Sin titulo

La noche estaba como impávida,
como sorda de emociones,
pasmada, ahogada de sexo,
como embriagada en sangre.

Pero tú;
tu siempre sonreías
tan sutil y tan dulcemente
como invocando
lo bueno, lo puro...

Siempre me encanto
esa sonrisa de niña
y siempre la necesite
como acicate
en mis horas tristes...

Era sin duda el instante
entre mis instantes
cuando miraba
sin deseos del tiempo;
como cautivo, tu sonrisa.

Nunca debiste venderla,
casi regalarla,
para apagar la lujuria,
y curar noches
como mis noches....

Polver

 

vaya manera de manejar esa conducta impulsiva que a veces, nos oprime a ciertas cosas, un buen dato, grato leerle

 

Estupendo final... Pucha, cómo me gustan tus romanticos, son parecidos a los de varios poetas famosos que me gustan... Son tiernos, fuertes y sencillos, nada de adornos, derriten tan sólo con la fuerza del sentimiento y el contexto que planteas.
Bien armados, nada al azar o puramente caótico, pero tampoco rebuscados.