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I. Q.

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Melquiades San Juan, 17 de Marzo de 2014. Respuestas: 6 | Visitas: 890

  1. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Llegaron esas personas a la escuela, iban vestidas como médicos, eran extranjeros, no comprendía nada de lo que hablaban. Luego supe que eran franceses, que venían a hacer un estudio étnico sobre todos nosotros. Nos fueron pasando de uno en uno a la dirección, los niños estaban muy inquietos, sonreían con nerviosismo pero todos querían pasar a la medición. Los niños que salían eran llevados a un salón de clases para que no dieran nada a los demás. Cuando me tocó pasar me sentí muy nervioso. Me midieron el cráneo y me pasaron unas fotografías muy rápido, yo tenía que decir algo, lo que fuera, lo que se me ocurriera, sobre las figuras que contenían. Nos pasaron unas películas mudas y luego nos pidieron que explicáramos de qué se trataban, al último nos pusieron a jugar con unas hojas donde habían laberintos y cosas incompletas que nosotros teníamos que completar. Todo terminó en un mes. Luego se fueron. Al siguiente año volvieron y abrieron una escuela, nos separaron de nuestros compañeritos de siempre. Los maestros eran extranjeros, a la escuela le llamaron "La Misión". Entregaron a nuestros padres los resultados de aquéllos exámenes, el mío fue el más alto, decía I.Q. 180. Mis padres no sabían qué significaba eso pero estaban felices, para ellos era como un título nobiliario, hicieron una comida para festejar a los visitantes sin importar ya que "la vergüenza" pudiera ser vista por ellos. Tamales, hicieron tamales. Durante la comida La Vergüenza apareció, se salió de su cuarto. Cuando esas personas lo descubrieron se quedaron admirados. -Qué le sucedió- preguntaron. Mi padre no quería contar nada de mi hermano mayor, fue mi madre la que se animó, a lo mejor son médicos y lo curan, pensó.

    Mire, cuando era niño, la cabeza le empezó a crecer hacia atrás, así como el cuerpo de los caracoles. La gente empezó a venir a la casa para verlo, luego andaban murmurando por ahí, decían que era un "cheneque", son unos fantasmas sabe. Decían que yo había tenido un hijo con uno de ellos. Mire, ya no lo sacamos a la calle, cuando creció lo dejamos siempre aquí, en su lugarcito. Mire, él hace sus propios juegos, pobrecito, él quiere salir y solo puede hacerlo por las noches, cuando la gente duerme. Ojalá pudieran curarlo para quitarle un poco de cabeza.

    Se acercaron a él, lo revisaron.

    Mi hermano mayor no creció mucho, la espalda se le encorvó un poco por el peso de su enorme cerebro. Comía mucho pero no subía de peso, solo le crecía el cerebro. Por las noches iba por la selva a quien sabe dónde, secretamente, mis padres deseaban que algún jaguar le diera muerte, que alguna coralillo le picara, o que se ahogara en un pantano o en la laguna. No, mis padres no eran malos. Decían que él no sería nunca feliz, que sufriría mucho. Recuerdo que por la madrugada volvía con la boca llena de lodo, o de alguna cosa oscura.

    Tras de estas personas fueron inmediatamente a "La Misión", volvieron con unos aparatos. Le midieron el cerebro, le tomaron la presión, con una lámpara le echaron una luz en los ojos por último le sacaron sangre. Hablaban entre sí emocionadamente. Luego estuvieron revisando los objetos con que se entretenía. Se quedaron asombrados. A los pocos días vinieron a la casa, hablaron con mis padres y se ofrecieron ayudar con la enfermedad de mi hermano. Yo me di cuenta que esos hombres ocultaban algo.

    -Mi hermano no está enfermo -les dije-, no tienen que curarlo de nada, solo le creció el cerebro más de lo que me está creciendo a mí.

    Las personas asintieron, debemos hacerle muchos estudios, los gastos corren por nuestra cuenta, no se apuren por ello, no se apuren por sus dos hijos, costearemos la educación de ambos.

    Se llevaron a mi hermano en un automóvil blanco. Sentí mucha tristeza al descubrir algo raro en su mirada. Después de un mes, el director de la misión me entregó un documento Lacrado con las siglas de la UNESCO. Llévaselo a tus padres -me dijo-. Diles que pueden venir para aclarar cualquier duda. Abrí el sobre y me encontré con un certificado que decía: I.Q. indeterminado, no existe forma ni método para evaluar esta capacidad, tentativamente se propone una valoración de 4 a 8 sobre el promedio humano.

    También venían fotografías de mi hermano dibujando, tocando un piano, manipulando líquidos de colores en un laboratorio como el que teníamos en La Misión, y muchas actividades en ambientes desconocidos para mí.

    Mis padres se pusieron felices, sobre todo mi madre, que no esperó circunstancia casual para visitar a los vecinos.

    -Miren -les decía- mi hijo es una de las personas más inteligentes del mundo.

    Lloraba, mi madre, lloraba de alegría, ya entendía qué significaba eso del I.Q. Todo el amor y orgullo callado y reprimido hacia su primogénito ahora se desbordaba. Yo había pasado a ser un ser normal, invisible, inapreciable. Por las mañanas, en cuando me despertaba, iba mirarme al espejo. Me medía el cerebro con la cinta de costura de mi madre. El cerebro no me crecía mucho y eso me desanimaba. Un día dejé, por voluntad propia, La Misión. El director vino a hablar con mis padres para que me convencieran de volver. Mi madre no le escuchaba, solo quería que le contarán más de su hijo el genio. No volví, huí de la casa antes de que culminara mi adolescencia. Algunas veces volví, antes de que mi madre muriera en el manicomio donde fue encerrada a causa de un brote agudo de esquizofrenia o paranoia. No lo sé, para ella dejé de existir y le pagué con la mima moneda. De mi padre solo supe que se juntó con una muchacha muy guapa y que viven felices en una casa de palma junto a la playa. Nunca supe de mi hermano, debe ser víctima del fenómeno ese que denominan I.Q.
     
