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rumbos desconocidos

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Melquiades San Juan, 2 de Septiembre de 2013. Respuestas: 4 | Visitas: 996

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Esa vez me venció la borrachera, la extraña mujer que bebía conmigo parecía una sombra, eso sí, la más bella sombra que halla visto en toda mi vida. Su enigmática mirada me transportaba a un estado muy extraño, parecía que me dejaba desnudo, con todos mis temores y vergüenzas a flor de piel. Era muy bella, de una belleza tan natural que en su rostro no descubrí una sola huella de maquillaje.

    Bebimos, bebimos y bebimos, la idea era seducirla, llevarla a la cama, gozar de cada forma de su cuerpo. Ella dijo que sí, que sí quería beber y perderse conmigo hasta donde la cosa parara. Bebimos y cada gota de licor se conjugaba con esa mirada, con esa presencia extraña que parecía jugar con mi consciencia. Unas veces la miraba tan cerca que su respiración y la mía se volvían una sola, otras veces casi se desvanecía ante mis ojos y la veía y sentía tan distante, mirándome, siempre mirándome; a veces percibía un ligero dejo burlón, calculador, en la comisura de sus hermosos labios, como si supiera de antemano lo que estaba haciendo conmigo y mis deseos.

    Me venció la borrachera. Caí de la silla y ya en el piso no supe si lo que miraba era parte de mi alucinación alcohólica o estaba viendo algo real. Cuando subí su falda para mirarle las piernas me quedé sorprendido y asustado a la vez, tenía las piernas velludas y flacas como las de una cabra, le arranqué las zapatillas y ante mi vista estaban dos horribles pezuñas. Solo recuerdo un grito agudo que se fue volviendo una carcajada lejana, luego no supe de mí.

    Cuando desperté de la borrachera le pregunté al cantinero por la mujer con la que había estado bebiendo. El hombre me respondió asombrado, me dijo que él no era un cantinero, que era el sacristán de este viejo y olvidado templo del siglo XVI, que yo no había estado bebiendo, que me quedé dormido sobre la banca, cansado del largo viaje que se tiene que hacer para llegar hasta este pueblo solitario, que me había despertado porque tenía que cerrar el lugar, porque él tenía que ir caminando hasta un poblado vecino, donde vivía.

    Salimos de aquel lugar y me ofrecí a llevarlo hasta su poblado en mi coche.
    Durante todo el camino escuchó mi relato sin decir nada. Subidas y bajadas por laderas de cerros llenos de pinos, algunos valles pequeños llenos de nopales con sus tunas rojas, sobrevivientes de estos parajes secos, polvorientos.

    Escaseaba la luz cuando apareció ante mis ojos un grupo de casas de adobe, semidestruidas, con techumbre de ramas y lodo. El hombre no hablaba, no mi miraba, parecía un cadáver con los ojos abiertos, recién fallecido. Al fin se movió, se bajó del auto y me dijo con voz muy ronca: le invitaba a cenar algo, pero por estos rumbos hace años que no hay comida, y cuando llega a haber ya nadie come nada. Me causó horror mirar mientras me hablaba, que solo tenía tres dientes amarillos muy largos y que de su boca surgía una lengua azul o morada que no sé por qué se me ocurrió que parecía venenosa.

    A manera de saludo se quitó el sombrero de paja, lleno de agujeros de lo viejo que estaba, y se perdió por una vereda rumbo a esos escombros que llamaba casa. Grité para preguntarle por el camino de regreso, o al menos uno que me llevara a algún pueblo para pasar la noche, se volvió para responderme con su voz ronca y moribunda:

    -¡Búsquelo usted mismo, quién le manda a meterse a husmear por rumbos desconocidos y perturbar la vida de gente que no conoce!
     
    #1
    Última modificación: 2 de Septiembre de 2013
  2. MP

    MP Tempus fugit Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

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    Unas fábulas muy extrañas y misteriosas... aunque su moraleja es muy clara.

    Un beso.
     
    #2
  3. Évano

    Évano ¿Esperanza? Quizá si la buscas.

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    Creo que ya se lo he dicho varias veces, pero algunos de sus relatos me recuerdan a la lectura de Pedro Páramo, cosa que evidentemente me gusta. Se le saluda afectuosamente, Don Melquiades.
     
    #3
  4. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Un mundo así, internándose en las entrañas del pensamiento de las comunidades marginadas y apartadas de mis geografías. Abrazos, gracias por el encuentro en las palabras.
     
    #4
  5. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Amigo Évano, un placer charlar con usted. Me da gusto que ya haya leído a Rulfo y su Pedro Páramo. Debe ser, sabe, a mí me gusta pueblear, ir por esos pueblitos dejados de la mano de Dios y los gobiernos mundanos. Comer en los mercados, charlar con mis paisanos pueblerinos, surgen tantos relatos surrealistas y fantasticos que nutyren la imaginación de uno. Yo creo que lo que hizo Rulfo fue plasmar en su excelente obra una parte de esa idiosincrasia nuestra. Es un placer leerle amigo. Abrazos.
     
    #5

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