27 de junio

Deje en sus caderas un recuerdo, y en sus labios un murmullo de cariño, quedaron palabras en el hilo pendiente de una conversación inexistente, el viento enmudeció con el paso del tiempo y una lagrima se seco dentro de un ojo absorto ya de tanto esperar…
Tal vez sea mejor olvidar.
Quizás con el paso de un atardecer con niebla y un anochecer sobrecargado de lagrimas sean suficientes para olvidar aquella piel blanca manchada de tristeza y amargura, cruel es el destino de anteponer tiempo a la mente, edad al cuerpo, distancia al alma… vida al alma.
Ya sea diciendo adiós o quizá con un silbido a los recuerdos te he de olvidar martillando lo acuñado por tu cuerpo sublime e inmaculado cual rosa ecuánime en mitad de dos mundos.
Me despido, fugaz alma, te vas y te quedas dejando tan solo dolor a un títere de la soledad y al juguete de la fortuna.
Adiós.