1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

La noche de German

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por AntonioG, 18 de Marzo de 2014. Respuestas: 1 | Visitas: 364

  1. AntonioG

    AntonioG Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    8 de Mayo de 2013
    Mensajes:
    117
    Me gusta recibidos:
    34

    ¿Por qué ha de ir en pos de tí un dios al cual no obedeces?

    Hace tiempo, cuando ya no era un niño pero la adultez aún se erguía ajena e inalcanzable, me contaste sobre un libro que al abrirlo te perdías y que al leerlo invocabas el terror. Me pareció un bonito cuento de fogata, sin embargo, hoy sé que todo es relativo; lo que no vemos es precisamente lo más evidente.
    Este relato habla sobre seres espirituales, de su existencia y de cómo influyen en la vida. Pero no trato de convencer a nadie de que lo que aquí se toca sea verdad. Tan solo, es un relato que busca entretener.

    “Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová dijo: De rodear la tierra y de andar por ella”.
    Job. 1; 7

    Capítulo I
    Voces.

    A veces se quedaba absorto después de abrir los ojos. No se trataba de una simple sensación que al cabo de unos minutos o que luego de sacudir la cabeza fingiendo ponerla en blanco se esfuma. German sufría a diario. Su dolor lo provocaba una vida que no era vida.
    Aquella cabaña tenía magia. Se hallaba enclavada en un inmenso campo rodeado de colinas que hoy son un mosaico de parcelas variadas pero antes eran partes de un todo único, sobrio y hermoso: la antigua hacienda Toufemberg.
    En verdad no estaba allí para admirar el paisaje ni para toparse con los herméticos pobladores que aquel paraje olvidado presentaba como apariciones fantasmales de otro mundo… un mundo mediocre y sin futuro, vivo pero a un paso de caer yerto. En fin, cuánto daño había hecho la reforma.
    Era un lugar minúsculo, apenas una sala de diez metros cuadrados y dos habitaciones de la mitad de su tamaño. La cocina estaba a diez metros fuera de la cabaña, en una habitación semiderruida que alguna vez tuvo un bonito y grueso techo de Ichu del que sólo quedaban sus maderos como huesos fósiles de un pasado cómodo. El baño no existía.
    Sin embargo después de tres días de locura y sus respectivas noches heladas; no había conseguido encontrar esa caja que le había llamado. Si, la caja le llamó: “¡German, German!..” lo hacía a cada instante cuando menos lo pensaba; a mitad del almuerzo, durante el trabajo, en sueños y en visiones. Por eso había llegado hasta aquel lugar salvaje.
    Pero él no estaba loco para escuchar. “Estas cosas no pasan” se decía y fingía no enterarse. Pero el llamado permanecía allí, latente, rugiente.
    Una vez vio una secuencia de anuncios publicitarios: “busca tu tesoro”, “la vida es buena”, “disfruta de la magia”. Ciertamente para un advenedizo eso significaba nada, no obstante para German el mensaje era claro e intenso.
    Él había tenido en sus manos un tesoro, uno tan valioso que cuando lo hubo perdido perdió la voluntad también. En aquel entonces no sabía que una niña podía ser un tesoro y que una mujer valía más que cualquier aventura. Quizá por eso en las noches su sueño recurrente consistía en un obtuso cortometraje en el que se veía regresando al lugar de origen, preguntando por una tal Lucía y estando a instantes de encontrarla… ¡tir, tir!.. El despertador. La aventura que le tenía ahora esclavo del sistema no era más que un infierno sin su amada, sin alguien a quien amar, específicamente sin amor.
    Tanto se había empeñado en conseguir una buena vida. En dejar la mediocre villa y saltar a la urbe cosmopolita de donde venían la cultura, la moda, la tecnología… el dinero y su aura. Para lograrlo se olvidó de los amigos y a la larga de Lucía. Al cabo de unos años de constancia, un profesor misericorde vio en él “ese brillo” que caracteriza a los ambiciosos y los separa de los perdedores; lo apoyó con conocimiento y aportes económicos y al cabo de los años German se marchó a la universidad. A la lejana capital, a estudiar, a conocer el mundo, a tomar oportunidades y a vivir la buena vida…
    Paradójicamente hasta este día no conocía eso que llaman “buena vida” y por ende no entendía lo que motivaba que alguien afirmara que la vida es buena. Pero cuando soñaba aquella escena fabulosa en verdad sabía a gloria, a plenitud… a una verdadera “buena vida”
    Sin embargo su existencia era insípida: el despertados, la ducha, tostadas con leche o leche con cereales, el trabajo, almuerzo, casa, cena, cama… sueños. ¡Y quién diría! después de luchar tanto por ganar el puesto que hoy ocupaba solamente se sentía a gusto al dormir, que lo mejor de sus días era el descanso y ese recurrente sueño en el que perseguía a Lucía. Había buscado tantas veces esas ganas de hacer las cosas bien, por deseos genuinos y hasta por placer mas no por obligación, por automatismo o por un compromiso incómodo con alguien más. Pero no existía una razón, un impulso… un suceso mágico que le despertara de ese adormecimiento crónico.

