Adiós, Gabriel García Márquez.

Sobre la nubes se extiende el frío oscuro e inmenso,
un millón de milenios de soledad.

Hoy las cubiertas de los libros
llevan todas escritas tu nombre,
ha crecido una selva en el interior de las catedrales,
ante la ventana reverberas y se adivina en tu maleta
el premio mayor, el título de hombre,
y la pluma mágica que hace de las palabras tacto y sonido,
color y sentimiento, ausencia, o decadencia.

Un clamor de pájaros buscan tu sombra,
todos los objetos se han puesto una etiqueta,
un imán inmenso atrapa la armadura, el oro de los ingenuos.

Puede que un viejo coronel de zapatos humildes
al fin ganara una guerra.






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Qué vibrantes versos amigo... precioso homenaje al merecedor de muchos!
Un gusto volver a leerte...te abrazo con todo mi cariño...

 

Muchas gracias, amiga, por tu amable comentario.

 

Es un homenaje precioso, señor Topo. Un placer haber pasado y saludarle.

 

Hermosa dedicatoria mi querido amigo. Las letras estan de duelo y cien años de soledad nos esperan con los versos. Un placer leerte. Besos con cariño. Saludos.

 

El placer es mío, Évano, por tu lectura.

 

Gracias, Yaneth. Un abrazo.

 

Aprecio mucho tus comentarios, Julia.

 

Un homenaje excelente y precioso. Mi sincera enhorabuena.

 

¡Menuda sorpresa, Julia! En todo caso, el mérito es de Gabriel García Márquez.

 

Gracias por leer mis versos, LIBRA8.