Ciclos

La inmensidad del Universo abraza a un firmamento de vaivenes de aristas de granos de arena que cortan y modelan a miles de dunas. Un buitre flota en círculos el único oasis diminuto que se divisa allí abajo.

Un hombre desnudo tiembla junto al pozo de la vida del oasis. Le brota la sangre por finos tubos, clavados en el cerebro, que succionan tres mujeres que van engordando sus senos. De sus cuellos cuelgan cruces de oro de un dios olvidado y bocabajo.

Bajo cada una de las tres palmeras del diminuto oasis descansa un escuálido camello. Están esperando transportar el peso de la barriga de las hembras, una vez se haya desangrado el hombre.

Un cubo de madera descansa en la boca del pozo. La cuerda baila leve por la brisa del aire. El agua clara espera allí abajo. La escasa fuerza que le resta al macho la dedica a extraer cubos de agua.

Va y viene, a penas unos pasos, dando de beber a los equinos arabescos. Cae de vez en cuando y vuelve a levantarse. Tiran de su piel los delgados tubos que recorre la sangre. Al final de ellos, las bocas gritan por haberse detenido el trabajo.

Callados los camellos, sentados bajo sombras, miran de reojo la escena de este mundo.

Desliza en espiral las alas el buitre y va acercando el suelo a sus alas al ver que yace moribundo el hombre del pozo.

Montan las mujeres a unos camellos que abren con sus patas la arena que los aleja. En los huecos de la arena abierta enterrarán el fruto obtenido con la sangre succionada en el oasis diminuto.

Libre el hombre de las cuerdas que le atan, se arrancará los tubos del cerebro, se alimentará del buitre y beberá el agua clara del pozo. Tras el descanso sanador andará el desierto y verá los esqueletos de las mujeres sobre los camellos impasibles. Arrojará los huesos femeninos al desierto y vagará hasta encontrar a los mundos de Sodoma y Gomorra. Entrará por las puertas con un buitre tatuado en el pecho y los tres camellos seguirán su destino; volverán al principio, donde otro hombre tiembla junto a un pozo, junto a tres mujeres que brotarán del oasis diminuto. Va llegando el batir de las alas de un buitre.

 

Si, la vida es un círculo vicioso donde nunca sabemos en qué terminaremos transformados, a veces en nuestro propio asesino otras en la victima suculenta de la sociedad, pero siempre volvemos al mismo punto. Vuestras letras aparte de estar enmarcadas dentro de lo gótico y surrealista son muy profundas y están maravillosamente plasmadas. Hermoso trabajo poeta Évano, saludos para usted

 

Muchas gracias, señor Poeta, por su paseo tan agradable por mis letras. Se le saluda, compañero.

 

Tonos lúgubres con mezclas de abstracciones, un bello relato lleno de elementos poéticos, una prosa que seduce con bellas imágenes oníricas.
Muy buena descripción de esos ciclos que mientras haya luz y sombras siempre estarán desarrollándose.
Un abrazo grande, amigo.

 

Gracias Danie por du agradable paso. Un abrazo, amigo.

 

Es un placer leerte; me encantó visitar tu espacio poético
y disfrutar de lo publicado. Saludos con cariño.
Siempreviva.

 

Muchas gracias, Siempreviva. Un brazo.

 

Muchas gracias, Tigana, me encanta Dalí. Un abrazo.

 

¿Es que acaso no puedo leerte seriamente en ningún foro?

Qué risa con esto: "que succionan tres mujeres que van engordando sus senos"


Geniales imágenes Ébanista, nunca defraudas mi imaginación.

Abrazo!

 

Engordan sus senos para amamantar a los futuros hijos. Creo que en generales tenía algún relato serio, pero no sé por dónde andan, quizás enloquecieron también jajajjaja... Un abrazo, señora Ro.