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Amando así, como nadie sabe amar...

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Aisha Baranowska, 5 de Julio de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 909

  1. Aisha Baranowska

    Aisha Baranowska Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Mujer
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    Se enloqueció... Se desquició por él... Se volvió así hace mucho tiempo ya... Pasaban las noches, mañanas y atardeceres en el silencio absoluto de su ausencia y aparente olvido que congelaba la sangre en sus venas, paralisando la vida y volviéndola no más que un cadáver andante mientras lo esperaba, ansiosa por sentir otra vez su poder sobre ella, su genialdad indiscutible, su capacidad de leer sus pensamientos atravesando el alma con su profunda mirada y estrujando en sus fuertes manos el corazón de la pobre, hasta desangrarlo por completo. Lo hacía a distancia; no necesitaba ni tocarla para que ella lo sintiese, como si estuviera ahí - aunque el mar y tierra los separaban...

    Ella adoraba cuando él, inconscientemente tal vez y sin querer, le daba a entender su carácter dominante que no todos le conocían. Él mismo no se lo creía; quizás tenía unas ideas equivocadas sobre el asunto. No necesariamente veía la diferencia entre el abuso y el tipo de relación que a ella, le encantaba. Sin embargo, ella cultivaba la esperanza de que llegaría a comprender esa diferencia y gozar su estatus elevado que la entrega de ella le proporcionaba... Esas fueron sus aspiraciones - y su motivación salía desde muy adentro, de su alma, de sus sentimientos más íntimos y más bellos; de la necesidad de amar de esta forma - y dar todo de sí, y vivir para el disfrute de otro ser humano que realmente merezca todo eso - porque solamente cierto tipo de hombre en sus ojos merecía semejante amor - sólo cierta categoría de varón le generaba el deseo de servir y entregarse completamente - y la admiración sincera, y muy alto nivel de respeto, porque ella reverenciaba al hombre que sabía enamorarla con su forma de ser, simplemente, sin hacer nada por conquistarla, sin esfuerzo alguno. No le gustaban esos chicos jóvenes, flacos y babosos, débiles y sumisos que hasta la repugnaban... A ella, le gustaban hombres difíciles; fuertes, maduros y decididos - hombres que sabían qué hacer con las mujeres... Hombres con personalidad: sabios, astutos como el demonio, cultos, capaces de gobernarse a sí mismos antes de gobernar a los demás. A la mujer, no le importaba para nada el dinero; sus sentimientos no se podían comprar ni vender. A ella, lo que le interesaba, era el hombre - si amaba, amaba de verdad, con mucha fuerza y muy intensamente. Se enamoraba a muerte...

    Él era justo el tipo de varón que a ella, le encantaba... Cuando miraba su foto en el Internet, le producía tales sensaciones en el alma y cuerpo entero, que literalmente se moría de amor... Sus ojos negros, oscuros, brillaban fríamente, atravesándola hasta la médula, cual navajas de obsidiana - y sus rasgos en aquel bello rostro nublado por la luz de la cámara a propósito, delataban una gran fuerza interior que le parecía muy, pero muy atractiva - y que le arrastraba hacia el abismo sin fondo en el que se perdía feliz, dichosa de haberlo encontrado, finalmente... Porque ella llegó a amarlo tanto, que se sentía su total propiedad, su pertenencia y la más insignificante de sus posesiones; como un objeto para su uso exclusivo, ¡ella soñaba con poder demostrárselo en mucho más que palabras...! Eso de pertenecerle a alguien, de ser de alguien en su totalidad, le daba el sentido de seguridad y estabilidad que tanto necesitaba - el saber que podía confiar en alguien plenamente, abriéndose a nuevas experiencias, sintiéndose esclava del hombre que amaba, ella era feliz... Todas sus necesidades afectivas y emocionales se centraban en esta clase de atención tan peculiar que se llamaba la dominación y poder absoluto del hombre siempre presente en su vida para que ella pueda sentirse útil, querida y deseada, y así poder, por fin, empezar a vivir realmente... Porque ella se alimentaba de la felicidad que le daba a otro ser humano, a su hombre - si él estaba bien, ella se regocijaba al cumplir una parte de su sagrada misión de ofrecerle al varón el paraíso en la tierra... Si a él, le agradaba ella y todo lo que hacía por él - la mujer era feliz... El dolor de él era también su dolor - ¡daría su vida por él, si fuera preciso...! Así lo amaba, desde hace varios meses ya - y siempre tenía muy presentes sus palabras... Recordaba muy bien todo lo que le había dicho en estos siete meses; todo se quedó clavado en su memoria porque siempre prestaba mucha atención a todo lo que su dueño le decía... Pensaba mucho en ello, contemplando sus misterios - y lo extrañaba terriblemente mientras recordaba todo aquello... Todas las conversaciones en las madrugadas cuando ahí ya era de noche mientras que aquí donde estaba ella, apenas amanecía... Recordaba cada frase suya, palabra por palabra, sonrisa por sonrisa... Recordaba los momentos duros, bellos, fuertes, cautivadores, hermosos, desgarradores... Lo recordaba todo - y entonces, se ponía a llorar sin saber a dónde se habrá ido todo éso ahora... Sin saber qué va a pasar con esta relación - y, sobre todo, con él, su amado y adorado señor, del que no tenía noticias desde hace unas semanas...

