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Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por rebecca zuñiga, 21 de Julio de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 845

  1. rebecca zuñiga

    rebecca zuñiga Poeta recién llegado

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    6 de Junio de 2006
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    Las mariposas vuelan sobre mi vientre. La magia hace que el momento me lleve a una altura que ya conocía. Creo que tus manos nunca han hecho mis estrellas palpitar.
    Dame una señal, porque el aire se me corta y los latidos del alba no son más que imágenes que vienen y van de mi mente. Puedes ahora cerrar los ojos y entender que ya no quiero volver a respirar un aire ajeno. La verdad que casi nunca desee tanto no estar aquí. Desaparecer, darle mi humanidad a alguien que la sepa ver a través de un espejo diferente al tuyo, que le sepa dar vida a mi vida.
    Las lagunas se me oxidan y sé que no hay futuro contigo, que no hay existencia junto a ti. No me gustan tus mañanas y no imagino la realidad tomada de tú mano.
    El tiempo viene y va y Dios sabe que trato de encontrar alguien que se parezca a mi piel, que anhele tanto lo que en mi mente hay. Pero la ingratitud hace presa con mis manos y termino odiando todo lo que creo, todo lo que fabrico con mi boca y con mi cuerpo. El tiempo es cruel.
    Las fuerzas son tan escasas y me gustaría desahogar todo lo que en mi alma se muere y reencarna en diferentes formas, en diferentes colores que no son ni parecidos los que en mis acuarelas se mezclan.
    Me gustaría pensar que alguien me busca de una manera desesperada, que le encantaría recortar mis pensamientos y hacer una cometa con ellos y con los suyos. Alguien que anhele mi voz de noche y que no le importe que mis recovecos sean olvidadizos y que los huesos se me secan y se me callan cuando ya no hay ni un rincón de luz.
    De verdad que tengo tanto que decir y que explicar pero son pocos a los que les importa. Nadie sabe que confunde mi cabeza y que me hace querer llorar tan profundamente. Pero las soldados no lloramos, no gemimos, no sentimos.
    No quiero parecerme a ti. Ni quiero que te parezcas a mi. Tus manos no saben cómo tocar, no saben como hacerme desearte. Ignoras las maneras de reconocer mis suspiros y de vez en vez me haces pretender no haberte conocido jamás.
    Las angustias carcomen el sentido de realidad de mi universo, y sé que ya no hay aire. Las ventanas se abren y se cierran y los murmullos de la ingenuidad te hacen ser tan estúpido. Tan iluso. Crees que vas a ganar pero el juego lo inventé yo y lo concluí yo. Sé cuando lo empiezo y cuando lo terminó. No eres nada misterioso, todo lo gritas y se te agita el corazón con el solo vibrar de mis pechos sobre tú piel desnuda.
    No sabes que hacer con el calor que corre por tus venas, lo escondes, pero no sabes que te brilla en los ojos y se te nota en la codicia.
    La imaginación me da para decir la manera tan rústica en la que tú voz se excita, no paras de respirar y te quejas de que no cedo. Ni me nace hacerlo. No me eres suficiente, no tienes el poder ni la fuerza de poder quedarte en mi cuerpo para siempre ni tampoco en mi habitación.
    Te ilusionas demasiado rápido y aseguras que soy yo. Si ya me tienes a punto de colapsar, a punto de odiar.
    No te amo. Ni lo haré. No me enamoro, ni tampoco lo haré de ti; no posees la fuerza de los volcanes ni la inspiración de las musas. No sabes reconocer mi pasión ni tampoco leer mis prosas. No entiendes mis idiomas ni tampoco mi paz.
    Cansas. Muerdes la verdad y pretendes no entender que me aburro de no tener de qué hablarte y que lo único que haces es tratar de recorrer mi entorno sin mirar el interior. No quiero rescatar, hace mucho que me canse de hacerlo. Dejaré que tus demonios te persigan y te asusten, que te muerdan la verdad y que tú cuello se marque con mis labios secos por falta de amor.
    Tus besos me saben amargos y tu sabor no es bueno con el mío. No me hace temblar tu respiración y no recuerdo que es lo que más me gusta de ti. Eres extraño, eres pasajero. No me vas hacer olvidar todo aquello que una vez toque y que me aferré con tanta fuerza que aún hoy cierro los ojos y logro sentir su respiración y su boca con la mía entonando la canción más bella que he cantado. Tu no causas eso. No me haces sentir eso.
    Las palabras no te saben, no las muestras como la verdad que quieres que yo entienda. A veces quisiera que dejaras fuera mi imagen de tus divagaciones, pero entiendo que no sabes que hacer con el calor que siento cada vez que me abrazas y que tratas de hacerme pensar que eres real.
    Si supieras cuantas noches he anhelado un cariño que no es ni parecido al tuyo, que no tiene tu nombre y que no se parece a ti. Alguien que no recuerdo pero que vi en una sombra, que sentí en un instante en el que mi ilusión lo logró alcanzar, y él me alcanzó a mi.
    Alguien que comprende mis dolores y mis llantos, alguien que se ve reflejado en mi rostro y que entiende que mi vida se puede extinguir con la suya. Alguien que sabe a chocolate y que sus huesos me pertenecerán para siempre.
    Se me deshidrata la piel y los recuerdos se me vuelven cuchillas que no conocen la manera más ausente de tú recorrido. Casi lograría mi universo absorberte para volverte cada vez más semejante a lo que ya no quiero. Eres tan extraño a mi libertad. Eres tan ausente a mi intimidad. Ya no quisiera que te quedaras, sino que te vayas y no vuelvas nunca más. Pero sé que te vas a quedar por un rato, sé que me vas a tratar de hacer daño y vas a querer entrar en mi cuerpo y hacer veta, pero no sé si lo vas a lograr.
    Desarrolla el silencio en mi silencio, que ahora hay demasiado escándalo en mi cuerpo...
     
    #1

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