Abuelo

La alegría de vivir la heredé de mi abuelo,
Un hombre que en sus desvelos leía sobre Platón,
Pelo blanco, lo recuerdo. Le llegaba hasta los hombros.
Con voz fuerte y tranco corto me decía con gran celo:
“El Zorro pierde los pelos, pero las mañas no”

Por cuestión del egoísmo cultivado por los grandes,
Llegó a mi vida tarde y apareció de repente,
Es que un niño no comprende y hasta le puede impactar,
Que del nono se hable mal, ¡y que papá lo presente!
Llegó un día de repente y lo fui a saludar.

Hombre flaco y encorvado, pelo de nieve el cabello.
Supo ganar el respeto de sus nietos por demás.
A mí me supo impactar con historias de otros tiempos,
Me enseñó con gran respeto la música a escuchar,
Y hasta me supo entonar, melodías de un concierto.

Con mi abuelo yo aprendí, que la vida hay que vivirla,
“Tené cuidado”, decía, “Con la plata: El vil metal”
“Pues te han de traicionar para poder obtenerla,
Y darse cuenta a la vuelta que no la pueden cobrar.”
Tenía razón nomás, el viejo con sus aciertos…

Un día, aún lo recuerdo, después de contarme un chiste,
Me miró con ojos tristes y yo con desconcierto.
“A mis ochenta y cinco” me dijo sincero el viejo,
“Me queda ya poco trecho para seguir existiendo,
“Y es tan linda esta vida, que me pone triste el hecho”

Tenía razón mi abuelo sobre tantas cosas dichas,
Que si las vieran escritas lo harían tal vez profeta,
Por no querer admitir que dentro de aquel cuerpito,
Vivía un tal León Vito, un grande de gran saber.
Murió a los ochenta y seis… El viejo con sus aciertos…

 

Gran escrito amigo. Mis felicidades por este poema de excelencia! Saludos.!