1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Amor inesperado.

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por tonton22, 2 de Mayo de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 748

  1. tonton22

    tonton22 Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    24 de Abril de 2012
    Mensajes:
    53
    Me gusta recibidos:
    2
    Y aquel día fue el último que se vieron…
    Llovía a cantaros y detrás de un cubo de basura, una niña lloraba con el paraguas roto porque había perdido de vista a su madre. Claudio estaba leyendo en el restaurante” ¿Quién puede más?” mientras esperaba a su amigo Andrés – Ese lugar es la paradoja de los restaurantes porque cuanto más comes menos pagas-.Por el olor a aceite hervido que desprendía la cocina del local debían ser las dos del mediodía y su compañero, como siempre, llegaba tarde. Claudio pidió al camarero una cerveza y luego se preguntaba:- ¿dónde empieza el amor y donde acaban las nubes?- puede parecer algo estúpido, pero él siempre pierde el tiempo pensando en esas cosas.- La cuestión-reflexionaba- -es que uno nunca sabe donde empieza el amor, llega un día en que conoces a una mujer entablas relación con ella y sin darte cuenta despiertas una mañana y la ves con otros ojos, ya estás enamorado…- Lo de las nubes es algo que nunca se ha propuesto conocer, le gusta acabar sus divagaciones con preguntas que nadie sabe responder. Estaba buscando su respuesta cuando por fin llegó Andrés:
    -¡¿qué hay?!
    -Vaya horas de llegar, llevo media hora esperando- contestó Claudio.
    -Lo siento, es que había tráfico.
    -Siempre pone la misma excusa…- Pareció gesticular Claudio.
    Estuvieron hablando largo y tendido sobre la última mujer que había compartido cama con Andrés y éste le contaba cómo le gustaba que la chica le dejase fumarse el cigarrillo después de cada actuación, de cómo ella se dejaba hacer de todo y de cuanto estaba enamorada de él. -¡Que arrogante que es este Andrés!- pensó Claudio- seguro que ahora me dice que la ha dejado porque ha conocido a una mujer que bien podría ser modelo-
    -La verdad es que ya la he dejado, ¡no sabes qué mujer me tantea últimamente!, bien podría ser modelo- evidentemente querido Claudio.


    -Ayer estuve poniendo mis álbumes en orden y encontré una foto en la que salimos tú y yo haciendo el puente en la piscina, ¿lo recuerdas? Le decía Raquel a Julia, mientras tomaban una hamburguesa en el “¿Quien puede más?”.
    - Sí, lo recuerdo, aquel verano te enamoraste del chico holandés que pasaba todas las mañanas en bici por delante de nuestra caravana.
    -Nunca supimos si era holandés…
    -lo imaginamos… rectificó Julia.


    -Intento ser lo menos romántico que puedo con las mujeres de las que me enamoro pero la sonrisa siempre me delata, no necesito más que eso una sonrisa por su parte, una cabellera al viento o una mirada profunda para enamorarme. ¿Y quién sabe el porqué de la podredumbre del amor cuándo ya no queda nada por mostrar, cuándo todo está dicho y hecho? El amor dura lo que dura el morbo, el escudriñar a la persona con la que estamos, el amor dura lo que duran los juguetes nuevos, falta que te aburras de él o que llegue uno mejor. A partir de ahí queda únicamente la relación, la monotonía, la dependencia y en el mejor de los casos, el querer.- pensaba Claudio mientras el camarero ponía los posavasos y servía la cerveza.
    -Póngame otra a mí, por favor.- dijo Andrés que había desistido de contarle más historias a Claudio puesto que éste no le escuchaba.

