Una de esas veces, las luces simularon un enorme remolino horizontal y ascendieron hacia las alturas hasta desaparecer de la vista de los espectadores. Ese día las televisoras nacionales dejaron de funcionar, y también las estaciones de radio. La red de Internet quedó muerta. Todos los teléfonos celulares del país dejaron de tener señal.

    ***

    El día que Balak Obomba, Premio Nobel de la Guerra, se dirigió a la Asamblea General de las Naciones SomeUnidas para decirle a los Dignatarios de los países convocados por orden suya a esa su oficina de trámites de guerra, que una amenaza desconocida se cernía sobre la humanidad y amenazaba acabar con su civilización y su ejemplar dolarcracia, se sintió muy enfermo. El discurso no era creíble. Nadie podía probar que desde la zona llamada "La Montaña" hubiera salido alguna vez un solo artefacto dirigido a algún país vecino. La situación que prevalecía en la "zona de peligro" era únicamente que no se podía vigilar, era como una zona muerta para los satélites espías de la potencia en turno, una zona impenetrable para cualquier avión espía. Los aviones sin tripulación terminaban extraviados en el patio de alguna escuela de educación tecnológica de la pequeña isla de Cuba o de Venezuela. Lo mismo sucedió con un misil lanzado secretamente para pulverizar esa zona inaccesible con la intención de exterminar de una vez por todas una potencial y desconocida amenaza. El misil terminó haciendo blanco en un sitio llamado El Pentágono, dentro de su propio territorio. No, las cosas no estaban saliendo bien. Estaba bajo mucha presión. Los señores del dinero que deciden todos los movimientos del Imperio le exigen actuar de inmediato si no quiere que cambien de sede, esto es, utilizar a otra nación para que actúe como conviene a sus intereses. Los rusos están muy puestos. Los Chinos igual, la cúpula de esa nueva monarquía simulada de país comunista solo poner como condición ser socios de todas las operaciones estratégicas. Muchas naciones están prestas para ser el arma, el instrumento principal de estos personajes. No hay de otra. Hablar para involucrar a sus adversarios de forma en una invasión conjunta por todos los frentes a ese país que contiene en su territorio ese inexplicable sitio al que tanto temen los señores del dinero que están tras él.

    El ministro ruso, Atohlle Iyheb, lo observa con un rostro tan gélido como el territorio de Siberia. Mr Obomba siente que explota sin hacer pum cuando toma la palabra para cumplir las formalidades de la invasión a lo desconocido.

    ***

    La gente en una actitud masiva, no se ha presentado a trabajar. Sin saber cómo, ha surgido una extraña señal de televisión en los receptores caseros. No hace falta cambiar los canales. La transmisión es algo fuera de lo común. No están en la pantalla para decirle a la gente lo que deben de ver, cómo lo deben de ver y que deben pensar de lo que ven, los tradicionales monigotes masculinos y femeninos con voces estridentes y desquiciadas que rebotan de sus labios desde el telepronter o en un audífono disimulado por el cabello donde un apuntador le dicta lo que debe decir y cómo lo debe decir.

    No, esta transmisión no tiene voceadores. Son imágenes de sitios y con personajes conocidos. La imagen está siempre tras ellos a todo sitio donde se dirijan. Los circundan y tienen además la cualidad de hacer oír sus pensamientos como si tuvieran voz. Esta transmisión tiene otra cualidad singular. Una vez conectada visualmente, o escuchada por un radio transmisor, ya no se deja de ver y escuchar aunque el televisor sea apagado y dejado en casa. El sujeto la sigue escuchando cuando así lo desea, o la empieza a escuchar cuando quiere saber qué está pasando en ese momento en la pantalla que han dado en llamar: Neuro televisón.}

    Una de las imágenes que ha conmovido a los neuro-televidentes es el ver las calles que conectan las zonas populosas con la ciudad más grande del país completamente vacías. Ni un alma. La gente parece no haber salido de sus casas. La visión se desplaza por las calles de las ciudades dormitorio de la gran urbe y no hay en ella ni perros, Nada.
    Otra toma muestra las grandes naves de las fabricas completamente vacías. Fuera de la puerta de sus empresas, los dueños observan desesperados las boca calles con la vana esperanza de ver cuando menos a uno de sus obreros venir a trabajar.

