Alma en llamas I

La tentación pudo más ante su voluntad. Pero el cruel espíritu del purgatorio golpeó la puerta de su inconciencia, y ella le dio la bienvenida, sin saber que sucedería mas adelante.

Como no recordar aquel día donde por primera vez sentía la división de las imponentes fuerzas del bien y el mal sobre mis ser, impetuosas; y el cómo hacer frente al cruel daño que emergía del cuerpo de una de las mías.
Por que se dejó llevar ante tal juego, ingenuo, que cruelmente se haría parte de su vida y abandonó su alma, cual aborto asesina a un ser creado a divinidad.

Hijo de las profundidades del infierno, se que aun paseas no tan solo por mi vida, si no por la de muchas que estuvieron ahí, es ese lugar y en aquel momento, cuando lloraron y lo vieron todo imposible. Pero queda poco para dar un fin a tan amarga historia. Darle fin a una experiencia que va más allá de los cinco sentidos, mas no quiero que culmine, pues veo aproximarse una gran responsabilidad.

Año a año, resultan victimas de tal desconocido misterio. Tras observar más allá muchas sorpresas se pueden encontrar. Gracias al cielo son pocos lo que resultan dañados de esto y encuentran una salida, pero personalmente deseo que de una vez por todas se termine de escribir esa fatal y maldita historia y no contar nuevamente un “otra vez sucedió”.

Juego maldito, que les llevó al tentador vicio, agradezco a la vida haberme negado en aquel momento y a la vez estar presente; por algo lo hice… con el tiempo me daría cuenta.
Recuerdo como si fuera ayer, cuando Francesca, mi compañera de aula, llegó aceleradamente tras el sonido del timbre a la sala junto con Nícole, una chica del curso de al lado, quien traía entre sus brazos una muñeca plástica, algo decorada, con un vestido negro de raso, un cabello mal teñido rojo y amarillo; en su rostro algunos clavos y alfileres de gancho que cruzaban las sienes y sus labios. Había una conversación entre ellas donde tan solo resonaban unos murmullos y resaltaban las miradas cómplices. La dueña de la particular muñeca salió de la sala, con su faz baja y una sonrisa fresca y orgullosa, mirando fijamente el suelo.
Francesca le comentó algo en voz baja a Noelia, quien nunca salía de la sala en los recreos de la tarde, mientras que mi compañera de banco, Javiera, no se pudo resistir y se unió al chisme, observando detenidamente a quien profetizaba lo que en ese momento me era desconocido. Por mi parte, algo me hizo sospechar que alguna travesura adolescente harían durante el recreo.
Dos de ellas sacaron una hoja al compás, riéndose de la situación. Me hice la desentendida en su diálogo:
- Pero ¿es verdad lo que te dijo?- dijo Noelia
- A ella le resultó, por qué a nosotras no…- asintió Francesca tomando su cabellera larga y rubia.
- ¿Te explicó bien como se hace?- preguntó Javiera manteniendo la hoja de papel entre sus manos, y sacando un lápiz pasta de su estuche.
- Si, de ello no te preocupes. Entrégame la hoja para anotarlo todo, antes de olvidarlo… ¿tienes una moneda grande?- el rostro de Francesca expresaba una curiosa felicidad “nerviosa” ante los actos que hacia.
- Si, aquí en mi bolsillo tengo una, es la más grande que tengo, las otras son de menor valor. Jamás había llamado a gente muerta…- dijo Javiera, mirando a sus compañeras fijamente- pero igual… no creo mucho en esto.

Gente muerta… eso quiere decir, espiritismo…
No sentí temor en ese momento, pero por conocimiento popular, siempre sucedían cosas inesperadas y malas tras hacer este tipo de prácticas. Levanté mi cabeza y me volteé hacia los bancos de atrás, donde se encontraban ellas. Tras estos dichos las observé detenidamente a las tres, intentando decir simplemente con mi mirada “qué están haciendo”.
- Andre, únete a nosotras. No va a pasar nada…- dijo Francesca lanzando la moneda una y otra vez al aire.
- Para qué… no creo en esas cosas, que locas- dije. Pensaba en como podían creer en todo lo que escuchaban, quedándoles tan poco para la mayoría de edad.
- Entonces… tienes miedo…- Noelia intentó amenazarme con esa frase tan inmadura, quizás para demostrar algo mas de valor.
- No es miedo, es mas que nada respeto a si misma y respeto por las ánimas a las que quieren llamar, no saben en que se están metiendo. Y… otra cosa, si las quieren llamar- miré sus pantorrillas- no crucen las piernas, no hay buenos intervalos y movimientos de energía con el purgatorio… es posible que se confundan… pero… les puedo dar fe de que no saben en que se están metiendo- se miraron unas a otras preguntándose lo que no sabían, mientras yo me preguntaba que era lo que estaba diciendo, mas de donde había sacado esas bárbaras ideas.

