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entre el copy y paste, freud, kardek, el abuelo y yo

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Melquiades San Juan, 4 de Febrero de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 541

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Hombre
    Viejo mío. Donde estés vaya mi pensamiento, posiblemente sea tu morada última mi memoria, pues bien, ahí vaya.
    Estoy aquí en medio del silencio con la primera letra apostada ya y las demás corriendo sin tema, en espera. Y has venido a saludarme, te siento, te escucho casi. Me miras casi desvaneciéndote, como holograma, te quiero hablar de mis nietos pero no te interesa pues para ti no son más que desconocidos. La mirada con tiempo es incapaz de salirse de su mundo, por eso me decías y repetías que el hombre no se define hasta que ya es incapaz de reinventarse a sí mismo. Y tu mirada, la que miro es así, una que resucita para su misma historia. Me estoy acordando de tu pasión por el surrealismo. Y esa herramienta literaria con que nace, hija del dadaismo y de Kardek, al que niegan por temor a los tabúes, y que prefieren ocultarse tras el velo de Freud, del aceptado muñeco del mundo científico.

    Te miro y recuerdo los pasajes reales que contemplamos juntos, a la vieja Genia aullando por la noche mientras los cuervos picoteaban sus senos desnudos y aleteaban en su útero lluvioso.

    Y recuerdo a Fulvia gritando por la noche con las manos apagándole la piel vuelta brasas al clamor de ayuda porque se la lleva don Jorge, el brujo que un día se detuvo frente a su casa de cemento, piedra, y cal con techo de teja roja: se detuvo y le dijo:

    -Vente conmigo, sé mi mujer,
    vente, te volveré loca de placer
    conozco las yerbas y las mañas que sirven con la mujer...

    Se detuvo frente a su casa y le dijo, vente o me llevo a tu marido.

    Montado en su caballo negro, brioso, le ofreció la mano para subirla en ancas y le dijo: vámonos, vente conmigo.

    Ella no se fue pues era católica apostólica romana, mujer pura y dada en sagrado matrimonio a su marido.
    Ella no se fue y su marido dejó de dormir para siempre, se le fue el sueño por los quejidos ardientes de esa santa mujer, Fulvia. Que se revolvía como gata en celo sobre el piso de concreto, que se bañaba con agua helada todas las noches para sacarse todo el calor del cuerpo.
    Ella no se fue nunca y su marido se consumió noche tras noche hasta volverla viuda.
    Uno tras otro se turnaron los hombres para apagar la llama ardiente de la viuda. Las piernas largas revoloteaban entre sábanas y gemidos asustando a la noche.
    Ella nunca se fue, se resistió al hechizo refugiada en el burdel más concurrido del pueblo para apagar su fuego.
    Ella nunca se fue, se consumió de males y se llevó las huellas de las noches sin fin al fondo de su tumba.

    Naná Tencha contó, hasta el final de sus días, la historia de la viuda.
    Dice que llegó a las puertas de los cielos y que san Pedro la recibió con honores pues no cayó en las tentaciones del demonio.

    Viejo mío, abro los ojos y veo tu rostro desvaneciéndose frente a mí entre destellos y matices extraños. Hablas mirando y de tu voz me surgen estas anécdotas huidizas.

    Me dijiste que el mundo de ellos era huidizo, extraño, diferente al nuestro.
    Cuando me bautizaron nada significó para mí el absurdo ritual de la pila de mármol y el llanto de las lloranderas del Cristo.
    Aún no perdía la inocencia cuando nana Genia me llevó a la cascada y me bautizó con aguas de la selva. Yo miraba en la rama de un árbol cercano a un pájaro Pijuy eructar sus graznidos. Me miraba y daba testimonio para toda la fauna.
    Ella estaba ahí, junto a mí, como testigo, con sus ojos extraños color de chocolate y sus pechos aún planos sin vestigios de leche. Ella estaba ahí y sonreía contenta. Sentí su mano agarrada a la mía con firmeza.
    Ese día verde y soleado sucedieron cosas extrañas, me di cuenta que mis manos eran mías, que mis pies no eran de nadie más. Miré en los demás otras gentes y a mí me vi como una persona sola.

    Puedo volar -me dije- pero me faltan alas, tan solo tengo píes, debo tener calma, andando también se llega a algún sitio.

    Cuando le dije al tío cura que sentía muchas ganas de volar, él me dijo que volar era un pecado mortal llamado "simonía", porque a Pedro lo desafió el mago Simón y como no pudo volar como él le pidió a Dios que lo matara.

    Tú me dijiste que unos hombres le quitan el derecho a soñar que vuelan a otros, porque los consideran sin derechos de vida y de sueño, que la vida era volar, que es vuelo siempre.

    Ella me dijo, cuando nos despedimos, que el día que necesitara una mujer que ella estaba ahí, que viniera o que la llamara, que ella siempre iría y que siempre esperaría.

    Ella me dijo que mis hijos esperaban en su vientre de obsidiana, que ella platicaba con ellos todas las noches, que les contaba los cuentos que les contaron sus abuelos.
    Ella me dijo eso. Me lo dijo muy en serio. Con los ojos muy abiertos, mirándome al alma, como quien dice la verdad.

    Cuando me casé ella vino y estuvo toda la noche en mi cama, sudamos y volamos, olió a café, a marañón, a zapote maduro y a mango. Estuvo ahí sudada y llena de espuma blanca como una ola de mar y se fue al amanecer sin derramar una sola gota de llanto. Desde entonces dejé de soñar con ella y no supe más de su recuerdo.

    Eso te lo cuento a ti porque no puedes hablar más que las palabras que ya has hablado. Te lo digo a ti porque eres un holograma que habita mis recuerdos y no eres nada más.

    Dejo a la pluma gobernarse por sí misma para que desde la voz escriba el sinsentido. Y ella se ha librado del propósito inicial, como fin, así como yo me libro siempre del hábito moderno del "copy y paste", aplaudido y absurdo.
    Corrijo para los cauces propios de la coherencia.
     
    #1
    Última modificación: 4 de Febrero de 2014
    A Uqbar y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. Uqbar

    Uqbar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    FANTÁSTICO, me quedo absolutamente anonadada con semejante entrega. GRACIAS por el disfrute de esta primavera antes de tiempo. GRACIAS.

    Mi admiración y cariño

    Palmira
     
    #2

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