    Las clases medias siguen ahí en sus casas. Son ellos la teleaudiencia de la neurotelevisora. Sus empledos domesticas no se han presentado a trabajar. Las casas son un caos. Las calles están completamente libres, no hay taxis ni servicios de transporte público pues no hay ni operarios ni usuarios a quienes transportar.

    Las horas pasan y la única diversión es ver a los personajes públicos pensar y hablar, dejando al descubierto cosas que antes eran impensables de conocerse. Se educan, las clases medias se educan, conocen el verdadero rostro de su mundo, las alianzas sucias, las complicidades. Se preocupan porque el gran rebaño ha desaparecido sin que el gobierno haya podido evitarlo. Sencillamente se aglutinaron en un sitio determinado, casi siempre un parque público, y desaparecieron. Enviaron a la fuerza pública para intentar dispersarlo y también esta desapareció, como que la fuerza pública, las tropas eran parte de esa misma muchedumbre desfavorecida.

    continua...
     
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    Déjame que te cuente el cuento del niño que jugaba solo.

    Este era un niño indígena, habitante de La Montaña, seis años de edad tenía, aún no iba a la escuela.
    Este niño hablaba solo, jugaba solo; y solo, como siempre estaba, aprendió a tener amigos inexistentes.
    La madre del niño solo, recolectaba hierbas medicinales de la ladera de la montaña para llevarlas a vender.
    Caminaba muchas leguas entre las veredas de la sierra hasta llegar a un pueblo donde nadie la conocía.
    Se quedaba en ese lugar hasta acabar todas sus hierbas, si no las acababa se iba a otro pueblo vecino.
    Esta mujer se dormía en los portales de los pueblos para no gastar sus pocas ganancias.
    A veces, durante el sueño, abría los ojos y se espantaba porque pensaba que su hijo se le había perdido.
    El niño que se quedaba solo dejó de llorar por su madre cuando la soledad se le hizo costumbre.
    Cuando el Sol se ocultaba tras las montañas, el niño solitario se despedía de él, el Sol era como su padre.
    Su padre sol una vez vino y le dijo: no tengas miedo, tu madre ha de volver, mírame a mí, yo siempre vuelvo.
    Tu madre es como la Luna, viene y se está contigo todas las noche, te arrulla y cuando se marcha tarda en volver.
    El niño solitario cierra sus labios cuando se siente triste y musita una canción sin palabras como canción de cuna para su alma.
    Un día empezó a hablar como si alguien estuviera con él, como si tuviera un amigo.
    En la casa del niño solitario no hay un espejo, los indígenas de La Montaña no tienen espejos en sus casas, no les gustan.
    La voz que le respondía en su mente una vez tomo una forma extraña de cuerpo, y el niño pensó que su amigo había salido a jugar.
    La casa del niño de La Montaña está en la ladera de un volcán enorme, en la pared del volcán hay una cueva, ahí vive su nuevo amigo.
    El amigo del niño solitario tiene cuerpo de pulpo, pero el niño no lo sabe, nunca ha visto un pulpo.
    De aquella soledad, de algún existo, debió brotar un hombre un día.
    La Luna vuelve los días que debe de volver, y el Sol regresa todos los días.
    Hay una mujer indígena que ha perdido sus pasos.
    Ha caído de muerte bajo el Portal de un pueblo desconocido; la muerte, siempre cruel y despiadada.
    Ella no vuelve, no volverá, no se oirá la voz con que te llama aunque llores de angustia.
    Esta tu soledad infantil llena de llantos se cura con la puerta de la casa del pulpo.
    Ahí la chimenea del cráter te mantiene tibio y la charla amena con tu fantasma te hace olvidar.
    Debe haber sido un pensamiento último, un labio de mujer musitando una plegaria.


