A medias mi ducha...

Anoche tocó alguien a mi puerta mientras yo tomaba una ducha, las gotas caían sobre mi cabeza y se deslizaban por mi rostro, ese que lentamente cerraba los ojos del cansancio diurno, ese que mientras cerrados permanecen piensa en lo deliciosa que está el agua; disfruto ese magistral momento, descargo mis problemas y con cada gota que baja por mi cuerpo ellos desalojan mi alma.

Tomo el frasco de jabón para acariciar mi cuerpo sin querer, para desahogarme de los pesares y calmar las ansias de estar en cama reposando mi cansada carne; siento el palpitar de un toque en la madera de la puerta principal de mi apartamento, abro lentamente la antepuerta que divide mi baño pensando dentro de mí, quién podrá ser a esta hora?...tomo la toalla y envuelvo mi torso en ella, las gotas aun corren por mi pecho, brazos y rostro; aún tengo el cabello mojado, rasco un poco mi nariz y camino lentamente sobre el pasillo de mi sala, observo el florero con rosas negras y rojas, la botella de vino tinto abierta y una copa que había servido cuando llegue apenas del trabajo, mis pies van a sombras de mi andar y el sonar no deja de gritar; alzo mi voz y susurro un poco...un momento por favor!!! Estiro mi mano y giro la perilla de acero color gris metalizado con figura de león encadenado y allí observo la noche que junto a la luna y las estrellas reflejaban la venida de un deseo no avisado; allí con ellas estaba la dama de cabellera negra, una mujer que destella luz en mis ojos y acaricia mi mirada sin tocarme ni una pizca de la piel.

Con voz de asombro y tenue, como es normal en mí, le pregunté, sé que no es educado atenderle de esta manera, aun corre agua por mi torso y el frio de la noche entra por mi piel; así que si es de tu agrado te pediría por favor pasaras a mi humilde morada, ella un poco arisca e insegura me mira y fruñe su rostro a un lado como diciendo que está a favor de mi propuesta. Estoy asustado y nervioso, ella pasa a mi sofá mientras yo voy directamente a la cocina, le digo desde allí que si desea una copa de vino, ella responde, gracias SNTA.

Dios sabe mi nombre!!, sirvo lentamente las dos copas de vino, siento su mirada en mi nuca, siento su corazón en mi pecho. Le pregunto mientras estiro mi mano hacia la suya brindándole la copa de ese vino tinto que había guardado desde hace mucho tiempo, que se te ofrece preciosa? Con voz firme contesta, estoy viendo como tu piel se eriza, no sé si es por el frío o por la situación? me mira con esos ojos profundos y misteriosos .... vengo a darte las buenas noches, se acerca, me besa y se va.