    Cada vez que alguien pronunciaba su nombre German se volvía a verle con los pelos erizados, los ojos muy abiertos y el corazón en la mano, a punto de saltar, preparado para reaccionar –lleva esta hoja. Nunca se trataba de nada importante, siempre en la rutina, en una vida maravillosa pero estática…
    Pero alguien más le llamaba.
    - ¡German!... –y él miraba en todas direcciones, de norte a sur, al este y oeste, de arriba hasta abajo… no había nadie– ¿qué te pasa hombre? Luces paranoico. –el que le llamaba era Abelardo, su colega, su amigo… pero German había escuchado el llamado de alguien más, de un ser más importante. Le sonrió al sujeto, atendió a lo que decía y fingió estar en el mundo real. Mientras pensaba, agudizaba los sentidos y buscaba con algún ojo interior a ese que también le había llamado.


    Capítulo II
    Un sueño.
    Cierta tarde fue a cenar con una conocida. Era un ritual casi religioso; primero comer y brindar mientras se galantea –pero ¿se puede llamar galantería a un recital de gestos y palabras arto conocidas? – Luego subir al coche y poner rumbo a un hotel precioso, en el camino y ya en privacidad dejar que las caricias fluyan a tal grado que tras abrir la puerta de la habitación sólo quedara desabrochar botones y abrir cierres… ¡si, que buenas eran aquellas noches!
    Ese era el plan, el que ya ambos conocían pues lo habían realizado con la mitad del círculo social en que se desenvolvían. Pero esta vez Susana, la amante de turno, llegó al restaurante ebria. Se sentó frente a German que le miraba absorto, sin saber si el panorama era conveniente o desfavorable, al menos sería una noche un poco –sólo un poco valga recalcar –, diferente.
    - Te vez muy guapa.
    - Hazme el favor y di algo más original –basculó. Él se quedó inmóvil, pensando en qué decir, nunca fue ocurrente.
    La gente acostumbrada a una sobriedad aristócrata empezaba a ver a la pareja con el rabillo de los ojos.
    - Pero es verdad, eres muy guapa a pesar de estar borracha –Susana abrió los ojos burlonamente y se echó a reír.
    - Te has dado cuenta. Pues soy una borracha, si, ¡y apuesto que tú también eres un alcohólico! –desde las otras mesas un alud de miradas de reprimenda les acusó – ¡somos todos unos borrachos!.. si no que alguien me explique la razón de esas botellas en sus mesas… ¡la medida es una copa, no la botella entera sarta de hipócritas!
    Vio como los empleados se acercaban dispuestos a pedirles que se marcharan, pero a German nadie le echaba de ninguna parte. Tomó del brazo a su acompañante y caminó a la salida arrastrándola, avergonzado por la escena y encogido para atravesar el salón incógnitamente.
    Ya afuera soltó a Susana y le miró despectivamente. Estaba ebria hasta los huesos ¿Qué podía hacer con una mujer en ese estado?... “maldita suerte la mía” pensó. Ya se iba, dejándola abandonada en plena vía, cuando escuchó el llamado:
    - ¡Señor! Regrese por favor. –era una voz masculina, grave, imponente. German se volvió para ver al que le solicitaba; vio un mesero esbelto, con el brazo alzado… no, no podía ser ese hombre… alguien más le llamaba. –tiene que pagar lo que ha consumido…
    El mesero se encogió de hombros cuando vio venir al sujeto, hirviendo en cólera y agitando un billete americano como un estandarte de guerra. El joven comprendía que era inoportuno pero no podía obviar el precio de una mesa ocupada por quince minutos ni el de un vaso de agua y un coctel de frutas.
    - ¡Tome su maldita propina! –exclamó Germán conteniéndose para no darle un puntapié.
