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Barullo

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por Último Poeta Maldito, 14 de Abril de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 1525

  1. Último Poeta Maldito

    Último Poeta Maldito Poeta asiduo al portal

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    “Cada cosa con su tiempo”, decía mi querida abuelita y es muy cierto. Niños hoy les contaré la breve historia de un pequeñín impaciente, que, como ustedes, estaba ansioso de hacer lo que hacen sus mayores, de comerse el mundo de un bocado. Espero que pongáis atención y comprendáis el cuento. Escuchad pues:

    En la vieja casa de doña Inés hay movimiento a cada momento: la servidumbre asea, repara, cocina… Los niños corren por el salón, las amas los siguen, regañan y castigan… y el feroz angora persigue al astuto ratón.

    En una pared de la vetusta casa, tras de altos cajones, se encuentra la ratonera de cinco ratones: el primero Rabín, el mayor y más astuto; el segundo, Robin, no tan astuto pero sí el más rápido; Tintín, el tercero, siempre hambriento; el cuarto, aladín, perspicaz y silencioso;
    y el quinto y último, Neo, el menor de todos, el más inexperto, lento y ansioso e importunado hablador. Hijos de un ratón sagaz, muerto por el temible angora.

    Salen de la pequeña gruta sombría, como pequeños espías, con botillas, alfileres por espadas, y minúsculos sombreros al mejor estilo de mosqueteros; rumbo a la cocina, de bajo de sillas y mesas, entre cuartos y muros, en busca del oro pálido y comestible que vosotros llamáis queso.

    -Esto es lo que haremos…, dice Rabín, tú Aladín serás el vigía.
    Tú Robin iras conmigo y tintín…

    -¿Y yo?, pregunta Neo.

    -Tú quédate en el rincón junto a la gruta, esperándonos…

    -¡Pero yo quiero ir con vosotros!

    -No estás listo hermano…

    -Pero…

    -Lo siento, pero es lo más seguro para ti.

    Y salen intrépidos del rincón, trepando, veloces, suben a la alacena, sobre vajillas, hacia la despensa. La abren y buscan el manjar deleitoso, ambrosía del roedor. Toman el queso en tres trozos y ciñen a su espalda ¡Aladín grita!:

    -¡Se acerca la fiera que llamáis angora!

    Rabín: ¡Corred porque de eso depende vuestra vida!

    Tintín: Este queso, oro mío, manjar de roedores, defenderé con valor y fuerza.

    Robin: Eso piensas tú y lo respeto, pero yo huiré mientras pueda.

    Neo: ¡Venid, venid, corred, corred, hermanos!

    Aladín: Huyamos hermanos míos, pues ¿Para que queso si no hay ratón?

    Llega el gato con el garbo de un león zahareño. Ve la regata y corre tras ellos.

    El angora: Deténganse, ladrones, devolved el queso y juro no haceros daño.

    Rabín: Eso solo fuera posible si fuésemos canes y no ratones. No somos tontos viejo gato.

    Robín: Apartaos Neo, entraremos por esa gruta. Entrad todos y seguid corriendo, estaremos, entre más adentro, más seguros.

    Se aparta. Entran rápido y halan a Neo, que se había quedado tieso del terror. Se detienen frente al rincón el angora voraz:

    -“Escaparon, pero otro día no tendrán tanta suerte mis pequeños bocadillos…”

    Dentro de los muros duros comieron el queso triunfal, los ratones ladrones, bailando al son de una cajita musical.

    Al día siguiente, una mañana de ruido y desorden, pues se había caído la pobre vieja de doña Inés cuando paseaba por su jardín de blancas azucenas, azules rosas y rojas amapolas… Nada grave solo unos moretones y un leve mareo. Todos en la casa corrieron a su auxilio, y aunque ella terca los regañaba por escandalosos, ellos no la dejaron sola. El pequeño Neo se despertó temprano, el barullo los despertó. Salió sin despertar a sus hermanos, el ratoncillo inexperto. Dejo la cuevilla segura y se aventuró, solo, al espacio amplio de un comedor. Maravillado – pues nunca había salido solo- de todo lo que veía, se paseaba tranquilamente por toda la casa. Fue a la cocina y después, comiendo un trozo de queso, entró a la alcoba de doña Inés. Entre mordisco y mordisco, caminaba sin cautela, pues estaba a un lado de él, el angora-león. Sin darse cuenta todavía, el gato estaba dormido sobre una silla mecedora. De pronto escuchó un ¡Pis, pis! ¡Neo! Y volvió su rostro, era Rabín quien lo llamaba:

    -Ven, no hagas ruido, vámonos de aquí, le dijo casi en susurros.

    -No quiero irme aún, pues quiero seguir paseando por un rato más.

    -Ven, no protestes, no tenemos mucho tiempo.

    -No quiero irme he dicho. Ya no soy un pequeño, vete.

    -Vámonos, ¿No has visto al angora zahareño acaso?

    -¡Angora has dicho!

    Y se despertó como una fiera salvaje de oriente, rugiendo un bostezo rudo. Miró a los dos ladronzuelos y se echó, entre ambos, al suelo.

    Rabín: No temas Neo, nos escaparemos.

    El angora: “Neo, Neo, no temas, pues hoy desayunarás conmigo, yo invito.”

    Neo: ¡ayúdame, hermano, ayúdame!, gritó.

    Llegaron los demás ratones.

    Robin: Atrás bestia o atravesaré tu pellejo felpudo.

    Aladín: No os preocupéis yo venceré a la bestia.

    Tintín: Yo arrancaré su pelaje para tapiz maestro.

    Y se lanzaron contra el gato blandiendo los alfileres como tizonas de asaz filo.

    Todos gritábanle a Neo:

    -Corre, Neo, corre.

    -Vete, ya te alcanzaremos.

    -Vete, hermano mío, príncipe del queso.

    -Se valiente Neo, brío al correr, recuerda que vencedores de la flauta mágica y del músico somos.

    (Corre Neo sin parar hasta llegar a su ratonera)¡Hieren al angora los cuatros intrépidos! Mas el angora los hiere también. Ciclo funesto, vida de rencor y hambre, diré.

    Neo llora en su madriguera, solo, pues sus hermanos no han regresado y de tanto llorar se duerme preocupado.
    Canta el gallo, despierta Neo de su desmayo. Ya pasó el triste día, mas sus hermanos no regresaron. Sale en busca de una respuesta visible, hacia el cuarto de doña Inés, silencioso, astuto, sigiloso, rápido… ¡Ya ha aprendido! Escucha el grito de un ama, en susodicho cuarto… ¡Sí! ¡Bravos! ¡Fieros fueron los cuatro, vencieron al angora!... Pero lastimoso, muerto todos junto al zahareño gato.
     
    #1
  2. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    No soy una niña... (habría que ver ajja), pero que me he entretenido de principio a fin,
    y hasta ese final me traumó, puesto que esperaba uno feliz...

    Muy bueno!
     
    #2
  3. Último Poeta Maldito

    Último Poeta Maldito Poeta asiduo al portal

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    Jajaja bueno, no suelo escribir f¨¢bulas pero se me vino esta a la mente y decid¨ª escribirla.Yo creo en lo que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez dijo en su libro "Platero y yo", que los ni0Š9os puede leer lo mismo que una adulto, y pues tambi¨¦n al rev¨¦s. Lo siento por el final pero como advert¨ª al principio es un cuento para ense0Š9ar a los peque0Š9os. Y este final sin duda tiene una moraleja para ellos. Dura pero cierta. Saludos
     
    #3

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