Amor a escondidas

No podemos continuar esperando
lo que nunca termina.
Llegó la hora de amarnos a escondidas,
donde no nos encuentren los adivinos,
ni los perros de presa,
ni los fantasmas,
ni la policía.

No podemos seguir de frente
a las balas perdidas;
balas sin nombre que le ponen el nombre
a una lápida fría.
Ninguna bala nos hará daño,
mucho menos la bala de la mentira,
si hacemos un nido en cualquier Geografía.

Tú tienes mucha razón,
y yo todas las ganas de amarnos a escondidas,
donde no nos encuentren los falsos adivinos,
ni los perros vagabundos,
ni los fantasmas sin dueños,
ni la policía secreta,
ni las balas perdidas…

..........Frank Calle (18/ nov/ 2021)

 

Pues pudiera ser cierto goodlook, especialmente en la tercera edad, muchos abuelos terminan relegados al último plano dentro de su propia familia. Ennuestro caso, vivimos solos, los hijops y los nietos hacen su vida, y desde la retaguardia los apoyamos, pero no es lo común, al menos en América Latina. Por otra parte, una escapadita de cuando en cuando no está mal...

Un abrazo,

Frank
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Yo creo que a estas alturas lo que procedería es el amor sin más. A veces postergamos tanto que se
nos va la vida y nos olvidamos de lo importante. Hermoso leerte siempre, me encanta como escribes
mi querido Frank. Besitos llenos de cariño vuelen a ti.

 

Gracias Anamer, me he ido complicando en tareas paralelas, y hace una semana que casi no escribo. Bueno, en realidad he estado escribiendo cuentos, que como sabes los hago a partir de cosas fantásticas que a veces sueño. Ayer mismo, tuve un sueño formidable para un cuento que mezcla fantasía con pasajes de mi vida. Todo el día me ha rondado en la cabeza, sin tiempo para ponerme al habla con la fantasía que me persigue, para por fin escribir esa historia que se proyecta dos siglos por delante de nosotros.

Un abrazo,

frank
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Muchas gracias Luz, no había visto aún el comentario que mucho agradezco. Ya casi es una necesidad espiritual entrar al portal y encontrar palabras amigas que nos ayudan a escribir cada día.
Un abrazo,

Frank
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