    - ¿Y la señorita? –señaló a la mujer que permanecía hipnotizada por la luz de neón del establecimiento. –está obstruyendo el paso. –dicho eso el mesero escapó a la seguridad del interior.
    German le tomó de la muñeca y caminó hasta el estacionamiento. Le miró de pies a cabeza y se desesperó “que esté ebria no quita que siga siendo hermosa” se susurró al tiempo que una serie de pensamientos mórbidos asaltaban su cabeza.
    - ¿y si vamos al hotel? –le preguntó. Pero Susana estaba perdida, casi dormida– ¿qué te pasa?
    - Nada… –balbuceó– ¿Qué puede pasarme?
    - ¿Por eso tomaste? –le sujetó de los hombros para que dejara de bambolearse–. ¿Porque no te pasa nada?
    - A los dieciséis años tenía sexo a causa de la ilusión, cada novio me revivía el deseo de soñar a pesar de las caídas anteriores. A los veinte tenía sexo por placer, porque se me pegaba la gana y no más. A los veinticinco lo hacía para ganar favores…
    - ¿y ahora?
    - ¡Porque no tengo nada mejor que hacer! –soltó abruptamente una carcajada.
    - Me voy –sentenció German y se metió al coche, encendió el motor y antes de ponerse en marcha le vio por la ventanilla. Ella sonreía huecamente y le mandaba besos con la mano… desilusionada…
    - ¡Germán! –otra vez alguien le llamaba, pero esta vez sabía plenamente que era Susana. No quería hablar con una alcohólica que intentaba filosofar así que le ignoró y aceleró.
    - ¡German!
    Frenó en seco, salió del auto, miro en rededor y se halló solo, en medio del tráfico nocturno. Esta vez le había llamado alguien que no estaba en este mundo. Se llevó las manos al pecho para sujetar su acelerado corazón y volvió al coche. Respiró hondo y manejó desesperadamente a casa.
    - Quizá estoy imaginando cosas.
    Soñó el mismo sueño de siempre. Vuelto a la villa, caminando hacia la casa de Lucía, estirando la mano para tocar. Tocando. Abriéndose la puerta… asomándose alguien… ¡viendo a una mujer!... “¿Estoy ebria y que?”… ¡la que sale de esa casa resulta ser Susana!
    Despertó sudando, aterrado y con el estómago revuelto. Saltó de la cama pero tenía el cuerpo adormecido por eso cayó de rodillas al piso y se agitó la tierra.
    - ¡Rayos! –maldijo y caminó apoyándose en las paredes y cojeando por el dolor. Entró al baño y apretó el interruptor de la luz… no había luz. Abrió el caño y el agua salió a borbollones. Casi cae al piso.
    Se dio palmadas en las mejillas para acabar de despertar y entonces el fluorescente se encendió. Ante él resplandeció un espejo roto, no era supersticioso pero esa señal le erizó todos los vellos del cuerpo. Salió de su apartamento tropezando con todo. No tomó el ascensor porque la luz estaba fallando, por eso corrió a las escaleras, bajó tres escalones y rodó el resto. Se incorporó y trató de bajar pero alguien le empujó.
    Llegó hasta el primer piso casi rodando casi aplastado. Cuando al fin estuvo abajo pudo ver a todos los vecinos espantado, llorando, abrazados, rezando. Solamente después de salir del edificio y acomodarse en la vía junto al resto de gentes aterradas pudo saber lo que acababa de pasar.
    - Te-rre-mo-to. –pronunció lenta y macabramente mientras a su alrededor se extendía un paisaje de caras y actitudes que reflejaban caos, terror y locura colectiva.
    Los cristales estaban rotos, todos. Había grietas en el piso, en las paredes y en las calles. Volvió a temblar ligeramente. German se frotó la barbilla con la mente en blanco, con los sentidos alerta. Pasó la noche a la intemperie.
     