    Trataba en mil maneras de sentirlo más cercano - vestía el color azul, como su apodo por el que se distinguía, así como Radha que usaba una blusa azul, como la piel de Krishna; también cuando veía un carro azul estacionado en la calle al pasar, se acordaba de su amado inmediatamente - no es que dejase de pensar en él por un momento siquiera, pero lo pensaba, entonces, con más anhelo todavía y mayores ansias de servirle y de complacerlo... Al mirar el cielo cuando estaba muy azulado por las mañanas, automaticamente se acordaba de él y se le escapaba un suspiro devoto que volaba hacia dondequiera que esté - lo llamaba en la soledad de sus cuatro paredes: - ¡mi Señor...! ¡Mi Señor...! - dirigiéndose a ese hombre tan bello y severo al que idolatraba... Le hablaba a la foto, humildemente y de rodillas, besando el teclado de la computadora, imaginándose besar a aquél que tanto amaba... Acariciando con sus dedos el rostro de su amo en la pantalla, pidiéndole disculpas por quererlo así - mas, le era inevitable; era parte de ella - era su naturaleza, y no se puede luchar contra la naturaleza humana, pues solamente viviendo de acuerdo con lo que somos es que podemos ser felices... Lo amaba mucho... Le escribía mensajes diarios; en cientos de páginas y cartas sin respuesta, en miles de poemas largos y profundos como la noche en el alma - le contaba de sus sentimientos hacia él, buscando explicarle... Buscando llegar a su corazón para que conozca a lo que sus manos poseen... Para que se de cuenta... Para que se sienta orgulloso y feliz de ser amado de esta forma... Para que se fortalezca en sus palabras y crea en sí mismo... Para que disfrute descubriendo todo lo que es capaz de despertar en una mujer... Para que goce de la sumisión libre y voluntaria de su ''lunita'', como la acostumbraba a llamar... Porque ella era linda; blanca y de cara redonda, así, como la luna llena... Perdida en la oscuridad de su cielo... Tenía cabello castaño oscuro y ojos azules, también oscuros y profundos, que derramaban dulzura en su brillo cuando sonreía - al mirar a su hermoso señor en la vieja foto de la red... Deseando solamente arrodillarse a sus pies y acatar sus órdenes, y dar la vida por él... ¡Cuánto lo amaba esa mujer...! Incluso dormía entre sábanas azules, como si fueran sus brazos abarcándola mientras descansaba - y así se sentía aun más suya... Abrazando la almohada, ¡se imaginaba que era él...! Quería darle toda la ternura del mundo - y la llama de pasión estallaba en su vientre cuando lo pensaba... Su existencia ahora de veras dependía solamente de él...

    No. No era una mujer suicida; no se mataría si la dejase - sino algo mucho peor, se enterraría en vida, simplemente existiendo, como antes - sin vivir... No tendría sabor la comida, no encontraría placer alguno en cosas que normalmente le gustaban, no podría hallar sentido en nada lo que haga - se sentiría completamente vacía por dentro, además de inútil que no sirve para nada... A la que nadie quiere y todo el mundo la desprecia... Ya era acostumbrada a ser tratada como basura, desde muy pequeña. Sin embargo, nunca ha sufrido de baja autoestima por eso. Al contrario, siempre tenía un gran orgullo en la persona que era, porque se conocía bien a sí misma - y nunca, jamás lo cambiaría por, digamos, belleza, dinero, salud - cosas que no tenía pero que no necesitaba... Lo único que ella buscaba, era alguien a quien amar, plenamente - a quien ofrecer todo eso lo que había en ella, sin guardar nada. Ser transparente... Desde chiquilla escribía sus poesías y prosas, más la primera cosa que la otra, para desahogarse en el papel y comunicarle al mundo quién era y cómo pensaba, y cómo sentía... Quería compartir sus ideas, incitar reflexiones, ayudar a la humanidad a liberarse de las convenciones, de prejuicios, de maldad... Quería también dejar una huella de su ser tempestuoso y profundamente romántico en este mundo cuando ya se haya ido de esta tierra... Ella siempre creía en que todo arte conlleva un mensaje oculto - y que hay que saber leer entre las líneas... Que lo que para ella era obvio, no necesariamente era obvio para los demás - y por eso escribía, para conmover a sus audiencias, a ver si reflexionan y se dan cuenta de lo que ella siempre percibía en la realidad de su entorno, tanto como en interior de su ser - en su alma y su mente, algo que todo ser humano lleva en el fondo...

