1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

el viaje

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Melquiades San Juan, 12 de Octubre de 2013. Respuestas: 14 | Visitas: 1114

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Ahora que me estoy volviendo loco, que estoy perdiendo la razón y la memoria, que estoy cerrando el círculo, la órbita. Voy a hacer un viaje que parezca antiguo, con esos detalles de los viajes de aquellos tiempos de mi niñez, con los autobuses deteniéndose en las entradas de todos los pueblos que cruza y los vendedores abordando con esos gritos con sonsonete provinciano que ofrecen tortas y refrescos, tamales. Voy a dejar al A4 (jajaja) para que mi mujer lo disfrute unos días mientras vuelvo, y me voy a ir de polizón, con una vieja guitarra y esta afectada voz, cantando para sacar para las tortas y el agua, pidiendo permiso para cantar o declamar poemas en cada autobús que lleve los mismos rumbos que mi nostalgia.



    Cuando se lo dije abrió los ojos que ya mero se le salen de las cuencas.

    -"Vamos a irnos a mi tierra natal como limosneros". "Yo toco la guitarra y canto, y tú pasas a los asientos a recoger las propinas".

    -¿Estás loco? <Me encanta hacerla contrariar, ella me toma siempre muy en serio, sabe que soy capaz de hacer cualquier locura>

    -No, no estoy loco, quiero hacerlo de verdad.

    -¡Qué te pasa!... Te irás tú solo. Qué voy a andar yo de limosnera, y en autobuses de pasajeros. Vete en avión, yo te lo "disparo" (pago en coloquial mexicano).

    Bueno pues me iré solo tal como lo he planeado, para cerrar el ciclo que abrí el día aquel que empecé a caminar sin saber a dónde. Voy a devolverme al polvo que quedó huérfano de mi presencia. A charlar con aquellos amigos de la infancia para que me cuenten qué hicieron durante los tantos años de mi ausencia y explicarles cómo fue la mía sin sus presencias. Vamos a platicar sobre nosotros, sobre el cómo fue todo sin mí o cómo pudo haber sido con mi presencia. Volveré mis pasos en el tiempo hacia mi primer error, mi primer pecado, mi primer olvido, mi primer polvo dibujado entre los vientos a la fuerza de mi paso.

    Traigo vivas aún las imágenes de las dos calles que se cruzaban justo a la puerta de mi casa. Llenas de yerbajo necios e inútiles para el uso o consumo humano. La calle que viene de la aurora rumbo al ocaso y la que hace cruz con ella, esa que se guía por el volcán y muestra el rumbo donde queda el mar. Calles sin pavimento son las que recuerdo, con dos hileras calvas para señalar la huella de los coches. Recuerdo que en una de ellas había una enorme piedra necia que muchas veces quisieron quitar los vecinos porque dañaba el carter de los camiones, nunca pudieron, caprichoso destino el de esta piedra, que su lomo debió asomar justamente en medio del paso de los autos.

    La calle que va al sur tenía vocación de río. Siempre llena de corrientes de sorpresivas corrientes de agua hija de una permanente lluvia vespertina. Hoy son calles muertas, viven bajo la tumba de cemento que les robó la vida, que las dejo mudas y sordas, en espera de que algún desastre vuelva a desnudarlas a la vista de los hombres y la estrellas.

    Sé que muchos de mis viejos conocidos ya están muertos, los mayores, los que eran los muchachos adultos. Hallaré quizá algún amigo mío. Quizá no nos reconoceremos, no sé cómo puedo preguntar por ellos si no recuerdos sus nombres. Buscaré rostros adivinando tras el maquillaje de las arrugas, veré qué reconozco.

    Al mar no iré, la playa de mis años niños ya no existe. Bueno, para ser sincero, de aquellos tiempos pocas cosas existen. La escuela primaria donde aprendí a leer y escribir ya no existe. La casa paterna tampoco. Pocas cosas veré tal como eran: el volcán que preside todo el Soconusco y el calor, ellos siguen ahí.

    Yo cerraré los ojos cuando esté por mis rumbos nativos. Los cerraré e invocaré a todos mis recuerdos. Los ladridos de los perros que vigilan celosamente las casuchas miserables escondidos entre las hierbas. La casa de Zenaida, de otales y techo de teja roja, con Zenaida mirando desde la puerta, con su rostro cuadrado y la cola de caballo enredado sobre el cráneo siempre listo para acarrear sobre ella el balde con agua del pozo. Haré que me hable para que aparezcan sus dos únicos dientes largos, largos, apenas asidos a sus encías secas. Allá al fondo de la casa, su hijo consentido, Rafael, siempre borracho y con la camisa casi transparente abierta para tolerar el calor. Para volver veo que no hace falta hacer ningún viaje, basta cerrar los ojos y todo aparece. Las macetas con esas plantas necias que eran el tesoro más preciado de Zenaida, su riqueza.

