De la Habana hacia Varadero.

La verdad que prefiero estar en el costado izquierdo, junto al altar de aquel jinete con sombrero sombreado por la luz de la luna. Me miraba ella, definí en su rostro una mirada de encanto, y susurro aprecio: clavo sus ojos en los míos emanando las palabras que yo soñaba con escuchar todos esos días, días que nadaban en melancolía saliendo de uno y otro bar con mi afanada y patética convicción de que el alcohol hiciera su efecto. -te quiero, es hora de ir a descansar, mañana tendremos un día muy ocupado. - me levante y la cogí de la mano con el propósito de que a su vez ella se pusiera de pie, caminamos a la esquina del capitolio, le hice la señal a un taxi para abordarlo, e indique que se dirigiera, a la casa en la que nos hospedábamos. Cuando entramos a la casa me insatisfacía la sensación de estar compartiendo el cuarto con una mujer tan hermosa de la cual lo más pulcro que le había escuchado decir “que me quería y que parecía buen muchacho”; mis pensamientos se tornaron en fantasías al desear su todo y el brillante apetito de vivir en su piel.

De pronto se metió a tomar una ducha, mi corazón se acelero, sentía recorrer mis venas epinefrina de esa que te lleva a Plutón, quería sacarme el corazón del pecho, desnudarme entrar con ella a la ducha y sorprenderla con un “ te amo desde el día que te vi en el comedor” la evocaba en la bañera, acariciando su piel ceñida del agua y jabón; pero eso solo se quedaría en mi porque no me atreví hacerlo iba a parecer el mejor idiota diciéndole ese chistorete y decidí guardármelo con una erección de bajo de mi pantalón, al salir de la bañera lo único que menciono hasta entonces, solo fueron esas palabras tan comunes que me decepcionaron, solo me dio las buenas noches. Apago la luz y se acostó, yo hice lo propio pase unos cuarenta minutos sin poder dormir, dando y dando vueltas sobre la cama, me pude relajar un momento, esos momentos de silencio tan intensos, logre escuchar como el cuerpo de aquella mujer, se levantaba y se desasía de su pijama sentía sus pasos acercarse a mí y así fue, alzo las sabanas y se acomodó junto a mí, aquel cuerpo como un reptil Y me acariciaba, olía a terciopelo y deseo, a sudor amargo y miel, parecía un sueño de placer trate de razonarlo por algunos segundos pero no había duda, era real lo que sucedía dentro de aquellas paredes; susurro después : si estoy aquí es por lo que estás buscando , y todo incluía los días anteriores, me volví hacia ella, de igual manera solo miraba su rostro, me tomo tan fugaz que pronto me vi devorado entre sus labios, se llenaba de saliva quería arrancarme la lengua que en algunos momentos rozaba con su dentadura , la acaricie para averiguas que acertadamente estaba desnuda tome sus senos tan firmes, sus glúteos tan apretados y duros era como el mar. Dirigió mi mano hasta su profundo manantial. Apelmazado de la humedad, me resistía a arder quería que eso durara una eternidad y al mismo tiempo muy poco, los pensamientos no valían ya nada para mí, ni siquiera sentía que si estaba pensando en lo que estaba sucedido, solo quería empaparme de su miel y el sudor de su piel. Me encontraba en un zigzagueó frenético y me enloquecía la manea de arquear su cuerpo con tanta sabiduría.

 

Te confieso que vine atraída por los lugares que refieres; "el capitolio" , "la Habana" , "Varadero" , y Wuaoooo!, me he encontrado con una magnífica prosa envuelta en el más ardiente erotismo . No se si es cierto o producto de tu imaginación, pero con toda seguridad , (por la manera de la descripción de las féminas cubanas) , traes contigo vivencias del sabor caribeño, jeje.
Recibe mis aplausos.
Un gusto leerte.