Alcobas de aceras

Juramos bajo sábanas
la miserable eternidad,
los suspiros suspensivos.

Brindamos con saliva
por los besos senescentes
con labios transparentes.

Tú mirabas de reojo
el tropel angustioso
de los años vencidos.

Yo enderezaba clavos
a la orilla de los versos
de mis dedos amarillos.

Tantas mentiras
que nos salvaron
de la verdad.
Tantas palabras
jurando demás,
creyendo estar cuerdos.

Y ahora la soledad sobra
en cada rincón de la cama,
en cada escama del recuerdo.

Y hoy el frío de otro agosto
derrumba mis brazos,
seca mi boca, más primaveras.

Andarás ahora en otro pecho,
llorando al silencio de su calor,
esperando un beso que dure.

Moriré hoy en alcobas de aceras,
soñando que al fin, al menos tú,
encontraste lo que una vez soñamos juntos.

 

Algunos juramos, algunos podemos jurar, algunos desean, para que nos quede esta extraña sensación de haber amado, quizás para atrevernos...

Siempre un placer...
Besos.

 

Gracias por tu comentario. Lástima que te viniste a leer una de mis peores cosas (las demás no son mucho mejor, pero ésta...).
Te dejo un fuerte abrazo.