A San Juan de Villanueva.

En el año del 83, en el mes de agosto, tuve la oportunidad de emprender un viaje de vacaciones que a decir verdad, jamás imaginé que realizaría y que sería tan trascendental por el resto de mi vida. ​

Meses antes de ésos días había conocido a una persona con el nombre de Gregorio Castañeda, el cual amablemente, me había invitado a conocer su pueblo, un lugar pintoresco de nuestro país conocido con el nombre de Mazapil, en el estado de Zacatecas.​

Pactamos como fecha para efectuar ese viaje el mes de agosto como he dicho antes, poco a poco, los preparativos para dicho evento se iban cumpliendo, hasta que el día llegó, invité a dos amigos más; Pancho García y Braulio López y con nuestras maletas e ilusiones listas para emprender ésa aventura, nos dispusimos a esperar desde muy temprano por cierto, la llegada de “Goyo”, para iniciar el recorrido hacia nuestro objetivo. Ya muy entrada la mañana y al ver que nuestro amigo no se presentaba, acudimos a su casa para enterarnos del motivo de su demora, ya ahí, su madre, aduciendo razones de enfermedad y notablemente apenada disculpó a su hijo diciéndonos………… ¡Lo siento mucho! Sabía de este viaje y estaba lista para recibirles en el rancho, pero me he enfermado y he tenido que venir a la ciudad a tratarme con un especialista, no tengo para cuando regresar y por lo mismo, por el momento no puedo atenderles.​

Con sinceridad le expresamos que por nosotros no había ningún problema, deseándole la mejor de las suertes en sus exámenes médicos y no sin antes de agradecerle por todas sus atenciones, nos retiramos de el lugar, ciertamente, al regresar a nuestra casa, nos sentíamos ligeramente decepcionados y tristes.​

Muy cerca de llegar al lugar donde habíamos dejado nuestras maletas, mi amigo Braulio de pronto se detiene abruptamente y entusiasmado exclama…! Animo, porque estar tristes! Olvidemos éste asunto, tomemos las cosas positivamente, luego voltea hacia mí y dice…! Saldremos de vacaciones! Visitaremos a mi hermano, al fin que tenemos todo listo, ¡solamente cambiaremos el rumbo!​

Y así fue, en un santiamén nuestro estado de ánimo cambió, alegres tomamos nuestras cosas, ahora nuestro destino era San Juan de Villanueva municipio de Viesca Coahuila; como jóvenes que éramos en aquel entonces y para hacer el trayecto más emocionante, decidimos tomar el viejo tren que conducía de Monterrey a la ciudad de Torreón Coahuila, fue como viajar sobre la “caparazón” de una tortuga, aunque creo que el hecho de conducirnos tan lentamente, permitía por otro lado apreciar el hermoso paisaje desértico que predomina por aquellos lares.​

Después de “trajinar” todo el santo día y caminar 5 kilómetros por arenales, por fin llegamos a San Juan de Villanueva, la tarde caía y en el horizonte, los últimos rayos del sol se dejaban apreciar con una extraordinaria amalgama de colores impresionantemente agradables a nuestra vista.​

Quisiera decir con honestidad que cuando mis amigos y yo caminábamos por las primeras casas de aquel lugar, algo extraño e inexplicable ocurrió dentro de mí, ¡no lo sé!, tal vez el hecho de aquel hermoso atardecer, o lo apartado que estaba de la contaminación auditiva en aquel entonces, lo cierto es que me sentí embargado de una inmensa paz espiritual, pareciera como si ése lugar me hubiera estado esperando ahí toda la vida. El final de nuestro viaje de ida y el inicio de mi transformación como persona ,se llevó a cabo en la casa de don Baltasar y de doña María, de inmediato surgió una química de amistad muy especial con él y sus hijos José, Gabriel y demás miembros de su familia.​

Nuestra llegada a ésta entidad coincidió con la temporada de cosecha de melón y sandía, frutas reinantes ya por muchos años en la comarca lagunera, aunadas también en ése entonces a la siembra y cosecha del algodón, fuimos recibidos y hospedados amablemente en la casa de Gregorio López , hermano de mi amigo Braulio y el tiempo que duró nuestra estancia con ellos, ha sido de lo mejor que he vivido en mi vida, casi a diario y muy temprano, acudíamos a su labor a recolectar la fruta que luego vendía en un pueblo cercano de nombre Congregación Hidalgo. ​

En Villanueva aprendí la lucha por la vida, el amor al trabajo del campo, la gran camaradería y bondad de todas sus gentes, la persistencia , el esfuerzo y el empeño para lograr frutos de un lugar tan inhóspito, ahí aprendí a “sembrar” buenas relaciones con la gente y recibí gran cosecha reflejada en excelentes amistades.​

Después de ése primer viaje, he regresado muchas veces, pues siempre extraño la calidez y hospitalidad de todos sus habitantes, el cielo siempre repleto de miles de estrellas en donde se pueden apreciar tal vez, todas las constelaciones existentes y saben una cosa, creo que seguiré visitando este lugar por mucho tiempo, al menos mientras tenga vida; la razón… Ahí encontré el tesoro más preciado, ¡mi esposa!​

Me he atrevido a escribir esto, porque pienso que definitivamente, dios tiene preparado un destino para cada uno de nosotros y también por devolverle un poquito a ése pequeño pueblito que me ha dado tanto y que al menos en estas humildes letras escritas, sea conocido imaginariamente por un probable lector de este hermoso portal. ​

---------- Fin-------.​

FORJADOR.​

 

Forjador lei su anecdota, que lindo todo lo que nos cuenta; que hermoso todo lo que vivio allá, la cosecha de amistades,
y sobre todo conocer su mas grande tesoro, le felicito que bendición le tenia nuestro gran Dios, a cada uno nos permite vivir razones difirentes, y lo bueno que son para nuestra bendición. gracias por compartir esta hermosa historia. Un gran saludo y Dios le bendiga mucho, su amiga que lo aprecia mucho. Emy Nancy.​

 

Incomparable amíga
estoy muy contento de que haya leído éste escríto
lo que en él expuse es toda verdad
me siento agradecído con dios por haberme permitído encontrar éste pequeño "oasis" de amistades
a las cuales aprecio y respeto al igual que a usted.
!bendiciones! amíga Emy Nancy.

 

Preciosa su historia con final feliz, me ha encantado leerla y ver con qué sentimiento lo contaba.
Extraordinaria historia para relatarla en un libro.
Me haré seguidora suya, amigo Forjador.
Te invito a que me leas.
Un fuerte abrazo desde España.
ALMAR.

 

Hola, muy buenas noches querida ALMAR, tenía ya un buen de tiempo que por cuestiones ajenas a mi voluntad, no podía entrar al portal, hoy he podido hacerlo y me encuentro gratamente con éste su mensaje al respecto del escrito que hice a San Juan de Villanueva, el cuál agradezco profundamente, mucho gusto en conocerle, me pongo a sus órdenes y me despido de usted por el momento, hasta pronto y saludos cordiales para su persona.

 

Me gustó mucho tu relato. Es una historia muy bonita, difícil de olvidar. Cuando he visto tu mensaje, qué alegría me ha dado que hayas vuelto a entrar. Me alegraría, si no me has leído, que lo hagas. Te sigo desde hace tiempo, y si escribieses algo nuevo, desde luego que pasaré a leerte.
Un besote muy grande desde España, mi querido amigo, ALMAR.