Amor callado

Tomaría lápiz y papel o teclearía en esa máquina de escribir,
que desde hace mucho tiempo que no uso y
cuyas teclas han quedado obsoletas,
sólo para tratar de explicarte,
lo que en aquel tiempo mis ojos te declamaban.

Era fácil amanecer y pensar en tí.
En dibujar tu sonrisa en mi espejo,
mientras me peinaba,
tratando de adivinar en qué lugar embellecías
con tu presencia y
cuyo destino no me encontraba.

Era fácil contagiarse con tu sonrisa espontánea,
pero aún era más sencillo amarte todos los días,
a todas horas, sin esperar nada a cambio.

Amarte en silencio no se si fue bendición o castigo,
y quise ahogarlo inútilmente con alcohol,
al grado de embrutecer mis sentidos
y perderme junto a todo este sentimiento puro,
pero fracasé en el intento mil veces.

Era fácil amarte todos los días.
Como se ama a la vida tras observar
toda la belleza que encuadra a nuestro alrededor.

Era sencillo recordar cada parte de tu rostro
y enamorarme más...
sí, cada día más aún sin saber noticia alguna de tí.

Era evidente el deseo de rozar tus labios en los atardeceres,
pero difícil aceptar la negación a este deseo no mutuo.

Era imposible caminar sin el afán de
revelarte en mi sendero,
era como sí existieses en todas partes del mundo.

Pero la distancia, la soledad y la iniquidad me alejaron de tu paraíso.


Fue entonces que comprendí que jamás en este letargo llamado vida,
tendría el trofeo de verte entre mis brazos,
disfrutando la salida del señor sol que siempre te ha acompañado.

Eso era lo que sentía. Eso era lo que ignorabas
y ahora que lo he expresado, ¿qué piensas de mí?
​

 

Preciosa declaración que esperemos de fruto.
un beso
Rosario