"A los años, mi compadre"

FRAGMENTO​

Un lunes se estableció en una casa entre los árboles, no sabía de quién era, nunca lo supo. Permaneció allí una semana entera hasta que escuchó un ruido, no sabía de dónde venía, de quién era, ni nada… se acercó a la puerta que era de madera y dijo:
-¿Hay alguien aquí? -mientras miraba asustado a todas partes para que nada ni nadie lo sorprendiera.
-¡Amigo mío! -oyó una voz entre los árboles frente suyo.
-¡Don José Buendía Reyes! –escuchó su nombre y, en aquella voz, volvió recuerdos de su niñez, su etapa escolar, un niño que, aunque bajo y poco agraciado, se las sabía toditititas;pasó éste la secundaria ajustando y, la universidad, ni qué hablar; Guillermo Vargas, el diablo era y aún cien veces más decía José, tanta estima le tenía que hasta lo escogió para que fuera el padrino de su boda. Por cosas del trabajo y del destino, José, ya explorador, emprendió un viaje a la Selva, dejando atrás a las cosas que amaba, a la mujer suya también y, como no, a su amigo del alma.

Esa voz era, del compañero aquél, del diablo, del padrino de la boda que tanto anhelaba, era de él:
-¿Eres tú pepe? –volvió a escuchar la voz y, ahora sí, por lo de pepe, estaba completamente seguro que era él. José miraba la sombra de la persona (ya que todo estaba oscuro) mientras se acercaba a él; hasta que, como a cinco metros, ya pudo distinguirlo fácilmente y, sí, era el diablo. José sólo atinó a gritar:
-¡Caramba! ¡Qué chico es el mundo! ¡A los años, mi compadre!



Los días pasaban, era ya el cuarto para José en la frondosa selva peruana, ya ni sentía los días que pasaban, a él le daba igual, estaba con su hermano del alma, compartiendo momentos gratos gracias al destino, ya que seguro después, esos momentos no volverían a repetirse.
La noche los había encontrado nuevamente, mas ellos seguían en los suyo, recordando el ayer, acompañados de un cielo estrellado por completo, como si aquellos astros también estuviesen pendientes del coloquio tan fraternal de los compadres.
-¿Qué tiempos no? -decía José mientras recordaba.
-Muy buenos tiempos, compadre -contestaba el diablo.

[FONT=Verdana]Se pasaron así toda la noche, hablando de una y otra cosa, nunca terminaban, siempre había un punto del cual tratar y charlar hasta más no poder.
[FONT=Verdana] -Te acuerdas compadre, ¿Cuándo nos fuimos a Arequipa? –pregunta Guillermo.
[FONT=Verdana] -¡Claro! ¡Cómo no, diablo! –respondió emocionadísimo José.
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[COLOR=navy][B]Este es un fragmento de mi escrito.[/B][/COLOR]
[COLOR=navy][B]Lo pueden descargar, completo, en datos adjuntos.[/B][/COLOR]
[COLOR=navy][B]Muchas gracias!![/B][/COLOR]
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[COLOR=navy][B]Enrique de Belsam[/B][/COLOR][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]