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prosa alada

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Melquiades San Juan, 11 de Septiembre de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 1205

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Las alas están ahí, siguen estando, esperan. Alguien tendrá que hacer esa labor titánica e incansable de recordarlo a todos. "Níños... sus alas por favor! No las dejen olvidadas en cualquier sitio, guárdenlas, cepillenlas, no dejen que el gato duerma la siesta sobre ellas, ni que el perro se las ponga para ir a jugar con las gaviotas. Sí, las alas están ahí, invisibles aún, pero eternas. Lo afirmo porque lo eterno no se crea en ningún momento, es imposible que eso suceda, no tiene principio y tampoco tiene fin, deben estar ahí desde siempre y para siempre, invisibles quizá, etéreas, en espera de que termine la experiencia, la aventura de la vida.

    Bueno, la siguiente idea, adecuada a estos tiempos nuestros en los que cada quien quiere tener algo "especial" para sí mismo, las alas deben ser personalizadas. Cuando alguien toma consciencia de su ser alado desde chiquito escoge sus alitas, yo he visto por ahí a compañeros poetas que lucen sus alas, he visto alas flamígeras, lunares, transparentes, oscuras, traen ya sus alas a la vista. Quienes aún no tenemos consciencia de nuestra naturaleza alada venimos desnudos por el mundo añorando unas alas. Pero las alas ya están ahí, ganárselas es talvez una forma de decirnos siéntelas. El poder de la vista, del olfato, del tacto, del gusto y de todas las emociones que en su conjunto manejan las hace más y más invisibles. Y ¿cómo saber, o al menos darse una idea de cómo son las alas de cada uno? Se me ocurre que las alas se adaptan al universo que las personas crean en torno de sí mismas. ¡Cómo! -dirán algunos-. No es posible, qué tonta ocurrencia esa de pensar que las alas son, ¿cómo diríamos...? todo terreno, o algo mutante. Pero no, a mí no se me deja de ocurrir que las alas son adaptables al ser que pertenecen, y en esta idea, desde ayer me he dado a la tarea de elucubrar cómo son las alas de cada uno de los mundopoesiacos o mundopoestraterrestres o mundopoesileños. Bueno, hasta soñé con el tema, en el sueño vi a algunos de los nuestros con sus alas, por ejemplo a JULIA la vi con unas alas desmontables y plegables, eran de un material plástico ultrarresistente, antes de entrar al juzgado se las quitaba y las iba doblando geometricamente hasta dejarlas al tamaño justo para guardarlas en un minipastillero. Todo esto por aquéllo de que abogados, fiscales, querellantes y acusados no vieran en ella matiz angelical que les pudieran dar vanas esperanzas o falsas apreciaciones de suavidad en la aplicación de la ley.

    Las alas de Marian Gonzales eran alas de mariposa, de muchos colores, frágiles porque se rompían a cada rato y le producían esos deliciosos instantes de dolor que también suelen ser adictivos. Ah, pero hay una cosa que sucede con las alas de Marian Gonzáles y que es cualidad de todas alas, se reconstruyen a voluntad, pero, cuando la voluntad induce en ellas el propósito de reconstrucción. Eso es bueno y necesario, no se puede andar por ahí en ambientes de eternidad con las alas manchadas o percudidas. Pues las alas de Marian así, de mariposa, de aquí para allá sobre hojas flores, piedras... las mariposas (dicen los gnomos) solo beben agua al amanecer, las gotas del rocío serenadas con luz de luna o de lucero, por eso son tan sensibles y golpetean con las alas con desesperación al medio día, con tanto calor y sin la bebida adecuada.

    Las alas de El Prior eran oscuras, pterosauricas. A través de ellas se podía ver cómo, en su membrana, fluía la sangre roja roja roja, espesa y tinta como la sangre de toro, pero no estaba solo, vivía en una cueva sin comodidades con otros tantos seres voladores, y los aldeanos vecinos a menudo se quejaban de que venían a chuparles la sangre: hogueras, exterminio -decían- para esas alas exentas de belleza. Vano propósito el de los villanos pues, algo sustituye siempre a las especies tenebrosas, es el sitio donde se mira de otra forma, la realidad.

