Al final del túnel

Se sentó a mi lado esperando una respuesta, agarré un cigarro que escondía bajo mi brazo, lo encendí lentamente y mirándola a los ojos, supe que todo había terminado, ella se fue por la puerta trasera , sin un beso ni un adiós, solo el frio amargo que nos envolvió por tanto tiempo.

Para qué seguir escondiendo los verdaderos sucesos, acepto que las circunstancias no fueron de tal modo, los cubiertos volando, groserías que estremecían las paredes, una leve fractura en los nudillos, un herida en la pierna. Que más se podía esperar de esta relación, tan cambiante, tan frágil. Quizás fue eso lo que me atraía de ella, su indiferencia al amor que le otorgaba, su falta de entusiasmo a mis risueñas palabras, su total indiferencia a mis argumentos.

Apague el cigarro en un pequeño vaso de agua, que estaba ubicado a mi derecha, y en forma precavida le dije- segura que vale la pena-.No distinguía ese frio silencio que cubría sus labios, como si las palabras estuviesen congeladas en su interior y no salieran solo por una cuestión de inanición.

En ese momento detallaba un árbol que se encontraba en la cima de de una colina, sin hojas y a punto marchitar dejando una huella en el tiempo un espacio que nunca será de nadie.

Un golpe en la cabeza me hizo precipitarme contra un muro de la habitación, la sangre empezó a fluir hacia el lado de mi mejilla izquierda, caí de rodillas, perdiendo la conciencia, - espero que el árbol este bien – fue mi último pensamiento.

Desperté colgado de cabeza ahogándome en mi propia sangre, un fuerte movimiento hizo que la rama que me sostenía se desquebrajara, aunque el golpe en mi cabeza fue certero, el suelo suave por la cantidad de hojas detuvo de cierto modo el golpe.

Volví hacia el sillón donde hace una horas me encontraba, mientras su mirada se mantenía fija sobre mi ser, le asombraba como me arrastraba a pesar de las múltiples heridas que tenia, al llegar, respire hondamente mientras sostenía un vaso de vino en mi mano izquierda, pensaba en el tiempo y en el ocaso, la forma en que las acciones nos muestran tal cual somos, nos distinguen y nos individualizan.

Bellas palabras de Neruda pasaban por mi mente en ese momento, “ya no la quiero es cierto, pero cuanto la quise”, frases que solo lograban que mi mente divagara en paisajes recónditos de azules marchitos.

Saque el revólver que siempre mantenía en el costado de mi cadera, y lo lance lo suficientemente lejos como para rehusar de su ayuda, y no herirme y agarré el cuchillo que aun mantenía enterrado sobre mi pierna y lo deje sobre el mostrador.

La vi alejarse por la puerta de la casa, dejando un hombre malherido pero tranquilo, una casa en ruinas pero en pie, acepto que nunca tuve la intención de seguirla, y pedirle que no se fuera, no, esa no era la forma en que debía actuar, había llegado el momento de partir , ya había hecho suficiente daño.

 

Amigo querido: de comienzo a fin, la lectura de esta historia atrapa al lector, me gusta el estilo con que escribes y la sita de de unos versos de Pablo neruda,tambien me gusta el desenlace de la historia. ¡Que buena tu prosa!Mis saludos y cinco estrellas para tu buen trabajo.

 

UNNN como que me dejaste con ganas de saber si la volviste a ver.Seguire detras de tus letras, un abrazo

 

Gracias Coral por seguir leyendo algunos de mis cuentos, paso frecuentemente a leer tus poemas, pero aun no te he dejado mas comentarios, y a Rosa gracias por el comentario, digamos que no puedo decirte que segui o no con ella, jejejej.
Grato