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Al ocaso.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Eloy Ayer, 28 de Junio de 2023. Respuestas: 0 | Visitas: 233

  1. Eloy Ayer

    Eloy Ayer Poeta asiduo al portal

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    Hombre
    Daniel es un adolescente de pelo rizado y grandes ojos negros que tiene fama de poeta y soñador entre los amigos. Por la calle escapa corriendo hasta el cerro, en las afueras del pueblo, para ver a la Luna salir por el horizonte. Su rostro se contrasta con la luz del ocaso y el viento hace ondear su larga cabellera rizada.

    Soy yo: desde el principio la reunión de los seres me invocó y estoy en la vorágine. Habito en lo profundo de las cosas y mi casa es el lecho de los ríos. Ya puedes tener el confín de las estrellas o idear el más lejano pensamiento que allí estoy yo. Nada sucede sin mi presencia. Siempre fui testigo del horror y la muerte fue mi compañera, conozco el reino de la verdad, pero el odio y la mentira son mis atributos desde los días de la Sagrada Maldición.



    En los días de carnaval, por la mañana, los grupos de niños con disfraces y ricos tocados se han paseado por las calles del pueblo, llevaban cestas de pétalos de rosa que iban arrojando a la puerta de los vecinos mientras cantaban a coro bellas canciones. Por la tarde, los muchachos, alegres por el vino de la fiesta, han salido al campo y estuvieron bailando a la luz de la Luna.

    Soy yo: lo mismo que el perro se ha acercado a beber del caño de la fuente, así los seres me adoran. Desde antiguo estoy en la mente de los hombres y el agua, la palabra y el viento, son míos. Siempre fui perseguido y mi memoria borrada de la faz de la tierra. Pero, un día, Ella visitó mi casa y desde entonces mi ser tiene un lugar donde es el rey. Allí congrego siempre al pueblo de los que me aman.


    En las tardes de primavera los muchachos y muchachas salen de casa y se reúnen para hablar de cosas y hacerse bromas. Se miran a los ojos y se dicen palabras que son mentira, siempre van en grupo como animales hasta la pobeda.

    Soy yo: la vida de todo lo que existe, su momento, me ha condenado, los hechos, la historia y el tiempo han negado mi nombre. Y sin embargo, los ríos y las montañas, el paso de los días y las noches me conoce y los animales, tanto los que vuelan como los que andan, saben de mí.


    La Luna, los conjuros, los muchachos. Daniel, la soledad del campo, Daniela. Los días que la Luna se esconde son un canto para la tierra, un lugar de bendición. En las noches, el viento cálido de primavera acaricia la melena del Diablo.

    Soy yo: si en el mañana la oscuridad sigue siendo la dueña de mi reino y la Maldición Primera continúa, entonces alejado pensaré, contemplaré por un instante mi destino, mientras tanto, el paso de los tiempos y de los siglos, la eterna lucha son los motivos de mi ser incesante.


    Daniel regresa del cerro, camina lentamente, se le ve la pequeña felicidad que lleva dentro, se siente vivo y piensa en el cuento que le ha contado la Luna, sí, Daniel, piensa en Daniela. Las primeras casas, la tarde.
     
    #1

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