    He aquí que de repente escuché entre los matorrales y los grandes pinos un silbido. Al instante apareció un personaje muy peculiar, lo que a mí me importaba en ese sueño eran las alas, así que perseguí al alegre caminante y lo rodee para buscar en sus espaldas, donde se supone deben estar las alas, y no las pude ver porque traía consigo una pequeña mochila de viajero. Parecía gustarle mi compañía al andariego, caminamos hasta llegar a la orilla de un riachuelo de aguas cristalinas y ahí nos sentamos en unas piedras aplanadas y grandes, parecía que estaban ahí ex profeso, para ser usadas como asiento. El personaje sacó de su mochila una carrete de hilo para pescar y le colocó un pequeño anzuelo, mientras esperaba el almuerzo se sucedieron una y otra anécdota deliciosa, una no se parecía a otra y todas eran muy interesantes. Debe ser Évano -me dije-. ¿Y las alas?... ya me las mostró: alas de golondrina para volar lejos y mirar todo desde la inmensidad. También sirven para andar en bicicleta y visitar aldeas embrujadas.

    Larga larga larga la lista de los seres alados, de todos tipos y tamaños. Había algunas que se parecían entre sí, las de churrete por ejemplo eran de un material para uso "astronautico", resistente a ambientes exentos de atmósfera y expuestos a los efectos solares, alas para explorar los universos finitos e infinitos, nada cuerdo hay en los sueños, lo sabemos.

    Entre seres alados nos las vemos sin que exista consciencia plena de las alas. Ellas están ahí en espera de ser descubiertas, hace falta quien diga, quien recuerde que hay que ganarse las alas para tomar conciencia de los seres alados que somos en este puerto que a veces se pinta de agonía.





    Nota con letras chiquitas, como las de los bancos:
    Las alusiones son mera necesidad de personajes para dar vida al texto. Cualquier similitud con un personaje real considérese físicamente improbable, pues quienes inspiraron este relato son seres virtuales, parte de este mundo moderno que cada vez es menos real.
     
    #1
    Última modificación: 11 de Septiembre de 2013
  2. MARIANNE

    MARIANNE MARIAN GONZALES - CORAZÓN DE LOBA

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    (jajajajajaj no alcanzó a leer las letras peques, acaso son las del contrato?) anda que interesante prosa, tendré que meditar antes de actuar, saludos alados
     
    #2
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Querida Marian, qué gusto. Déjame te cuento algo, anoche tuve un sueño. Dicen en mi pueblo que cuando se muere un santo, o un ser en camino de santidad, el diablo viene en la noche y le dora la píldora a sus adeptos para evitar que la iluminación del fallecido los seduzca y al final de su vidas los conduzca al cielo.

    Pues estaba releyendo algo de España Invertebrada para cumplir con la encomienda de ya sabes quién, cuando me quedé dormido. Soñé con el diablo, no el de Papini, que para mi no es impactante como el diablo de los Chamulas (usted sabe de qué hablo seguramente, somos vecinos del Suchiate aunque ahora viva en Amsterdam y yo en la Ciudad de México. Pues viene y y anda dando vueltas por ahí tal como lo hacen los moscos, pero este no quería chuparme la sangre, este quería darme algo placentero seguramente y daba vueltas y vueltas leyéndome los pensamientos, el subconsciente e inconsciente adormecidos, daba vuelta y vuelta a las páginas de la memoria, un poco deterioradas ya, buscando detalles reveladores de mi personalidad. Yo lo escuchaba ir y venir. Yo creo que se comunicó con Obama, y este le dijo, a ese cuate lo tenemos archivado: mira.

    -Ajá -dijo el diablo enchamulado, conque volar eh... la NSA la ha de haber mostrado la liga al portal y el último poema publicado.