    De su casa a la mía cuán poca es la distancia, puedo ver esa piedra embrujada que jamás supe librar en mis carreras nocturnas, después de una tarde de escuchar cuentos de espantos. Maldita piedra siempre me tropezaba con ella, como que se movía para frustrar mi veloz carrera fugitiva de mis temores infantiles.

    Volveré de cualquier forma, estoy planeando el viaje, el cierre del círculo que abrí tras mis infantiles pasos errantes que sin saber en aquel entonces rompía un universo para integrarse a otro. Volveré para beber las voces que quedaron calladas en el muro que crece al amparo de la silenciosa distancia. Volveré para que aquellas imágenes descansen en paz igual que lo haré yo algún día, para que dejen de llamarme y llorar por mí en los instantes que preceden esos velos del orto. Volveré menesteroso y desvalido como en aquellos años infantiles en que me inspiraba la ilusión de un falso sueño.



    Una vez, hablando como mi daïmon, vino el polvo y conversó conmigo. Yo creía que el polvo miserable se queda y dispersa por los senderos y los sitios áridos del mundo como si fuera basura. Todos huyen del polvo -me dije en esos diálogos al cobijo del orto- el polvo habló conmigo en el lenguaje sin idioma de todas las esencias, vuelo, mis pasos son la liviandad de mi materia hoy aquí mañana allá. Abierta la ventana universal vi polvos por todos los confines del infinito universo. Unas veces parece quedar detrás, viene un viento y lo lleva adelante, incluso espera. Hay polvo en los copos de nube y en el vientre que gesta una vida aparentemente nueva. Inmortal, omnipresente: el polvo.

    En el tinte verde acetileno que precede al alba viene la voz de la abuela, la Ceiba. Es la voz del follaje inconquistable la que me habla. Jamás pude trepar por el cuerpo de tronco inabrazable, trepé árboles de mango, de aguacate, de zapote, pero jamás la Ceiba. Un embrujo me advierte desde la descomunal altura de sus ramas. Sueña, en el sueño vuela, sé ave pequeña para venir aquí. Oí el llamado y soñé, no vuelo, floto. Globo soy en mis sueños ortonianos, esos que vuelven los párpados como un telón de teatro. Vientos, ecos y brizas en su seno de babel con raíces, si quieres saber de lenguas antiguas todas están ahí guardadas en madera húmeda. Madre, abuela, cómo te extraña mi alma, es tiempo de mirarte y escucharte, parado frente a ti gigantesca estructura con sangre de savia, quiero de nuevo impactar mi pequeñez entre tus dedos de raíces largas y profundas. Oír tu voz de magia, sentir que hablo con el mismísimo misterio que murmura sus voces en ese extraño silencio.

    Luego viene la playa, me alcanza aquí en los rumbos distantes del olvido.

    <<Cuéntame tú (porque yo lo he olvidado) de mi oleaje, de mi espuma>>

    Miro a un niño moreno, desnudo, echado sobre la arena húmeda y brillante de la playa. Cuida al cuerpo de la ola, sabe que es un abrazo de espuma que cuando abraza mata, ahoga, o se lleva los cuerpos a su seno, a sus cuevas profundas donde los tiene cautivos contando caracolas. Conozco todo sobre ese niño, sé como son los dedos de sus pies, y lo que siente cuando se mira al espejo. Sé lo que piensa cuando mira las riñas de la espuma que se comen unas a otras allá donde los rayos del sol flotan en cuencos luminosos que deslumbran. Tiene miedo al tiburón, lo sé. Está a la orilla en espera de una suave cola de espuma que le obsequie una caricia amorosa. Tiene miedo de que el encanto de la espuma blanca amarilla le seduzca y se lo lleve hasta el fondo del océano y nunca más vuelva. Tiene miedo de no volver. La espuma me mira desde la somnolencia limitada de mi antes despertar, llora. Todo aquello no existe, ha muerto, le han hecho suicidarse con sus propias corrientes para formar un puerto. No al mar no iré, están muertas sus olas, no quiero llorar por ellas, culparía a mi ausencia.

    "Verde que te quiero verde." Esa voz del poeta (Lorca) me seduce por distintas razones. Mi paraíso es verde con un manto vaporoso que se come las veredas para que sus confines siempre sean misterios. Tal vez por eso huí, absorto de misterios y de encantos misteriosos, de las serpientes distraídas perezosas que no respetan los caminos de tierra que formaron los pasos. Huí de los encantadores de niños que se guarecen bajo las hojas del plátano en las torrenciales lluvias. De las viejas encantadoras de menores que atisban entre las peñas de las cascadas para llevárselos a quién sabe dónde. Me fui huyendo de tantos fantasmas y demonios sin saber que los hay por todas partes. Volveré para ver si mis demonios infantiles no han muerto asfixiados por las cobijas de asfalto o los muros. Ellos, recuerdo, respiraban y existían entre paredes de otate, sobre el lodo que deja la lluvia y que impide a sus víctimas escapar, o en el polvo que las cobija desde un remolino misterioso.

