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Adelaina

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Luna Llena de la Noche, 25 de Febrero de 2011. Respuestas: 5 | Visitas: 1297

  1. Luna Llena de la Noche

    Luna Llena de la Noche Poeta asiduo al portal

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    Desde la ventana del automóvil en movimiento, me encontraba yo misma contemplando el viento, el paisaje, ese momento incierto. Sentía dentro de mí un resentimiento, aún seguía enojada por tener que pasar las vacaciones con mi hermanita, lejos de mi ciudad y mis amigos, de aquello que más quería. Mis ojos y mis pensamientos se perdían con el paisaje de aquel lugar, lugar al cual no le prestaba atención, escuchaba remotamente a mi hermanita hablar y jalar mis cabellos sin razón; giré la cabeza y solo atine a decir –Déjame en paz Nidia. ¿Qué no tienes corazón?
    Mis padres a lo lejos solo reclamaban, decían lo mismo que me decían como una plegaria. “Cuida a tu hermana, es lo más preciado que tienes, aún es pequeña, debes ser su ejemplo siempre”. Hice mi cara de desdén y volví a concentrarme en mis ideas, pero entonces me percaté que ya había llegado a Catemaco, pueblo donde vivía mi bisabuela, allí se encontraba la historia de mi pasado.
    Baje del auto y la salude, debo aceptarlo una sonrisa sentí en mi piel, su cabello largo y plateado amarrado en una trenza le llegaba a la cintura, una sonrisa cálida mostraba, ella era la única que me amaba más que a mi hermana y sabía cómo mirarme con ternura.
    –Hola Alcides tiempo de no verte, como has crecido, no parece que hayas cumplido trece, me has hecho mucha falta, entra a la casa, me despediré de tus padres y saludaré a tu hermana.
    Caminé hacia la puerta y sentí fija en mi una mirada, voltee hacia la izquierda y allí estaba ella, era la niña más extraña y hermosa que había visto en mi vida, tenía el cabello castaño, unos ojos grandes y penetrantes, unas pestañas largas y negras, aparentaba mi edad, pero de estatura era muy pequeña. Nos quedamos viendo por unos segundos, sentí que ella buscaba algo en mi mirada, pero hizo un gesto de desaprobación y volteo a ver a mi hermana. Nidia se quedo petrificada, pude notar como sus pequeñas piernecitas estaban temblando, Aquella extraña niña volvió a mirarme, sonrió plenamente y empezó a alejarse. Caminó hacia el final de la calle y desde lejos pude ver como entraba a una tétrica casa, llena de maleza y un aura solitaria.
    Ese extraño acontecimiento duró unos minutos, pero fueron suficientes para ser tema de conversación aquella noche que parecía de luto.
    –Abuela ¿Quién es esa niña que vive al final de la calle?
    Mi abuela un poco nerviosa contestó: –No lo sé hija mía, acaba de mudarse hace tres días, pero de algo si quiero advertirte, no quiero que ni tu ni tu hermana tan siquiera se le acerquen, los vecinos no pueden ni verle; ellos son sabios como yo y esa niña no tiene alma, siempre camina en las noches y anda merodeando por las casas, no sé qué es lo que busca, pero mira como ha dejado a tu hermana.
    Su nombre es Adelaida y vive con su madre, la cual nadie ha visto, solo se escucha los gritos de ella cuando la llama en las noches para que saque a pasear a su perro negro de raza rottweiler. Ella sale a la media noche y no regresa hasta la mañana siguiente, siempre con una sonrisa, una mirada con sus ojos verdes, muy alegre.
    Miré a mi hermana y la vi por primera vez hundida en sus pensamientos, pensé en aquella niña llamada Adelaida y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me dirigí hacia mi hermana y fuertemente la abracé, le susurré al oído que yo la protegería, que nada le iba a suceder, entonces me di cuenta que por ella en realidad sentía un gran querer y en ese momento arrepentida me concebía como jamás pensé.
    Tomé de la mano a mi hermanita de siete años y subimos las escaleras para irnos a dormir, aún me latía el corazón fuertemente por la historia que acababa de oír; mi bisabuela nos detuvo y rápidamente nos comentó, que el próximo sábado habría una fiesta de una niña del andador, que apartáramos la ropa que nos pondríamos ese día, para no tener prisas y disfrutar la semana más tranquilas.
    En la noche no pude dormir y mi hermana se levantaba gritando constantemente por pesadillas, me asome a la ventana y vi salir de su casa a Adelaida paseando a su perro caminando de puntitas. La escena era espeluznante, vestía de negro transitaba apabullante, como si fuera a realizar aquello que más le gusta y aunque pensé mucho, no encontraba ninguna acción que a esas horas se manifestara justa.
    Después de un rato de mirar por la ventana y esperar a que aquella chica volviera de pasear a su perro, mi cuerpo claramente mostraba las primeras insignias de sueño. Baje y bebí un vaso de leche, mordí un pedazo de pan y fui y me cepillé los dientes. Entre al cuarto y apagué la lámpara de mi buró, tome la sabana y en seguida escuche un grito de horror.