    Pues he ahí que volé, volé y volé toda la noche. Pero no volaba solo, era como una peregrinación de diablos que iban volando delante y detrás de mí, como si en el aire estuviera la pista de una montaña rusa. Había diablos y diablas. Todos uniformes, la piel rígida y del color de los chapulines dorados al fuego (son como grillos gigantes), los brazos parecían de grillo, el rostro también, me mlestaban un poco las cejas y cuando me las toqué no eran cejas, eran como antenas de los primeros celulares, parados al borde de lo que debían ser las cejas. Cuernos tenía, simbólicos, del tamaño de la mitad del dedo meñique. Pues mire que me gustó volar, no era un vuelo estético, hermoso, no. Era un vuelo feo, como un brinco en el aire cada vez que daba el aletazo. Y volando volando... de repente que reconozco a varios amigos del Portal. Hasta adelante, abrazando a una diablita respondona iba, ¿quién cree?... El mismísimo Villa en persona. Botella en mano, carcajada tras carcajada. Luego iban otros diablos y diablas de mi colonia, Iba por ejemplo la Kishnner platicando con la Clinton de cosas diabólicas. Sentí harta comezón, y cuando voltié a ver que me encuentro a ya sabe quién... la Jefa. Roja roja roja...
    Era, cómo le diré, muy rígido el cuerpo diabólico, las canijas antenitas calaban hasta dentro del cerebro y no tardó mucho en aparecer la jaqueca. Dolían y dolían las canijas antenas, luego empezó el dolor en las alas. ¡Tenían hueso las alas! Asi que le informo a usted que las alas de los diablos tienen huesos y unas articulaciones como las del antebrazo para sostener la membrana roja que las compone. El dolor de las alas era soportable pero el de los cuernos de antena no. Tuve la intención de arrancarme los canijos cuernos pero un diablo vigilante me estaba mirando muy atentamente. Carajo, qué dolor -decía yo-, nomas que tomemos un descanso del tour volador me las arreglo para que los cuernos no me sigan molestando. Pues no, volábamos y volábamos brinca que te brinca y ningún indicio de que el vuelo fuera a concluir, ahí al lado mío descubrí a Orfeliuno, se veía tan tranquilo, tan a gusto que se me hizo muy estúpido preguntarle si le dolían los cuernos. Luego fije la vista en los de adelante para ver al tal Villa y no lo ubicaba, no lo ubicaba... Cómo lo iba a ubicar si ya había cambiado de pareja ahora traía a una diabla alemana. No, pues gritarle no, va muy lejos -me dije-. Me fijé en su rostro para ver si le descubría algún gesto de dolor. Nada. La Jefa iba feliz, nada que le doliera. Volví la vista hacia el otro lado y descubrí que el dolor aumentaba, la lógica del descarte me llevó a voltear hacia el lado contrario y el dolor disminuyó un poco, me quede así durante todo el vuelo. Cuando me desperté del sueño, no estaba contrariado por haberme visto como diablo alado sino, por la jaqueca terrible que tenía. Por la mañana, después de algunas cosas me pasé por la óptica china donde los dan a mitad de precio a encargarme un par de lentes para vista cansada. Suaves, les dije, porque luego pasa el diablo a darme mis clases de vuelo y la siguiente vez quiero disfrutarlos, que no salen tan baratos si tenemos en cuenta que la moneda es de cuño eterno. La chinita que me estaba atendiendo solo se rió con esa risa extraña que tiene los chinos, de allá dentro salió un chino enorme y se nos quedó viendo feo, luego le empezó a hablar en chino en forma insistente, la china no se quedó callada, los dos hablaban al mismo tiempo, creo que ganó la china porque el otro se quedó callado, abrió mucho los ojos y se metió de nuevo a su taller. La chinita se quedó en el mostrador, un poco después se tranquilizó.

    -El diabolo -me dijo- sin que yo pudiera entender si era afirmación o pregunta.
    -Diablo -respondí. Le dio un ataque de risa.

    Se descubrió el busto casi a la mistad y ahí estaba: tatuado en rojo sobre en busto amarillito.

    Este sigue cuidando a sus supuestos adeptos -pensé-, me dio gusto porque pensé que algo quedaba en mí por conquistar y el tentador se iba a discutir de verdad para perderme el alma.

    Oye, a ti no te vi, seguro que anda confesada.
     
    #3

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