    Hay un niño que mira el universo selvático a través de la lluvia. Sé lo que piensa, lo que sabe de sí mismo. No hace mucho, una tarde, el curandero le ha dicho en el oído su secreto: "tú eres la voz del agua." El agua canta, llora y alimenta en la vida. Tú no tiene Nahual como nosotros que somos indios de raza, tú lo eres de alma, el lama de nuestra raza tiene rostro de lluvia, de corriente de río, de ola espumosa, de nube. Ya deja de llorar, no hace falta un Nahual para que le hable a tu alma, piensa en el agua como en ti mismo. Le creí. Esa misma tarde cuando el cielo encapotó al mundo con su espeso cuerpo de humo salí y soplé suavemente hacia el centro del mundo y las nubes se abrieron y se fueron. Obedecieron a su voz. Cuantas tardes pasamos el viejo y yo, hablando en la lengua de los ancestros suyos que aprendí entre juegos, sobre los dones del agua. Ten cuidado con tu voz -me dijo-, y se murió en el tiempo que dejaron mis pasos infantiles atendiendo al llamado de eso que se llama destino.

    Mariana se ríe cuando le cuento todas estas cosas. Pero a veces, cuando quiere salir una tarde lluviosa. sopla para que no haya lluvia. Soplo y el sol me sonríe agradecido por evitarle una tarde aburrida mirando la chimenea.

    En estos días me voy de viaje para cerrar los círculos que quedaron abiertos tras mis pasos. Y cuando vuelva empezaré a escribir la historia nueva que contaron los muros y las calles antiguas de mi amada ciudad adoptiva. Tantas cosas han muerto como mis tranvías y cines preferidos. Algún parque ha sido vencido por los muros y los techos de un gran centro comercial. He pasado por mi calle preferida para paseos vespertinos y los viejos árboles ya no están, los nuevos no me conocen, no me miran, no me hablan, son un tanto indiferentes como es esta época de individualismos obsesivos. Les hablaré para que usen el lenguaje de sus hojas, sé que me oirán lo sé, es mi palabra extraña producto de mi cuño ancestral, hija de selva, voz para oído de nube. Me escucharán lo sé y también los saben los fantasmas del mundo, no lo olvido aunque sea un espejo de niño: yo soy la voz del agua.
     
    #1
    Última modificación: 12 de Octubre de 2013
    A elena morado y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. Claridad

    Claridad Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    4 de Mayo de 2012
    Mensajes:
    6.350
    Me gusta recibidos:
    5.656
    Género:
    Mujer
    Es sencillamente asombroso y envuelve y conmueve mucho el corazón don Melquiades................los recuerdos del ayer son muy profundos......y en su relato................mágico.............y delicioso...................es una belleza.........y lo disfrute enormemente.............además de aprender algo distinto................Besos enormes para usted................Clari
     
    #2
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Gracias Claridad, me dio gusto encontrar tu mensaje. Sí, son profundos, reflexivos. Hay tantas cosas que siguen tan vivas en mi memoria. Y es que con el tiempo casi todas han desaparecido. Los ríos cercanos, la tupida vegetación, las ceibas( árboles gigantescos y milenarios), la playa donde jugaba de niño. La ciudad también cambió, se modernizó y muchos edificios significativos fueron derrumbados para dar paso a los de muchos pisos. Sin embargo hay algunas cosas que quedan, que no han cambiado, como la plaza principal y su concierto de marimbas dominical, que hacen que las evocaciones tomen cuerpo y parezca en ese sitio como si el tiempo no hubiera pasado jamás.

    Abrazos fuertes.
     
    #3
    Última modificación: 19 de Octubre de 2013
  4. elena morado

    elena morado Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    22 de Septiembre de 2012
    Mensajes:
    4.969
    Me gusta recibidos:
    3.748
    Hola, qué maravilloso viaje don, gracias, porque me ha transportado en él, le he visto cantar, y he visto cómo le daban monedas y aplaudían, Y también le vi llegar a su destino, visitar su pueblo, la gente que aún le recuerda, estoy segura, y he visto a Zenaida, qué nombre más bonito!! Me ha encantado, pero antes de describirla vi a una hermosa mujer, a esa mujeres de campo, algunas elegantes con sus pañuelo en la cabeza y vestidas de negro. Y para ser sincera, como su mujer no quiere acompañarle, me vi a mí pasar el gorrito para las monedas, jajaja, es que me apetece viajar. Hay momentos en los que uno quiere un cambio, y el mío está llegando. Un abrazo don, y muchas gracias por tan aravillosas historias. Verde que te quiero verde por ketama y Manzanita. http://www.youtube.com/watch?v=7jp4A-1AYcw
     
