Al otro lado de la verja.

Llena tengo una jarra.
Por casa una caseta,
y en la negrura estoy
ahogando tristezas
entre olores vacuos
de mugrienta corteza.
Y en un charco al otro
lado de la vil verja,
infantiles, los niños
cantan ríen chapotean.
Son ecos de gaitas y
vivo son de muiñeiras,
que ahorcan por olvido
el cuello de mi pena.
Cantan ríen y bailan.
!Y cantan ríen sueñan!
El viento, que no mueve
ya mi angosta veleta,
tornase suave brisa
que por mi ventana entra.
Cantan ríen y bailan.
!Y cantan ríen sueñan!
Que hoy en mi vano cubil
solas se prenden las velas,
ahora ya no llueve
se marchó la tormenta.
Cantan ríen y danzan.
!Y cantan ríen sueñan!
Con hermoso plumaje
los ruiseñores vuelan,
es la ternura y envidia
que en mi alma despiertan.
Hoy crucé el alambre,
tras de mí cerré puertas
con un luminoso sol
y aroma a hierbabuena.

Y ¿qué fue de la jarra?
Allí se quedó llena.