    #1
    Última modificación: 17 de Marzo de 2014
  2. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    Seguramente obtendrás diferentes opiniones sobre este espectacular relato...
    Yo sólo puedo decirte que no tengo opinión concreta al respecto...
    Que cada palabra ha dado la vuelta a mis intestinos, y me deja una piedra
    en el esternón...

    Creo que dentro de todo, tu hermano pudo acceder a un desarrollo total
    de su maldición (pues yo lo veo así)...

    Algunos jamás lo tienen y arrastran demasiadas frustraciones,
    otros lo tienen a medias, y siempre andan como parias vacíos sin nada que los llene.

    Incluso los que pasan la franja de superdotado a genio (sobre los 145 - 150)
    son más débiles al entorno y se vuelven propensos a desarrollar
    trastornos de personalidad y demás... Dependiendo de su I.E
    (inteligencia emocional, muy protagonista también hoy en día), Pues este en balance
    con el I.Q, ayuda mucho en el equilibrio. Pero hay genios que los tienen muy bajo,
    y eso convierte una razón de festejo en una tortura de impotencia hacia su futuro
    para toda la familia.


    Y todos tienen que lidiar con la no pertenencia y el rechazo...
    Porque algunas familias hacen un brindis, pero afuera, todos sufren la misma soledad...

    Para un niño normal ver a su hermano siendo ovacionado por ser un genio,
    es bastante difícil al comienzo, para ambos. Pues a veces los celos son tan grandes,
    que además de todo, el genio debe lidiar con el maltrato de su hermano (no es este caso del relato)
    mientras a su vez, también siente celos de la normalidad del otro. Una normalidad
    poco valorada por los padres, pero mucho más valiosa en realidad.

    En fin... Es un tema que podría desarrollar bastante, pero mi conclusión
    es la misma que la tuya: trata de ser una víctima de un fenómeno llamado I.Q y todo
    lo que este provoca a su alrededor... Y con o sin herramientas para su explotación,
    siempre será una maldición, no un don.
     
    #2
  3. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Querida amiga, rico comentario a este relato. Este fue plagiado a un sueño reciente y anduvo dando vueltas por ahí unos días, lo escribí en primera personas por la facilidad que brinda esta forma para ofrecer las circunstancias personales. Qué bueno que los personajes te permitieron meditar y expresar un comentario que lo hace más interesante. Abrazos.
     
    #3
  4. Évano

    Évano ¿Esperanza? Quizá si la buscas.

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    Es un excelente relato, señor Melquiades, la fama y la subida a ella "tapan" los defectos y dejan a los demás en la ignorancia de la multitud, sufriendo estos la envidia. Un placer, amigo, haber pasado y saludarle. Un abrazo.
     
    #4
  5. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

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    Gracias amigo Évano. Déjame que te cuente algo. Allá por los años 60 la UNESCO mandó a hacer una "medición" de las capacidades intelectuales de los niños indígenas de la zona de centroamérica, incluyó el Soconusco, donde vivía yo por ese tiempo. Esperaban que el rendimiento IQ fuera bajo por cuestiones de alimentación deficiente y la gran desvinculación de la población infantil de las herramientas educativas de otras zonas del mundo. Pues resultó todo lo contrario. Muchos peques obtuvieron muy altas calificaciones en esos test científicos, arriba del promedio mundial. No se explicaban cómo, estudiantes de otro nivel escolar o de las ciudades quedaban por debajo de la media de estos. Bueno, algunas teorías modernas explican que los niños, antes de recibir "educación" son considerados genios, la educación los encasilla, los atrofia. Allá, en esos tiempos, los chiquillos tenían una relación muy cercana con la naturaleza y resolvían a menudo situaciones imprevistas utilizando más que un método, su propio y libre criterio. No recuerdo si el proyecto se llamaba Soconusco o Maya, talvez algún reporte exista de eso en la red. Abrazos, gracias por detenerte a leer,
     
    #5
  6. Évano

    Évano ¿Esperanza? Quizá si la buscas.

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    Hace años, en uno de los primeros concursos de coeficiente Intelectual ( no sé si todavía se realizan) ganó un pastor francés que no sabía leer ni escribir, y que había andado medio solo casi toda su vida. Hoy en día comentan que vamos retrocediendo, tampoco sé su porqué (ni ellos) jajaja... Un tema que da mucho de sí y en muchas vertientes. Un abrazo.
     
    #6
  7. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    No me sorprende... para nada.
    La educación no es otra cosa que un campo de concentración
    para armar soldaditos sociales, con la memoria llena de mierda inservible
    y el razonamiento desconectado...

    La memoria y la inteligencia tienen tanto en común,
    como El Manual del Guerrero de la Luz (Paulo Coelho) y Robinson Crusoe (Daniel Defoe)...

    En cambio un desarrollo en base a las herramientas que ofrece la naturaleza
    y la vida en sí, te da primero la practica y después la teoría, la libertad
    de ir aprendiendo al ritmo de tus necesidades y tus curiosidades,
    dando más de ti para aprender...

    No por nada, las civilizaciones antiguas como los egipcios por ejemplo, tuvieron tantos conocimientos
    y fueron más inteligentes de lo que somos hoy...

    El aprendizaje autodidacto, debiera ser, creo yo, la educación del futuro,
    pero eso no sirve a los titiriteros...


    Me encantó leerte este comentario, tanto como el relato.

    Besos
     
    #7

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