Allá por las montañas de Soba.

Cuando yo era pequeño, me contaba mi abuelo, que su abuelo le había contado, (allá por las montañas de Soba) que en los largos y crudos inviernos, los hombres en asamblea, decidían subir a Castilla para robar trigo, o alguna otra especie de grano.Me lo contaba por lo bajines, con escondido orgullo; me contaba que ¡yo!era de una estirpe de ladrones.
Allá por las montañas de Soba (rica en cuestas y precipicios) estaba prohibido que los niños pasasen hambre, que las mujeres pasasen hambre, la ley era muy severa al respecto, (la ley de un poblado sin juzgado y sin juez).
Allá por las montañas de Soba, la necesidad y la nieve blanca aclaraban las ideas:Castilla era enorme y llana toda ella, un granero… (no quedaba mas remedio).
Ahora que soy yo el abuelo, ahora que ha pasado tanto tiempo y que las cosas se han complicado tanto, me temo que esta ley tan simple siga vigente.
Por mucho que haya avanzado nuestra tecnología,por muchas cárceles que el mundo moderno construya, está claro que a “alguien” le sobra el grano, mientras que “alguien”pasa hambre, está claro que estamos legitimando la pura ley de un hermoso poblado, donde no había, ni juzgado ni juez.