    Todo se tornaba oscuro así que encendí la lámpara, aquel grito provenía de mi hermana, entonces vi un panorama que me impresionó, Adelaida estaba al pie de su cama mirándola con estupor. Me sentía consternada ante aquella situación, entonces se escucharon los pasos, de mi abuela que subía a la habitación.
    Me sentí muy cansada en aquel instante, mis ojos se cerraron y caí profundamente dormida con mucho sueño inexplicable. A la mañana siguiente desperté abruptamente, sintiéndome absurda, notando que todo había sido una alucinación de mi mente.
    Todos en la casa se encontraban dormidos así que salí a la tienda a comprar algo para desayunar, pensaba en lo que había soñado, me sentía angustiada en realidad. Doblando la esquina tropecé con un joven mayor que yo, me hizo tirar todo mi dinero, se agacho a ayudarme a recoger las monedas, se disculpo y me dijo “hasta luego”.
    En la tarde salí a explorar el pueblo, todo era tan hermoso, lleno de vegetación y un cálido cielo. Desde lejos vi a un grupo de chicas platicando, me acerque a ellas con la esperanza de hacer nuevos amigos ese verano.
    – ¡Hola! Mi nombre es Alcides, espero no molestarlas, vine de visita, mi abuela es doña Alejandra.
    Entonces todas una a una comenzaron a responder.
    –Hola yo soy Sararí y vivo desde hace mucho tiempo aquí, se que te agradará este lugar, hay muchos lugares para vacacionar.
    –Yo soy Carmen y vengo de Guatemala, me mudé hace poco a este lugar, pero me gusta mucho realmente no me puedo quejar.
    –Yo me llamo Xóchitl, pero me dicen Flor, te doy la bienvenida a Catemaco, tierra de brujas y hechiceros, se rumora en la nación.
    –Gracias, pero hay algo que me inquieta mucho, es sobre una niña que se acaba de mudar, su nombre es Adelaida, ¿Hay algo sobre ella que me puedan contar?
    Mi abuelo –respondió Xóchitl con su gran cabello negro largo – es el mejor brujo de la región, y él a todos ha comentado, que esa niña no pertenece a este mundo humano, y eso al pueblo causa mucha conmoción…
    Seguimos platicando un prolongado rato más, me sentí alegre pues simpatizamos rápidamente sin ninguna dificultad. Me despedí de ellas prometiéndoles volverlas a ver en el mismo lugar mañana, saldríamos de compras y a visitar la cascada de Poza Negra el fin de semana.
    Seguí caminando hacia la casa de mi abuela, pero observé que parado en una esquina se encontraba solo, aquel chavo con el que había tropezado, mi intuición y curiosidad me dijeron que debía ir a su lado, para preguntarle si algo le había ocurrido, pues se veía muy cansado.
    Me detuve junto a él y la vergüenza se apoderó de mi cuerpo, pero eso no impidió que las palabras brotaran para preguntarle su nombre, aunque mi cara estaba roja por completo. Me miró de arriba abajo y me reconoció de inmediato, exclamo:
    – ¡Ah! tu eres aquella chava con la que tropecé hace rato, discúlpame es que corría deprisa y estaba muy asustado. Pienso que debo contárselo a alguien y tú has llegado en el momento indicado, Salí a correr esta mañana así como lo hago todos los sábados, sinceramente he visto todo en esta tierra de Catemaco, pero después de lo que vi hoy, me he quedado anonadado. Creo en los brujos y en los hechizos, pero básicamente en los de sanación, pero hoy he visto la maldad pura, la vecina nueva con un demonio substrayendo el alma de unos niños, ¡Una completa aberración!
    Lo miré fijamente deseando no creerle, pero no mentían aquellos hermosos ojos verdes, pude notar su miedo desplegado y lo único que acerté a decir fue un “te creo, que bueno que te hayas desahogado”.
    Así que de inmediato contesté:
    –Pero ahora tengo miedo pues mi hermana esta en un peligro inminente, mis sospechas se han confirmado, esa niña no es normal, debe ser un engendro del infierno incandescente.
    Colocó ambas manos sobre mis hombros, y me miró con su semblante indicando que todo estaría bien, aquello lleno mi alma con reconforto, en aquel instante de verdad confié. Hizo una breve pausa y muy despacio musitó, mi nombre es Alejandro hijo de don Filemón, somos muy conocidos por el sureste de la región.
    Caminamos hacia un sendero alto que parecía no tener fin, el silencio se había hecho presente y se apodero de nuestras bocas repentinamente. Arribamos hasta el punto deseado, nos detuvimos y a lo lejos el me señalo una casa, comenzó a explicarme que era de su abuelo Ignacio, uno de los mejores brujos que existía y que a este pueblo en gran medida había beneficiado. Llegamos a la casa y tocamos tres veces la puerta, pero ni un ligero ruido se emitía, nos dirigíamos a partir decepcionados, cuando detrás de nosotros una voz grave que nos detuviéramos con sus palabras nos decía.
    Volteamos y pude observar a un señor de avanzada edad, portaba un bastón pues se le dificultaba caminar, tenía la cara llena de arrugas pero una templanza en su cara, como no había visto en ninguna. Nos miro a ambos a los ojos y con rapidez expreso que ya sabía el motivo de nuestra visita. Con un ademán nos dio la señal de que ingresáramos en su morada y que la solución a nuestros problemas nos daría. Comenzó a balbucear palabras de forma complicada, murmuraba tan bajito que no se le entendía nada. Y como si se hubiera encendido un foco en su cabeza exclamo:
    – ¡Ya, ya, ya recordé el hechizo de protección!... He estado leyendo últimamente e investigando sin autorización, he seguido de cerca sus pasos y ahora sé lo que es, no es muy conocido el término, pero se les llama Aluxes a esas criaturas arcaicas de pérfido quehacer; destacando que realmente hay muy poca información sobre su ser, son muy sanguinarios y buscan a niños para poderlos corroer, destrozarlos furiosamente y comerse su corazón de un solo bocado con placer.
    Sus palabras eran recitadas de una forma prosaica, como si todo aquello fuese muy natural, como si de alguna manera no nos tuviésemos de qué preocupar. Pero mis facciones lo delataban todo, inclusive lo más inusual, estaba impactada, enfurecida, realmente quería llorar. Me abalance contra el pobre hombre gritando, gimoteando y gimiendo, exigiendo absurdamente que tenía que forzosamente realizar algo al respecto. Involuntariamente me encontraba de rodillas, quizá era mi manera de suplicarle que me ayudara ante tal catástrofe de aire truculento.
    Sentí sus manos suaves en mi cabeza que me consolaban; recitó una serie de palabras en armonía y con un lenguaje que carecía de sensatez y claridad, palabras raras, evidentemente difíciles de pronunciar. Gire mi cabeza y descubrí a Alejandro sonriendo, de alguna manera esa acción causo que tuviera un buen presentimiento, de todo lo que acontecía en aquella casa del gran abuelo Ignacio, un brujo realmente muy benévolo.
    Experimenté una recarga de energía incesante, justo como si me hubieran puesto un escudo para realizar un combate de magnitudes impresionantes. Me levanté del suelo con un ágil movimiento, incorporándome feliz, llena de esperanzas y anhelos. No sabía exactamente lo que aquel hombre había hecho, pero impulsivamente le dije “gracias” y un “hasta luego”
    Salí muy apresurada de aquel lugar, apenas me percataba de que la luna y la noche habían ocupado su puesto habitual. ¡Era tarde, definitivamente! Eso sí lo concebía mi mente, escuchaba a Alejandro seguirme por detrás, a pesar de mis pasos diligentes y mis ansias por llegar.
    Esbocé un amplio suspiro cuando vi la puerta de la casa de mi abuela, estaba nerviosa y simultáneamente dispuesta a entrar, caminé dos pasos y Alejandro me detuvo por detrás. Giré algo irritada dispuesta a gritarle si era necesario que me tenía que ir a acostar, que mañana quizá nos veríamos, pero que ya era tarde para platicar. Pero en ese instante un beso en la boca me colocó, me dijo “es de la buena suerte” y sonrió, dio la media vuelta y plácidamente se marchó.
    Entre a la casa lentamente como si me hubieran hechizado, aún recordando embelesada aquel regalo improvisado, pero allí parada muy molesta se encontraba mi abuela, quería argumentos para eximirme de aquella culpa que ya tenía impuesta. Explique algunos acontecimientos que complejamente recordé, efectivamente estaba cansada, pero en el encuentro con mis nuevas amigas de la zona me enfoqué.
    Hizo algunas muecas de displicencia e incredulidad, pero dentro de mí sabía que me iba a perdonar. Me abrazó y me advirtió que no quería que volviera a ocurrir una situación parecida de desconsuelo, me expreso lo que sentía y temía al ver que no regresaba de mi insólito paseo. Subí las escaleras y caí en la cama como piedra en un sueño inmerso.
    Al día siguiente se soltó un aguacero como solo en Catemaco solía acontecerse, mi hermana y yo nos pusimos los vestidos de fiesta y fuimos a la casa de nuestra vecina a pasar un rato alegre. La casa estaba maravillosamente decorada, por todos lados había globos de colores, serpentinas y bombones. Adultos y niños se unían a la diversión, cantaban y reían hasta que intempestivamente se acabo la función. Un rayo centellante hizo que se apagará la iluminación y con la continua luz de los relámpagos, apenas podía verse algo más o menos claro en aquella habitación.
    El incesante ruido de la lluvia puso nerviosos a todos, pero lo peor estaba a punto de suceder, la puerta principal impetuosamente de un solo golpe se dispuso a arder, de ella salió Adelina con un vestido negro corto de seda, su cabello largo y castaño, peinado estaba en dos simpáticas coletas, a su mano derecha estaba postrado su perro guardián, espeluznantemente el espectáculo apenas estaba a punto de comenzar.
    Su perro se transformó en un demonio atroz que desgarraba los cuerpos en un segundo, Adelina substraía el corazón de las víctimas, lo devoraba, y se extasiaba con el sucio sabor inmundo. Se retorcía al escuchar los gritos de la gente, pero más se complacía porque sabía que no podían moverse.
    Ríos de sangre se conjuntaban con la lluvia y la teñían de rojo, la luna y la noche guardarían en secreto aquel suceso horroroso, con todas mis fuerzas logre abrazar a mi hermana conté hasta diez, abrí los ojos y sentí su respiración en mi espalda… (continuará)
     