    #4
    Última modificación: 18 de Octubre de 2013
  5. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Todavía no lo hago, talvez para fin de año, eso da tiempo para que te arregles unas maletas y te vengas conmigo para hacer el viaje. Apréndete una que otra canción en gallego, y si practicas un poco de baile flamenco mejor. Prometo hallarte novio moreno, pescador quizá, que te quiera mucho y que estruje salvajemente bajo la luz de la luna en alguna playa. Hummm te va a gustar. Por allá hay unos ríos enormes donde te puedes volver algo así como la encantadora del cabe, esa bella espanto que se baña desnuda y seduce a los hombres, que los pierde con su belleza y luego los ahoga. Cuantos cuentos de esos hay en las tradiciones de allá. No estaría mal eh. La vida normal, la rutinaria mata.

    Hace unas semanas vi a una pareja de jóvenes argentinos, hombre y mujer. Estaban en el taller de mi laudero. Los vi muy sucios de la ropa, de los pies. Fachosos como gitanos. Hicimos platica y eran dos seres humanos muy felices. Tenían dos años de andar ilegalmente en México, viviendo en miserables posadas y comiendo lo que podían. Se les rompió la guitarra conque se acompañan en la cantada para pedir cooperación, No son limosneros, no. Cantan, dicen poemas, etc son artistas callejeros muy hechos y muy profesionales, ciudadanos del mundo como cualquiera, medio viento y medio sonido errante, visitante. A menudo los veo por la calle haciendo su trabajo. Son felices, se ve.

    Abrazos. Sé feliz, beso a la niña.
     
    #5
    Última modificación: 20 de Octubre de 2013
  6. elena morado

    elena morado Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    22 de Septiembre de 2012
    Mensajes:
    4.969
    Me gusta recibidos:
    3.748
    Gracias, muchas gracias don, es vd. un genio, un genio genial. Pues la verdad, después de eso que me dice ya me dan ganas de prepararme la maleta ahora mismo, y lo del moreno también me parece muy bien, y que si no es demasiado moreno, y es tirando a rubio, qué le vamos a hacer no me importa demasiado, si me va a hacer esas cosas que me dice jajajajjaja. Me apunto, a que me estrujen salvajemente bajo la luz de la luna, quien no, jajja. No estaría nada mal no, y lo que sigue que ha dicho tampoco, Gracias otra vez, me encanta verle en este "estilo". Abracitos. Por cierto canto fatal y no sé bailar sevillanas, pero tengo mucho morro, ajjajajaj y si hay que bailar y cantar, se baile y se canta, aunque me muera de vergüenza.
     
    #6
  7. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Jajaja, gracias lo de genio, a estas horas de la mañana queda mejor que al medio día que ya está uno completamente despierto. Bueno, déjeme decirle que por aquellos rumbos no abundan los rubios, rubios solo los "vecinos" que andan de aquí para allá por todo el país porque les sale barato y en esa mentalidad se dejan venir aquí con un dolar y la intención de volver con dos. Por allá puros morenitos y morenitas, uno que otro café con leche jajaja. Y eso de la pena se quita con la primera gota de sudor que perla el rostro y que allá, sépalo, en verdad se suda; es un calor húmedo, selvático, de ese que no se quita aun bajo la sombra; no es turístico porque no hay vistas costeras como para cuadro al oleo, pero es mejor, por eso todavía tiene sabor nacional y eso a quien le gustan los ambientes inusuales les agrada.

    Abrazos, que tenga un feliz domingo,
     
    #7
    Última modificación: 20 de Octubre de 2013
  8. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre


    He vuelto cada década, viajes muy espaciados entre sí porque a mi mujer no le gusta el calor y sus ambientes. Yo soy diferente, a mí me gustan los paseos campestres, el baño en las pozas de los ríos, charlar con la gente de mi edad que reposa y sestea en la plaza, chismear de alguna cosa como si fuéramos viejos amigos mientras se escucha la marimba. La magia de mi tierra está ahí, moribunda en sus sobrevivientes portadores de esas costumbres. Esas charlas son como un baño místico esencial, necesario. Me gusta hacerles preguntas absurdas que les provocan risa, Por ejemplo les pregunto:

    -"Oiga, qué es de El Cipe", no lo han visto por ahí."

    Abren los ojos con asombro y me responden con ese sonsonete especial de allá:

    -¡Ahjjj qué loco está usted, cómo voy a andar viendo yo al Cipe, ni que fuera un loco!

