33.000 voltios

doce metros de espacio y de cielo y un segundo de mezquino tiempo te dio la vida al final.
¡pobre juan!
te lloraron tus hijos en la vigilia nocturna cuando miraron tu rostro contraÍdo.
tan serio, ocultando la alegrÍa derrochada en la mesa; junto a ellos y a tu esposa que hoy infeliz,
y solitaria sin quererlo, con el vestido negro llora su amor y junto a ti, tambiÉn comparte el asombro que has tenido y que en tus ojos tallÓ la muerte galopando el rayo que, escondido hiriÓ tu corazÓn.
¡a ti juan que diariamente dominabas la energÍa con tus manos obreras!
¡a ti juan que con alma de pÁjaro trepabas la columna y en la altura, achicabas la visiÓn de las cosas y agrandabas en tu cabeza la imagen de aquello que amabas!
¡a ti juan que con tus compaÑeros cuando al caer la tarde volvÍan de encerrar en cables y columnas la potencia dominada, reÍan con el vino compartido en el viejo almacÉn!
¡que seriedad de sombras y nostalgias tiene tu rostro aÚn caliente!
¡cuÁntos besos te llevas a la tumba en los labios que hoy tan frios queriendo despertarlos a la vida, besa aÚn, tu compaÑera!
¡que veloces secuencias te mostraron de tu vida los mensajeros de la muerte!
y mientras el abismo monstruoso y oscuro tu juventud atrapaba y fulminaba con 33.000 voltios
de horrendo rayo, tu vida plena de gracia y amor, tus hijos y ella tu compaÑera, se empequeÑecÍan
en el horizonte de quella tarde de muerte.
¡pobre juan!
tu espectro solitario vagarÁ en la noches. el viejo almacÉn extraÑarÁ tu vino.