    #1
  2. Melquiades San Juan

    Melquiades San Juan Poeta veterano en MP

    Se incorporó:
    3 de Diciembre de 2008
    Mensajes:
    5.147
    Me gusta recibidos:
    664
    Género:
    Hombre
    No cumple con las indicaciones para en foro para relatos extensos en cuanto tamaño de letra y avisos del estado en que se halla el texto. No sabemos si está en construcción o si ya finalizó.

    AQUÍ EL TAMAÑO SÍ CUENTA, ES FUNDAMENTAL.
    Si el relato continúa, háganse las adecuaciones según lo indicado en el texto que publicó la Admón y me informa para reubicarlo a donde corresponda.

    Foro destinados a novelas o relatos extensos de todo tipo (pensando en un Libro Virtual).

    Han de ser muy extensos, es decir, que exceda mucho de la extensión habitual de los temas que se publican en prosa y que requieran al menos media hora para leerlos.

    El usuario podrá publicar su obra de una vez, o escribirla poco a poco, añadiendo capítulos mediante contestación a su propio tema.

    Para no interrumpir su redacción solo se admitirán comentarios cuando la obra esté finalizada. Cualquier comentario a una obra no finalizada SERÁ BORRADO. El autor deberá dar aviso a algún moderador del foro (Rosa, lluvia de enero, mamen, Marian Gonzáles) o a mí para que suprima los comentarios dejados antes de haberse finalizado la obra.

    El usuario cuyo comentario haya sido suprimido por ser anterior a la finalización de la obra, recibirá un aviso del moderador que lo haya suprimido, indicándole que no debe comentar las obras no acabadas y que la reiteración en comentarios de obras no acabadas podrá dar lugar a que le sea vetada la entrada a este foro.

    El autor mientras la obra no esté acabada deberá añadir al título la acotación de "en redacción" y poner al final de las diversas partes del texto la coatación: "continuará".

    Una vez finalizada la obra, el autor deberá suprimier la acotación añadida título y en el último capítulo de la obra, o al final de la obra (si esta se publica de una sola vez) debe añadir la acotación "obra finalizada". A partir de entonces podrá ser comentada.

    Los texto que no sean extensos (a modo de novela, con capítulos... ) serán movidos a FORO DE GENERALES y el usuario será advertido de que el uso de este foro para la publicación de temas que no se ajusten a estos objetivos puede dar lugar a que le sea vetada su entrada al mismo.

    Se entenderá como relato extenso aquél que la administración estime que supera lo que es una prosa habitual de los foros de prosa, cuya lectura pueda realizarse de un golpe en unos minutos y en no más de media hora.

    A la hora de redactar el texto no utilicen un tamaño de letra superior a 3. El hecho de que parezca extenso por el uso por parte del usuario de una letra de tamaño grande, no impedirá que sea movido a foro generales.


    Hay temas publicados antes de la elaboración de la reglas que norman el foro para novela, cuento, ensayo extenso, ( libro virtual), y que no cumplen con estas especificaciones; solo los que se acerquen al relato extenso serán dejados ahí por esa particular circunstancia.

    Para no desvirtuar el propósito del foro, a partir del mes de enero de 2013, los temas que no cumplan con los objetivos del foro para la novela, cuento, ensayo extenso, serán movidos a prosas generales, y editados sus complementos en respuestas en una sola publicación, tal y como se indica en ese foro.


    JULIA
    ADM. MP
     
    #2
    Última modificación: 16 de Abril de 2014

Comparte esta página