    Y es que el Cipe en mis tiempos infantiles era un personaje muy conocido. En la escuela todos los niños lo habían visto, porque era "un espanto" con apariencia de niño, los niños tenían que cuidarse mucho de él pues se los llevaba a la selva. Era un niño negrito que te engañaba al caminar. Si lo veías venir no había peligro porque se estaba retirando; pero si lo mirabas alejarse entonces cuidado porque venía por ti. Con la pregunta hecha a un mayor va la sorpresa adjunta. Luego se aclara, se le dice que no es por El Espanto que se pregunta sino por la tradición. Y viene la platica que ahora es dual, se habla de la tradición pero se le da "personalidad jurídica y patrimonio propio" jajaja. El Cipe, La Cocha Enfrenada, El Sombrerón, Juan Nohh han ido desapareciendo del imaginario colectivo y popular de mis paisanos. Había un espanto femenino del cual no recuerdo el nombre pues es en la lengua nativa, es una mujer que luego se muestra como una anciana que acecha tras las hojas secas del plátano, despierta tu codicia al ofrecerte lo que más deseas, como joyas, comida, cosas así..., y al ir siguiéndola te pierdes en la selva. Tiene esta misma su versión erótica. En la selva, los hombres acostumbran ir al río a bañarse después de una pesada jornada de trabajo soleada y calurosa. Como en esos tiempos no había red municipal de agua potable, la mayoría se iba a los recodos de los ríos -que son muy caudalosos ( o eran)- donde se forman enormes y tranquilas pozas. Siempre hay roca enromes que sobresalen del nivel del agua, ahí se guarecen para reposar el baño nocturno después de nadar un rato, para mirar el cielo estrellado que es en esa zona muy brillante en las noches claras. Pues ahí, ese mismo "espanto" femenino se les aparece desnuda y bella. Los lugareños la describían con una presencia sublime y sensual. Cabellos llenos de estrellas, piel de luna, ojos como luceros, pezones oscuros sobre un seno delicioso. Los llamaba, los seducía, los esperaba, les hacía el amor de tal forma que eran devorados deliciosamente.

    Te imaginarás entonces la charla que sigue a la pregunta hecha a los corresponsales contemporáneos míos, recordar y enumerar a tantos otros personajes leyenda y su olvido. Las luces, las avenidas, el paso continuo de los movimientos migratorio de los que se van (como yo) o de los que llegan influye en todas estas cosas. Otra pregunta es por los platillos tradicionales. Yo recuerdo un tamal, le llamaban tamal de bola, era delicioso, lo más delicioso que he probado en toda mi vida. Me dan el dato: solo hay ya una anciana que lo sigue haciendo en el mercado Fulano de Tal. Al día siguiente acudo al mercado, la mujer es de mucha edad, andará por los noventa, se conserva físicamente bien, es de esas chiapanecas enjutas enfermas de hiperactividad. Tiene dos hijas que sirven a los clientes. Frente al local hay alrededor de 20 o 30 personas comiendo tamales de todo tipo, hay que llegar temprano porque para las nueve de la mañana ya no queda nada. Es el trópico, el calor es infernal, las actividades siempre empiezan muy temprano, antes de las seis la gente ya está levantada, para cuando el sol empiece a brillar y el calor se deje sentir las actividades más pesadas ya deben estar hechas. En el puesto de tamales la gente compra para llevar a su casa, yo también los compro con el mismo fin.

    Por las mañanas camino mis sendas de nostalgia, todas tienen una máscara de concreto sobre el rostro. Mi alma las llama con su voz de recuerdo, sé que están ahí, que me escuchan, que me reconocen. Eso, decía Zenaida, siempre hacen las piedras, las aguas de los ríos aunque corran y corran, eso hace la tierra nuestra, la ceiba, escuchan recuerdan y reconocen a sus vecinos aunque alguna vez se vayan y no vuelvan, o que vuelva muy de vez en cuando. Yo vuelvo casi todas la tardes, desando mis caminos y palpo el capullo verde que arrulló mis primeras sensaciones, esas que no sabían aún qué cosa era yo en este mundo, si golondrina, mariposa, iguana, cascabel, mosco o golondrína. Ya el tiempo se ha encargado de decirme que en realidad soy un poco de todo aquello, incluso agua.

    Por las tardes vuelvo a la plaza a escuchar la marimba, fugo con sus sones mis vestiduras posteriores. Como que quiero hablar de nuevo en el lenguaje nativo en que aprendí a decir las primeras palabras. Vuelven los recuerdos nuevamente, los amiguitos están todos vivos, los perros atentos a las travesuras, los cohetes vuelan y ya en las aturas se sienten dioses, hablan con la explosión e iluminan el cielo. Adormezco en los sones de madera. Huele a selva aún. El viento viene a ver qué esta haciendo la gente en esa plaza, lame nuestros recuerdos y nos refresca.

    Llega el tiempo de volver a la ciudad. Hay tantas cosas que hice en la vida que se han vuelto cadenas. La esperanza de repetir el experimento antes de no poder volver por cualquier causa, está en la mente. Yo no huyo de mis principios formadores. Alguna vez huí porque la vida es vuelo y aventura, pero en cualquier instante de mi vida siempre estuvo presente la interrogante de cómo hubiera sido una vida más sencilla. Cuando vuelvo me entero que las transformaciones lo alcanzan y modifican todo. Uno cuando vuelve busca detalles, huellas. Ellas están ahí como faros, como fantasma seductor que te mira y te llama para formar contigo su misterio. Y tú, de alguna forma, siempre caes en sus encantamientos, que también son los tuyos.