    #1
    Última modificación: 8 de Marzo de 2011
  2. MiSiVi51

    MiSiVi51 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    fabuloso amiga no me lo perdere...
    creo que tienes un error en el nombre que te martque...
    gracias soy fanatica de las historias de terror
    un abrazo aluxeoico jajajajaj no es un buen abrazo
    MiSivi
    con el alma sigue amando
     
    #2
  3. Destinos

    Destinos Invitado

    La verdad me he quedado sorprendido por cómo has logrado captar mi atención, con tu poema.
    El relato es perfecto, ningún error en la ortografía, imágenes impresionantes, descripciones precisas.
    Excelente poema, que con gusto seguiré..
    Te felicito.

    Joel
     
    #3
  4. Edgar Márquez

    Edgar Márquez Poeta recién llegado

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    20 de Febrero de 2008
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    meramente impresionante! muy bien relatado, espero ansioso la segunda parte! saludos mi estimada Clau y gracias por tus observaciones y comentarios en mi espacio. Cuidate mucho y un abrazo!
     
    #4
  5. Alberto Niño Martínez

    Alberto Niño Martínez Poeta adicto al portal

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    21 de Enero de 2010
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    Oye me ahorras ir al Cine,..es realmente cautivadora y genera un ambiente muy real,....oye,..es una saga que no me perderé,...,es compromiso,....Eres buenísima en esto,..yo con suerte una prosa corta,..tu una imaginación descriptiva sin límites,..buena ambientación,...es un guión de película,....

    Mis Aplausos,...linda y terrorífica expresión te has mandado.....
    Albreto
     
    #5
  6. Sasha.

    Sasha. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    17 de Noviembre de 2010
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    Gracias he disfrutado mucho la lectura!!!!

    todo me ha gustado mucho, aunque ese final del continuara se me ha hecho un poquito apresurado.

    De nuevo gracias por la lectura.
     
    #6

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