17.02.- El espejo

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Hay prólogo sin fin escrito a solas.
Mi vereda incipiente es otra losa,
que pinta mi muerte escrupulosa,
quejumbrosa rompiendo caracolas;

Nos encontramos con las amapolas
en silencio, escarbamos otra fosa
para que descanse la presuntuosa
mirada armoniosa en estas farolas.

Ahora puedo ver esa tímida palidez
de mis labios, aguardando la gloria
de mi muerte, acallada por la aridez;

Mi sangre purgará con otra oratoria
en el espejo rasgado con su languidez,
mientras le juzgo algo a mi memoria.

Marianne*

 

Un poema inquietante con aires de misterio...Un placer leerte, compañera de letras!! Un abrazo

 

Expresion lúgubre de tu tristez con esas imágenes tan bien escogidas. Mi saludo cordial.

 

Gracias Miguel un honor que me leas, saludos

 

Grato es para mi que me leas, saludos para ti poeta