    Abrazos cariñosos.
     
    #8
    Última modificación: 20 de Octubre de 2013
  9. elena morado

    elena morado Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    22 de Septiembre de 2012
    Mensajes:
    4.969
    Me gusta recibidos:
    3.748
    Desde luego, somos afortunados, los que podemos compartir este foro con Vd. Gracias por estos momentos que nos regala, gracias por compartir su sabiduría y sus experiencias, su vida. Y gracias por su elegancia. Este comentario debería de ser El viaje II, debería de publicarlo. Qué suerte han tenido sus hijos, cuántas cosas les habrán enseñado.!!! Estoy segura de que les ha hecho el camino más fácil. Un abrazo para vd. y otro para la doña, que seguro es la que manda. jajajja
     
    #9
  10. Elisalle

    Elisalle Poetisa

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2007
    Mensajes:
    10.111
    Me gusta recibidos:
    3.607
    Género:
    Mujer
    Bastante extenso, pensé que llegaría a la mitad pero no ha sido así porque cada vez atrapaba más la lectura. Cuando empiezas y dices que tu esposa no quiso acompañarte, verdad o o, me ha hecho pensar en mi último y segundo gran amor de mi vida. A él le gusta recitar y cantar en los trollers de Quito y a mí me hacía tanta gracia que gustosa hubiera tenido una vida así de alegre a su lado, yo pasando el sombrerito. Qué tanto, el amor es lo más importante en la vida y si se está al lado de quien se ama no importa cómo sea, él lo hacía un poco de loco, otro en serio pero me encanta. Me gustan todas las reflexiones bien llevadas en tu prosa y es bueno dar una vuelta por los recuerdos. Yo voy a mi bahía cada vez que puedo y veo mi colegio, mis compañeros, no a todos pero bastantes, me da gusto porque hay algunos que están tan bien, nadie ha muerto aún, la verdad es que son compañeras, nunca estuve en colegio mixto. Parece que las mujeres duráramos más y nos esmeramos por vernos lindas. Están nuestras playas cambiadas pero para mejor, el recuerdo de antes no se va de nuestra memoria y reímos cuando decimos: "¿Te acuerdas de cómo nos pasábamos por el sendero que había ahí y llegábamos rodando por lo difícil de la bajada y muertos de risa?" Cómo no, si fuimos tan felices. Hoy la evolución tiene buenos caminos y nos gusta, nos siguen gustando nuestros lugares. Todos están allá, soy la única que viajo pero deseo volver y quedarme para siempre en mis playas y con mis amigos. Saludos Melquiades. Buen domingo.
     
    #10
  11. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Después de leer algunos cuentos al público se acostumbra a dar paso a la tertulia literaria, en esta charla se le permite al auditorio platicar o preguntar cosas relacionadas con determinado cuento, por ejemplo qué le gustó más de la narración, si el cuento le hizo recordar algún pasaje de su propia vida, si se parece a un relato que escuchó alguna vez. Esta tertulia suele ser más interesante todavía que la trama del cuento. Y esta segunda parte es parte de ese evento (de la tertulia) así que lo dejamos aquí para que uno lleve al otro.

    Te respondo los dos puntos siguientes:
    Mi hijo y su suerte y quién manda en mi casa. Según yo, la suerte mayor de mi hijo es haber tenido la madre que tuvo. Cuando nació las cosas cambiaron mucho para mí. A la madre le fue muy difícil aceptar, permitir, el desarrollo de la individualidad de su hijo. Se involucró tanto que cuando empezó a gatear ella se compró rodilleras de luchador para ir adelante para mostrarle cómo se gatea, era muy molesto andar por la casa salvando el bulto de marine norteamericano que irrumpía pecho a tierra por todos sitios seguida del pequeñín. Luego empezó a andar y la mamá ponía el ejemplo apoyando las manos por las paredes o hacía carreras rápidas de un mueble a otro para que el hijo aprendiera la técnica. Vino luego la época de los patines. Con casco, rodilleras y coderas ambos hacían recorridos frente a la casa. Al niño le gustó el futbol y la madre hizo su examen para ser parte de el equipo de árbitros de la liga colegial, se las arregló colaborando con banquetes para la reelección del presidente de la liga para pitar en todos los partidos en que jugaba su hijo. Las bicicletas, al muchacho le gustó hacer la ruta, la mamá logró calificar para ser competidora en todos los eventos ciclistas a donde el adolescente participaría. Cuando entró a la universidad la mamá tomó todos los diplomados que ofrecía la Institución para estudiantes externos. Ahí, mi hijo se inscribió en el equipo de Tai Kuan Do, la mamá salió campeona en la categoría para adultos. La crisis existencial materna sobrevino cuando llegaron las novias, nunca se pusieron de acuerdo en los gustos y vino la separación del inseparable dúo. La estrategia cambió, las novias encontraron tal afinidad con la presunta suegra, lo que fue muy molesto para el joven galante.

