Ataúd

Escarbo en el bosque del alma,
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toco su fondo húmedo,
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casi inerte y palpitante,
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sin un gramo de ira, de vacía comprensión,
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un llanto que merodea en el aire
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se aproxima y galopa en mi pecho,
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los árboles que se derriten
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y surcan por las verdades
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de un corazón herido y mal gastado,
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risas como eco que inunda mis oídos ​

temerosos a la realidad, ​

los ojos se distorsionan y la verde hierba crece,​

comienzan a emigrar flores del suelo,​

de colores se vuelve el camino
​

y mis pies se negaron a avanzar,
​

contemplo el cielo de un azul solemne,
​

nubes en formas de mariposas y un arcoíris
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que atraviesa mi espíritu en lo abstracto.
​

Descanso por un momento,
​

mis brazos cansados de luchar se tornan extraños,
​

mis dedos danzan desnudos
​

justo en mi rostro,
​

libres al fin.
​

​

Una roca en forma de nube se aproxima,
​

nada es lo que es; puedo nadar por el cielo
​

y volar en el mar, escalar hasta el agujero más profundo
y hundirme hasta la estrella más lejana.
​

En el espacio nada es arriba
​

y nada es abajo,
​

la inmensidad me acaricia,
​

el cosmos me devora lentamente
​

me convierto en polvo
​

dispuesto a morir en otro planeta
​

y formar parte del ciclo de la vida.
​

Por tercera vez.
​

R.r "El arte no conoce reglas"

 

El final de este poema es impresionante, me ha sorprendido el colofón: "Por tercera vez". Quizás es un alma que ha reencarnado muchas veces y que cada vez que resucita ve un ambiente distinto, una belleza disímil, las imágenes muy bien logradas, aunque por momentos caen en una monotonía que salta en el cierre del texto poético, además destaco el cuidado y la seguridad con la que fue concebido, hay madera y se puede decir que es un estilo en desarrollo, saludos, que pases bien y bienvenido al portal, espero te sientas como en casa---

 

Bella perla de tu buen versar mi querido amigo. Me encantó. Brillante pluma. Besos con cariño. Saludos.