    Así era ella; no era para nada débil ni estúpida - pero simplemente reconocía la grandeza ajena cuando la veía - y entonces, bajaba la cabeza ante mayor inteligencia, fuerza y poder en otro ser humano. Si bien por el hecho de ser hombre él, su amado, en su modo de ver, merecía ser adorado y respetado con tanto celo y tanto afán amoroso - lo que a ella, le generaba todo eso, fueron sus muchas virtudes y sus cualidades como hombre y como persona, las que ella podía ver con claridad, aunque estuvieran ocultas debajo de la máscara de las apariencias... Aun así, él representaba un gran misterio para ella - era bastante reservado y hablaba poco, pero a ella le bastaba saber que su señor está vivo y que está bien para poder estar tranquila y no molestar con interrogatorios que a nadie le gustan y que tarde o temprano acaban con las relaciones... Ella ciertamente no deseaba ser intrometida. No era nadie para meterse en donde no la llaman. Además, nunca tenía ni la menor intención de controlarlo o manipularlo para que haga o diga lo que ella quiere. Al contrario, le gustaba obedecer y atenderlo más allá de sus expectaciones por el gran amor y devoción que le inspiraba... Lo creía muy diferente a tantos otros hombres en estos tiempos - para ella, él era único; el mejor, el más listo, el hombre perfecto, aun con sus propias pequeñas imperfecciones que en los ojos de ella eran sólo ventajas - porque a ella le encantaba como era él, como le hablaba, como se relacionaba con la gente, como actuaba... Le encantaba todo de él y por hacerlo feliz haría todo y estaba dispuesta a todo. Lo adoraba. Ella no era una mujer común ni corriente; había en ella una gran cantidad de peculiaridades, como, por ejemplo, sus gustos, sus puntos de vista, su manera de ser, generalmente. Para el amor de su vida, ella quería ser una mujer que todo hombre - pero hombre de verdad, un auténtico varón - quisiera tener; una mujer dócil, bella y obediente - pero no estúpida porque la conversación con una esclava inteligente puede ser un placer para su dueño; ella quería vivir para él y morir por él - o, con él... Pues, no se imaginaba poder vivir sabiendo que su amado señor no está más entre los vivos... Le sería imposible... Incluso si no estaba con ella, le deseaba sólo el bien, de todo el corazón y con todas sus fuerzas... Así lo amaba esta mujer... No como las otras que resultan muy ingratas - o manipuladoras, o controladoras, o metiches - y que terminan por enfadar y aburrir a sus esposos o a sus novios que se cansan pronto de ellas y buscan un escape en otra parte... No. Ella sería todo lo contrario para el hombre que ama... Le daría todo y más todavía - y cualquier cosa que él pidiese, cualquier órden suya la cumpliría como si de eso dependiese su propia vida - y con mucho gusto, además... Porque nunca se ha sentido más feliz que cuando pudo ver la sonrisa de satisfacción en la cara amada - y es que nada se compara con la enorme y tremenda felicidad que la llena al sentirse totalmente poseída por el dueño de su corazón y de toda ella... Y es que nadie se imagina ni siquiera lo delicioso que es para esta mujer saberse sometida a su amado señor y completamente a su merced... Sólo así ella vive - y resucita entre las cenizas de lo que alguna vez fue...










    [05/07/2014]


    [video=youtube;K90DuBXE1vc]http://www.youtube.com/watch?v=K90DuBXE1vc[/video]





     
    #1
    Última modificación: 5 de Julio de 2014
  2. dragon_ecu

    dragon_ecu Esporádico permanente

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    Hay muchos que dicen "no se puede dar lo que no se tiene", refiriéndose a que solo se puede dar amor si primero tienes amor dentro tuyo.
    Pero, yo me cuestiono. ¿Y aquello que NO PUEDES DAR?, ¿acaso es posible tenerlo?

    Así que completo la reflexión: - no se puede dar lo que no se tiene, ni se puede tener, aquello que no puedas dar-

    Por que el amor que no se da,
    es solo ilusión juvenil,
    sueño de un alma inmadura
    que aún tiene miedo de perder
    en la lucha que significa el entregarse
    y someterse al dolor de una negativa
    o peor aún
    de una desinteresada falta de respuesta
    ya no digamos la burla o el escarnio
    la ironía y el sarcasmo

    Pero yo confirmo y reafirmo
    solo el que es capaz de sufrir un dolor
    un dolor así
    por un amor que no le corresponde,
    es digno de decirse enamorado,
    y digno de encontrar el amor,
    aún sin buscarlo

    Porque la medida del amor
    no es el regalo
    ni las rosas
    ni los chocolates
    la verdadera medida del amor es el dolor
    dolor de una negativa
    dolor de una ausencia
    por que al final del amor
    la vida se acaba
    y queda un vacío en el alma...
    solo los seres capaces de soportar eso
    son capaces de amar en verdad.

    Pero... que lindo es el amor
    mientras este nace y madura
    y se regocija en sí mismo
    mientras supera obstáculos
    intrigas, confusiones, desvaríos
    celos y malos entendidos
    porque el que ama
    disfruta intensamente
    padece intensamente
    descansa intensamente
    ...el resto,
    solo son transeúntes
    y percances sin color
    en este camino llamado vida
     
    #2
  3. Aisha Baranowska

    Aisha Baranowska Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Muchas gracias por su bella reflexión. :) Cordiales saludos. :)
     
    #3

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