    Sobre quién manda en mi casa: nadie. Ahí si se aplican los principios heredados de su padre, admirador de José Durruti, un anarquista español al que mi suegro admiraba y sobre quién versaban la mayoría de las conversaciones que sostuvimos en la biblioteca de su casa mientras él tuvo vida y yo tuve la dicha de ser su amigo cercano.

    Es una atea que de repente va a misa porque su madre siempre fue a misa. Cada quien tiene sus compromisos con la vida mutua y los realiza.

    No me lo preguntaste, pero te lo cuento: el liderazgo.

    A mí no me gusta el liderazgo porque implica ciertos rituales diplomáticos con los que mi personalidad no se acomoda. Me gusta integrarme a proyectos bien intencionados para contribuir a hacerlos posible. Pero hay en casa quien adora ser líder, es un mal líder aunque tiene alma para ello. En eso se parece a mí que soy un narrador con mucha facilidad, pero muy malo.

    Para la líder de la familia es imprescindible ir en punta siempre. Ella es la que siempre maneja, la que escoge los atajos secretos, la que presume intuición para abordar los mejores sitios. Siempre se equivoca y solo después de largos alegatos acepta ceder el liderazgo por unos cuantos segundos. Cuando salimos del embrollo dice: pensé que era por ahí pero como ya conozco como son ustedes de negativos, mejor tomé otro camino, por eso me equivoqué.

    Nos gusta pueblear (ir los fines de semana por los pueblos) y casi me vuelvo creyente de tanto rogar a Dios que no se le ocurra improvisar porque siempre terminamos lejos y extraviados, todo por despreciar los letreros de las carreteras y confiarse a los atajos que encontró en internet.
    ES MALA LÍDER ( ahora le ha dado por venir a ver qué escribo).

    Hay una anécdota de cuando recién nos casamos (esto tiene que ver con el viaje). Nos fuimos a Chiapas para conocer La Ruta Maya. El calor era insoportable, pero todavía era peor escuchar cómo se quejaba por ello.

    -Amor mío (enamorado hasta las chanclas) esto es la selva no esperabas aire acondicionado aquí.

    Era a fines de los 70. No existía infraestructura carretera adecuada como la de hoy, y los hoteles de esa zona solo tenían ventilador . Para ir a Bonampak había que caminar más de cuatro horas a pié en camino de barro (lodo). Ahí suele llover y nunca avisa. Compré dos mochilas de vagamundo, de esas que cubren toda la espalda, y ademas un depósito térmico para agua, lo llevé lleno de hielos para que al derretirse al menos se conservara fresca.

    -Mi amor, ¿estás segura de que quieres ir?


    - Por supuesto, ya estoy aquí, quier ver los murales de Bonampak.
    Vámonos.

    Dejamos la camioneta hasta donde llegaba el camino de terracería ( tierra) y emprendimos la marcha por un camino lleno de hierbas, en el que a menudo encontrábamos tramos de cien o doscientos metros de fango. La ida fue hermosa. Por ahí abundan manantiales de agua azul y pequeñas cascadas que se ven a unos 100 metros a la vera del camino.

    Llegamos al medio día y disfrutamos de las ruinas, de los murales únicos en su género. Había una explanada larga, una pista para avionetas en donde aterrizaban los antropólogos, arqueólogos y otros "ologos" o el personal de la UNESCO, ya eran en ese tiempo patrimonio cultural de la humanidad. Estábamos molidos por la caminata y el peso del equipaje, donde además de comida, venían tiendas de acampar por si nos quedábamos a dormir ahí. Luego de comer los guardianes del INAH nos ofrecieron unos caballos para volver al punto de partida, a mí me pareció lo mejor, pero a la líder no. Le tenía miedo a los caballos. Emprendimos el regreso. Ella adelante, por supuesto. Antes de salir de la zona arqueológica uno de los guardianes nos advirtió:

    -Tengan cuidado, en la selva la tarde cierra más temprano y hay "Nauyacas" enormes y venenosas como ellas solas.

    -No. no quiero caballos, nos vamos por donde vinimos, y a pie.

    Después de una hora de camino el calor ya era sofocante. Había una hermosa cascada al lado del camino, nos detuvimos a sugerencia de la líder a tomar un "regaderazo" selvático de aguas color cielo. Me costó mucho trabajo sacarla del agua para iniciar el regreso. Se nos fue el tiempo y oscureció. En esos tiempos no había buenas baterías para lámparas, pronto se agotaron.

    Al poco rato dejó de ir adelante y me dijo:

    -Tengo miedo a las víboras, si sale una y me pica, me muero.