Trazaron un alfabeto en forma de herradura lo más rápido que pudieron y dígitos del 1 al 0 que les ayudarían para una comunicación más expedita; de vez en cuando me miraban de forma extraña; los 15 minutos se hacían segundos. Dibujaron una simbología central, quizás para darle más seriedad al asunto. Los tres índices se posaron sobre una vieja moneda de plata que ubicaron sobre un círculo dibujado al centro de la hoja de matemáticas, esperando nada o más bien, esperando una de sus peores pesadillas.
Curiosamente mis piernas y mi frente reaccionaron de una forma extraña. Sentía una presión sobre ellas, sensación que emitía un calor agradable, para ser una tarde que superaba los 25º C.

Desde pequeña, debo reconocer, he desarrollado una cierta facilidad para aprender parasicología, entre otras ciencias oscuras y blancas, pero a pesar de ello, jamás creí en la posibilidad de llamar a presencias del vulgarmente mencionado “más allᔠy poder reaccionar antes de que se presenten en el espacio.

La curiosidad mató al gato. Giré mi banco para observar detenidamente todo lo que pasaba en los pupitres de atrás, donde estaban ubicadas mis “queridas amigas” con sonrisas extrañas en sus rostros y los ojos iluminados por el deseo de saber que pasaría.
- ¿Vas a participar también?- me preguntó Noelia, a lo que respondí simplemente con un movimiento en negativa.
- ¿Hay alguien que se quiera presentar en este momento?- dijo Francesca, con un rostro sereno y sus ojos fijos en la moneda.
Mi vaga memoria no puede recordar los primeros garabatos que emitió el movimiento, pero simplemente puedo decir que no era nada coherente, mientras que las tres guías del juego daban risitas nerviosas y gritos sordos. Se miraban unas a otras, con un cierto temor, pero a la vez una emoción cual era delatada en sus ojos.
- ¿Cómo te llamas… quién eres?- preguntó Javiera
La moneda provocaba que los brazos de las chicas se movieran y flexionaran en dirección de la misma. Mi sintomatología dio cuenta de la presencia de un ánima en la sala de clases. Por mi cabeza eran varias las interrogantes que se posaban ¿Qué estaba pasando, con ellas… conmigo…? Qué era la sensación que recorría mis extremidades ante tal presencia, qué era lo que las atraía a dejarse llevar por tal acción. Las dudas invadieron mi mente cada vez más… por que la preocupación y un cierto temor se apoderaron de mí ante tales circunstancias.
Repentinamente sonó el timbre que nos llevaba al segundo periodo de la tarde; las niñas continuaban con movimientos de vaivenes, supuse por un momento que ese engendro estaba analizando el terreno al que se enfrentaba y a quienes se enfrentaba… de quienes se podía apoderar.
Las observé de forma interrogante, donde Noelia dijo:
- Ves, no pasa nada- intentando soportar su dedo equilibradamente en la moneda- creo que no hay nadie- dijo observando su “tablero” artesanal- mejor lo dejamos para mañana a ver si se digna a aparecer algún fantasma que ande dando vueltas por ahí.
Una idea vaga paseaba por mi cabeza, mientras observaba un dibujo hecho por mi, ubicado en la pared a mi derecha, por tanta insistencia de Javiera. Una pareja en llanto de sangre, que expresaban su amor, tras la muerte en cálidos suspiros detenidos a unos leves centímetros de sus labios, carátula de uno de sus discos favoritos.
Analizaba la posibilidad de la vida después de la muerte que tantas veces se repite en las clases de religión del colegio de monjas donde estudiaba. Que sucedía con el perdón de los pecados, las culpas que llevas consigo al momento de partir a un destino incierto.
La sensación que había en un principio, lentamente comenzó a desvanecerse. Un alivio recorrió toda mi columna.

 

Editado!
El poema anteriormente ubicado en este link... se encuentra mas adelante...
"Muerte Inesperada"

 

No te preocupes... quiza fue el foro equivocado... Eso no le quita belleza a tus letras... ha sido un gusto encontrarte compatriota... me has dejado pensando en la vida eterna... en donde quiza nadie sufre ni de amor ni desamor...
Te felicito por tu poema... y se bienvenida a nuestra casa de las letras

Estrellas y mi café

 

Estimada:
Gracias por pasar por mi Poema, aun que se encuentre en prosas... error mio, pero en fin...
Muchas gracias por sus palabras y bienvenida a mis letras ^^