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02. paranoia

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por w0lF, 11 de Marzo de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 862

  1. w0lF

    w0lF Poeta recién llegado

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    19 de Mayo de 2005
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    Un reflejo translúcido hacía mi mirada más terrorífica. Creo que fue gracias al suave vaho por lo que no me desmayé en ese instante. En realidad confundo la mayoría de las cosas y me jacto a mí mismo de que son verdad. No soy feliz, eso seguro. Pero por una parte mi felicidad reside en lo que un sueño me descubre en cada anochecer. La sigo buscando y esperando y no deseo evitar el derrame de una lágrima helada que surge por un pensar frecuente e inevitable.

    Ya no sé si el fondo del lavabo sigue lleno o vacío, ¿alguna vez lo estuvo? Perdí hace rato el sentido de la noción del tiempo y creo que mi pelo cae a ráfagas hacia ese fondo. Bajo mi mirada y me doy cuenta por ello que llevo una eternidad en esa misma postura pasiva y deprimente. Y, a pesar de eso, mi mente desdibuja las presencias de los espectros que acabo de ver. Siempre igual de atormentado, sólo y frío. El grifo no hacía más que colmar de agua el lavabo, parece que puedo nadar en ese mismo cuarto. Sólo imágenes.

    Levanto la mirada sin pensar en nada más que en el desánimo producido por la monótona rutina diaria y por la impotencia sentida al ver que ni siquiera puedo pronunciar palabra que sea escuchada. Sólo mi pensamiento es lo único que en mí levanta un resquicio de ánimo por buscar un espectro más de luz. Mala idea.

    En este lugar del mundo estoy solo, así lo siento y prefiero, aunque maltratado por el sistema. Como siempre. Y sentado en mi propia lástima elevo escritos que reproduzco en una especie de pantalla mental que hace que vea escritos por todas las superficies verticales. Paredes llenas de sentimientos. Pena profunda. Soledad... Apartada, mi propia existencia en una esquina sentada, marginada de los términos que son en realidad ilusorios, desangrada por las flechas de los mismos que apuñalan mi piel, me transforma en una mezcla de paranoia y ser irreal. Y me arrastro constantemente para salir de mi estado demencial. De nuevo la inigualdad de mi mente acaece a mi cuerpo señales de autolesión. Heridas...

    No me conozco a mí mismo. Retrato cual artista de pintura al óleo pensamientos, pasando por pinceladas acrílicas, vertidas de rojo sangre, negro fuego, blanco furia, amarillo pasión, arco iris de espectros difusos, sombras del ayer... y sólo mi musa persigue y domina perfectamente esas uniones neuronales tan complejas. Musa del ayer.

    Escritora, como yo, que hace que inspire una vez más nuevas pinceladas, contar paranoias con mis dedos que no terminan de levantarse. Rezos y determinación unidos, mi propia esencia de escritura. Pensarte de nuevo, mi alma tan oscura quiere, y me aparto de mi asiento, de mi esquina desgarradora, un día más. Aún mi vista quema por recordarte y ver tu imagen, como cada momento en que la admirara mi ser, derrumba mi persona. Muerte dulce, veneno misterioso. Un recuerdo perdido, mas escrito ha quedado en líneas que desliza mi pincel.

    No volveré a mentar mi nombre en tu presencia, reina mía. Cada frase sólo es una fase en una maduración indeseada, en una especie de muestra para analizar de mi cabeza. Falsedad conjunta a consecuencia. Y esta maduración tan repentina y solitaria se causa por estar buscándote y seguir esperando tu llegada, entre callejones cual gusano, entre personas cual culebra. Y sólo recibo señales con dedos que me apuntan desde lo alto de un estrado. Aires de superioridad. Sumergirse en una nube de lluvia.

    ¿Por qué lo hice? Actos inhumanos, desesperantes, mente demasiado joven... Son dudas que entierro y no quiero desenterrar. Por eso aparto la mirada y giro la cabeza con suave respiración en mi cuerpo. Me aparto por fin de aquella situación y me preparo para el siguiente discurso que se prepara en un juicio que acontece dentro de mí. Rabia incontenida, tragar la espuma que resurge tengo. Auto-convicción, poderoso recurso. Pero sigo llevando las esposas que siguen atándome y me encarcelan. Es tu jaula. Tu gran poder ha hecho que eternice los momentos que viví y perdí y, sin embargo, mi ser pide más y más de eso aunque el dolor le corroe. Auto-destrucción. No pienso en más que lo que fue y no sigue siendo. En el perdón que no conseguí y que doy a todos los que me apuñalan de forma psíquica. Sólo, por tanto, muestro una sonrisa que demuestre un ligero camino de despreocupación ajena, para que las personas sigan su curso y yo el mío. Hace tiempo que me observan, a mí y a mis pasos.

    Quizá sea obsesión, pero yo sé que es amor. A veces las locuras que se hacen por amor te permiten hasta nombrar estrellas en el cielo o cambiar por otra persona tu misma mente para darte cuenta y dar cuenta de tus sentimientos más íntimos. Y si fuera necesario, moriría para demostrarte que prefiero morir contigo pensando que seguir viviendo, intentando inmortalizarte inútilmente a pasos de ciego, pintando de nuevo un espectro difuso, reclinándome en la esquina que desgarre con sangre todo lo que pienso sobre mí, que no existo.

    No sé. Mis manos siguen atadas a los órdenes de los superiores que nombra este mundo y que no piedes cambiar por mucho que hagas. Más qué importancia tiene el ser físico si el emocional sigue a ti atado eternamente. Lazos... No existen los héroes. Sólo se dan casos de traidores con promesas por detrás y de aniquiladores de tratos jurados. Injusticia. Es la razón por la que dejé toda sombra en un punto final muy brusco. Lo siento, mi niña, sigues siendo la que ocupa la mente inquieta de este ser que permanece en coma, de día y noche, y no tiene más que su esperanza. Inútil y vacía. La que me da cierta expresión de paz en mi semblante. Presume de palidez.

    Dedico cuanto puedo a describir algo que impresione tu ánimo de no abandonarme, de seguirme buscando y no perderme nunca. Siempre tuyo, como nunca lo has sabido. Y estos moratones que reproduzco están marcados en mi piel. Surgen de una locura que es inherente a todo ser que dice ser cuerdo. Mas ninguno sabrá comprenderte más allá del límite que aquí establezco. Divos sin mente propia... cáscaras de la suciedad televisiva.

    Me hundo. No puedo más, no quiero despertar de nuevo, no quiero. Mi mundo doloroso parecía más feliz que mi mundo real. La realidad reside en un vivir sin nada más que tu desprecio y tu ignorar hacia mí, sin más que un sólo recuerdo que me dice que sigo vivo y esto no es una pesadilla. Dulces sueños que pierdo cada mañana. Rindo mis pies al hecho de tu cercanía y aparto mi mirada del espejo, que eres tú, porque me reflejo en él como si yo mismo fuera un monstruo. Mas sigues a mi lado al otro lado. Soy esclavo de lo que me impartiste y mi historia que no sabe del odio ni del maltrato, surge en este fondo ocupado en cuatro paredes, en aquellas que apuntan con su infinidad de palabras al ser que las posee.

    Sigue sentado, poseído por su mente y su mente divaga. Sigue pensando en la infinidad de tiempo que lleva en esa postura, en todo el cabello que ha derramado por ello, en que está nadando en un mar de lágrimas y no había lavabo alguno. Dolor...
     
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