    -Pues sí, todo mundo se muere.

    Lloró. La abracé y me pasé mi enorme mochila al pecho y a ella la eché sobre mis espaldas con todo y mochila. Fueron casi dos horas de camino entre las sombras, con lluvia torrencial la última media hora, que para mí duró siglos. Eran los tiempos en que yo era muy fuerte.

    Cuando sentí que estábamos perdidos escuché los ladridos de un perro, luego lo imitaron los demás. Apareció la flama miserable de un candil de petroleo allá a lo lejos, me dirigí hacia allá. Llegué a la casa del lacandón albino al que le habíamos encargado la camioneta.
    Nos ofreció una hamaca para pasar la noche pero la líder no quiso.

    -Quiero irme al hotel, estoy rendida.

    De ese punto al pueblo más cercano eran otras cuatro horas, no quiso manejar, se durmió. Fue difícil salir de ahí, varias veces la camioneta se atascó en el fango. Gracias a que era doble tracción y a que tenía un carrete de alambre (el rollo de alambre para halar) pude llegar con bien. No supo cómo llegó a su cama.
    Al día siguiente se despertó como si nada. Tomó su baño y consultó el mapa.
    -Nos toca hoy Agua Azul y llegamos hasta las Lagunas de Montebello. Entonces no se lo dije, ahora lo sabe porque se lo he dicho muchas veces. Es una líder tan natural como yo soy narrador. No somos perfectos y la vida es posible para ambos siempre que haya al lado el apoyo pertinente para enmendar las malas decisiones.

    Así que este viaje tiene también sus memorias tras los pasos, lo malo es que estas no están en un sitio especial, aunque están siempre presentes cuando nos ponemos a recordar.

    Como anotación, las historias "como deben ser" a mí no me interesan, me gustan las que se salen del plan perfecto, esas que perturban los sentidos, que te hacen reír y pensar.

    Te dejo abrazos y besos: sueña.
     
    #11
    Última modificación: 21 de Octubre de 2013
  12. ROSA

    ROSA Invitado

    Son recuerdos que perduran y a veces gusta compartirlos. Me agradó mucho su lectura y me hiciste viajar en el pasado. Gracias amigo por hacerme agradable estos minutos leyendote. ABRAZOS
     
    #12
  13. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre


    Gracias Elisalle. En México, la poeta Pita Amor, que fue una de las consentidas e impulsadas de Bernardo Reyes gustaba de hacer eso. Entraba a un restaurante y ante la sorpresa de los comensales empezaba a declamar de memoria una y otro poema. La gente llegó a pensar que era una pordiosera que se ganaba la vida así, pero no cuadraba con ese concepto de persona su personalidad. Luego se corrió el rumor de que había perdido la razón porque uno de sus hijos murió trágicamente. Yo fui testigo presencial de uno de sus desvaríos poéticos y lo que puedo decir que era una mujer locamente enamorada de la poesía, que la amaba y que se sentía una médium de su espíritu inmortal.

    Volver a los recuerdos siempre ha sido para mí una maravillosa aventura, veo que también lo es para ti. Sucede lo mismo con mi playa infantil, está destruida por la acción humana, construyeron un puerto un poco más al sur y acabaron con Puerto Madero o San Benito (nadie lo recuerda con ese nombre).

    Nuestra vida es breve y esa generación nuestra quierase o no se marca, se define como una página entre el siglo. Somos un movimiento humano que trasciende como masa en determinados eventos mundiales y como individuo tejiendo el habitat de su propio entorno, muchas cosas nos definen que tiene una relación directa de los ambientes que nos formaron, somos el adulto que se identificó con el mundo desde niño pese a los golpes de la vida y de las manos formadoras, persiste dentro siempre la voz natural que nos explica ante el medio ambiente aunque este sea parte de nuestra formación, somos diversidad y no diferencia, y es esa diversidad la que se manifiesta cuando nos proyectamos en la conciencia de los demás. Te dejo un abrazo y te imagino en tu bahía.
     
    #13
    Última modificación: 25 de Octubre de 2013
  14. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre


    Ya nos contarás de ellos en algún cuento, todos ellos tiene su sitio en prosas surrealistas.
    Tienen todos muchas coincidencias entre sí, los cruces del camino, las pozas de los ríos. Era una forma prehispánica de percibir la tentación, y lo que luego nos enseñarían a llamar pecado. Cuando contamos estos relatos estamos revelando la cultura desaparecida. Aunque influida un poco por la influencia europea nos permite conocer y sentir los miedos y placeres de esas épocas que luego fueron borradas de la conciencia colectiva, sustituidas por otras. Te dejo un abrazo y espero leer alguna vez una historia de esas.
     
    #14
  15. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    Querida Rosa, gracias por leer. Andamos contando nuestros recuerdos extraños. Besos.
     
    #15

Comparte esta página