    ***


    La llama ilumina los rostros cobrizos que se miran mutuamente como fantasmas. Todos son niños, niños serranosmenores de diez años. "Carne de yunta ha nacido," -como dijera el poeta. Carne de yugo al arado. Pero por aquí no hay arados. Son niños cabreros, pastores, cargadores. Rostros morenos, ojos oscuros, grandes y redondos como los ojos del venado. La inocencia adquiere un encanto especial en estos rostros humildes. No son niños berrinchudos, caprichosos, acostumbrados a hacer su voluntad, a que se les cumplan todos sus caprichos. Ellos beben la leche de la cabra directamente de la ubre. Ellos ven a cada animalito a su cuidado como su más grande tesoro, jamás aprenderán a leer ni a escribir, esas cosas no sirven para nada en sus vidas. Apenas conocer las monedas y hacer algunas cuentas. Saben que la luz del sol abre y cierra su día de trabajo, porque son niños hombres. Recolectan todo: ramas secas, huevos de aves, tunas, frutos silvestres, agua de los manantiales de la montaña.
    Dentro de la cueva esperan el momento de partir a un viaje desconocido. Y volverán un día, no saben cuándo, y serán otros hombres, no saben qué hombres, y tendrán otra vida, no saben qué tipo de vida.

    Los padres han dicho que sí, que se vayan, es mejor un mañana probable, la mayoría de ellos morirá antes de cumplir 20 años, luego morirán lentamente presas del alcohol. Que se vayan. Mejor que se vayan.

    El pulpo hombre y el niño solitario han llamado a los hombres que viven en las montañas, les han dicho que allá, entre las luces del cielo, hay una escuela universal. Ellos creen. Ellos dicen que sí: que se vayan



    Luego vuelven las luces...

    Continua...
     
    #5
    Última modificación: 25 de Septiembre de 2013
  6. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    El señor Rata y el señor Cerdo han acampado de nuevo cerca del borde de la montaña. Miran las evoluciones de las luces en el cielo. Saben que todo esto no puede ser de este mundo. Cuando las luces desaparecen de su vista, cuando los celulares dejan de tener señal, saben que esto no es cosa de este mundo. Experimentados en los escenarios de tantas guerras, ahora se sienten atemorizados. Después del discurso en la Asamblea General de la ANO. Del deslinde de las demás potencias ante el propósito de un país amigo y vecino, sin pruebas, ni siguiera las inventadas, las que siempre fabrican para tener un pretexto bélico-comercial. Tomar militarmente un territorio que de facto les pertenece, que gobiernan a través de mandatarios serviles. El señor Rata y el señor Cerdo, saben, comprenden que la desaparición baja las aguas del mar de las poderosas flotas con que intimidaban a las naciones que no se sometían a su voluntad es una muestra del tipo de poder al que se están enfrentando.
    Ha resultado esa montaña un sitio inexpugnable. El temor del desvío de otros misiles hacia los núcleos del poder mundial ha impedido que el Imperio vuelva a intentar un ataque a distancia. Ahora está en una situación de verdadero peligro pero el peligro no viene de ese sitio donde residen las extrañas luces. Viene de los otros poderes depredadores. Las potencias "amigas" y las tradicionalmente adversarias. En un mundo bárbaro y canibalesco no hay aliados verdaderos. Toda bestia débil se vuelve una presa.

    Ellos lo saben y lo comentan. No es una prioridad para los seres de La Montaña destruir a la potencia más peligrosa, si lo fuera ya estaría destruida. Los poderosos intereses del mundo se han replegado no se devoran entre ellos para no desgastar recursos bélicos que pueden ser útiles más tarde. Hacen lo único que consideran prudente hacer en tales circunstancias: observar y tratar de recabar información. Por eso están ahí de nuevo. Ahora tienen nuevos clientes y su trabajo será pagado a precio de oro.