    -¿Y el amor carnal?, muchos otros optan por esa posición… ¿pero qué sentido tiene vivir entre piernas mojadas? Imagino que quienes se sienten solos se sienten mejor cuando logran pasar una noche entre sabanas desconocidas, sudor y látex. Aún así no logro encontrarle ningún sentido al amor de ningún tipo, ni a las acciones humanas frente a este fenómeno… Yo digo que me enamoro fácilmente, pero no sé si realmente lo estoy… ¿es amor o es capricho?-continuó divagando Claudio antes de que Andrés le interrumpiese sus pensamientos por enésima vez.
    -Oye ¿no va siendo hora de que te busques una novia?
    -No pienso en eso precisamente ahora mismo- replicó un tanto mosqueado Claudio
    -Lo siento… ¿has visto esas dos chicas del fondo?-preguntó Andrés guiñando un ojo y sacando la lengua
    Entonces Claudio se giró y vio a Julia y empezó a pensar:
    -Que sea capricho, que sea capricho, que sea capricho…
    Andrés se levantó y se acercó a la mesa donde estaban las dos chicas, mientras Claudio seguía pensando:
    -que sea amor, que sea amor, que sea amor…
    Era la chica más bella que había visto jamás, melena larga y morena, ojos cristalinos, de un azul intenso y sonrisa penetrante, hipnotizante. Claudio se levantó y siguió a Andrés.

    Julia y Raquel seguían conversando sobre el verano mientras el camarero les retiraba los platos.
    -siempre recordaré el día en que quisiste quitarme el vestido de topos para ligarte al camarero del camping…
    -perdonad chicas… interrumpió Andrés.
    Julia se giró y se quedó totalmente ensimismada, mirando fijamente, no abrió la boca.
    -A mi amigo y a mí nos gustaría tomarnos esta cerveza con vosotras, si no es molestia.
    -Bueno la verdad es que ya nos íbamos… ¿verdad Julia?
    -¿Julia?¡ ¿Julia?! Siguió preguntando Raquel mientras golpeaba a su amiga con el codo.
    -No, no, me tomaré una cerveza. Dijo Julia sin despegar la mirada de aquel chico misterioso.
    Andrés hizo un gesto de a aprobación a Claudio que se había quedado un poco más alejado, y éste se acercó. Ambos se sentaron en la mesa y los cuatro comenzaron a charlar.
    A Andrés se le veía muy desenvuelto, se notaba que no era la primera vez que se acercaba a una chica para hablar con ella.
    Es increíble ver la facilidad que existe en realidad para conocer a alguien si eres una persona predispuesta y sin miedos ni complejos. E igual de increíble es comprobar que el amor está dónde menos te lo esperas y que llega de la forma más extraña y simple que puedas imaginar.
    Tras varias horas charlando en el restaurante, y varias cervezas circulando por la mesa, Se intercambiaron los teléfonos y pagaron la cuenta. Salieron por la puerta y se despidieron.
    Yo mientras tanto seguía sentado en mi mesa pensando en tener el valor que demostró Andrés. La verdad es que Julia era una chica increíble, no había hablado con ella pero me bastó con escuchar la conversación que tuvieron para saber que era una chica alegre, vivaz, con una energía inagotable y de una sencillez extrema, esa sencillez que parece incluso dejadez pero que irremediablemente te atrapa y te engancha.
    No me había levantado de la silla todavía, hijos míos, cuando volvió a entrar Julia por la puerta y se acercó a mí, me pidió de sentarse conmigo y estuvimos charlando toda la tarde.
    Sí, hijos, sí. Julia no es otra que vuestra madre. Y yo… yo era el chico misterioso con el que se quedó totalmente ensimismada…y yo vi como me miraba y en ningún momento me imaginé nada… es increíble la poca fe que tenemos a veces…
    -¡Simplemente te miraba, no estaba ensimismada!
    -Es cierto, cariño, no era para tanto… me he motivado.
    En fin, esto es solo para que veáis que no siempre hay porque ser el centro de atención, muchas veces las palabras sobran, basta con una mirada para decirlo todo.
    -¿Y cómo sabías tu lo que estaba pensando Claudio, papá?
    -No lo sé, en realidad todo eso es lo que pensaba yo…
    ¿Y qué fue de él?
    -No lo sé, quizás esté en algún bar esperando su oportunidad, pero jamás hay que renegar de cómo eres, siempre habrá alguien dispuesto a aceptarte.
     
    #1

Comparte esta página