    ***


    Los niños milagrosos


    Han aparecido en las ciudades perdidas, satélites urbanas de miseria, ciudades dormitorio de la gran metrópoli azteca, unos niños extraños y milagrosos. Viene por las calles y la gente sale de sus casas, escuchan un llamado poderoso que no es de voz, que no es de seña. Salen y llevan a sus enfermos, los ponen en las entradas de sus casas, y esperan. Los niños pasan y solo miran a los enfermos, los enfermos sanan. Sanan enfermedades físicas mentales y del alma. Todo dolor es aliviado, toda sensación de hambre es saciada al instante. Como si algún Dios por fin se hubiera atrevido a atender los ruegos de la gente más jodida, a ser un verdadero Dios. Los enfermos y sus familiares se levantan y andan tras los pequeños, en las plazas públicas se congregan las multitudes, no viene a escuchar palabra alguna, dejan todos sus bienes, desaparecen.



    La Neurotelevisión muestra todas las imágenes de lo que sucede a los hombres que se han conectado. Hay libertad de conexión entre sí entre los hombres del país. Se ha generalizado la capacidad de charlar sin importar la distancia entre los hombres conectados. Los de aquí ven lo que están viendo los de allá y viceversa. Lo que no pueden ver y quisieran es a dónde se están yendo todas esas multitudes que han desaparecido y han dejado a este país solo. Los únicos que quedan, son los núcleos de población favorecidos por el sistema, los capataces, los administradores, los directores de la organización estructural del sistema, ellos son los que ven, los que se interconectan.

    ***



    "Un fantasma recorre el mundo"


    Un fantasma recorre el mundo, el fantasma de la despoblación. Temor, alerta. los gobiernos del mundo están en alerta máxima, cuidan de cualquier señal que pudiera revelar que en sus zonas marginadas los niños sin futuro están desapareciendo. Saben que es la destrucción del sistema en el que han sobrevivido tanto tiempo. Temen que sus ciudades se vacíen y ya no hayan obreros que operen sus máquinas, consumidores, operarios de todo tipo. Miran a sus sistemas de televisión para corroborar que sus monigotes manipuladores siguen ahí haciendo su trabajo de estupidizar toda mente. Temen que la Neurotelevisión se conecte y los vigile todo el tiempo, y los desnude, temen que todos estén interconectados mentalmente y la comunicación deje de ser un sistema eficiente de conexión que sirva para saber qué hacen sus gobernados, dominados. Temen ser ellos los vigilados. Nada es igual desde la desaparición de los Cristos de los altares y de sus cruces. Ha sido una crisis de credibilidad terrible para las cúpulas eclesiásticas. La gente se ha mostrado más abierta a escuchar y analizar lo que ha sido la historia de la institución religiosa durante tantos siglos de manipular el poder mundano. Toda mente se sigue preguntando de quién huyen los cristos, del dolor humano, de la Institución, de la mentira que ha creado todo un imperio de poder religioso, de las complicidades controladoras de mentes y naciones enteras. Todo un golpe maestro en todo caso.

    Las luces siguen ahí. La amenaza a nuestra forma de vida (la nuestra democracia más que imperfecta: corrupta) dicen las potencias en boca de los voceros en turno que hablan por sus hombres del dinero. Por ahora, los imperios han celebrado sin celebrar un a cuerdo tácito de no agresión. Se pueden necesitar mutuamente. Aunque visto está que el poder que radica en la montaña es muy superior al de todos ellos juntos. Tienen otro temor: la gente que fabrica y consume sigue desapareciendo, sin ellos se cae el sistema y la inversión, sin mercado, no tiene ningún sentido.


    veré detalles luego.
     
    #6
    Última modificación: 26 de Septiembre de 2013

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