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Amor sin recuerdos

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por ivoralgor, 1 de Mayo de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 297

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    17 de Junio de 2008
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    Hombre
    Siento envolver mi cuerpo con tus caricias, así, lentamente.
    No digas más, deja que la distancia nos lleve a ese amor tan vago,
    pero reconfortante.


    Desperté esa mañana con un aire cansino. Llevaba más de un par de años sin escribir; la musa se había fugado, elevado el vuelo a la libertad. Sting inundaba la sala con Shape of my heart. La soledad es buena, me recalcaba todas las mañanas al despertar, pero meses atrás me agobiaba. Los ojos de Karios y Caribdis, mis perros mestizos, destellaban melancolía, presagiando algo funesto. No era la primera vez que lidiaba con la maldita depresión. A mis setenta y cinco años ya no se sabe que es peor; incluso se olvidan muchas otras cosas que un día fueron importantes.

    - Deja que te acaricie – dijo suavemente mientras yo hacía la maleta.
    - Se me hace tarde, debo estar en el aeropuerto en tres horas más o menos – contesté sin voltear a verla.
    - Creo que no debí decirte que éste era nuestro último encuentro –soltó arrepentida.

    El dialogo se diluyó en la memoria, no sabía quién dijo qué frase. No recordaba si realmente era yo quién la quería abrazar o viceversa. ¡Carajo! ¡Todo se me estaba olvidando! ¿Quién era aquella mujer? No recordaba a ninguna por más que me esforzaba. Una lágrima hacía un surco en mi rostro, del lado izquierdo. Caribdis empezó a aullar lastimosamente. Mi corazón galopaba como caballo desbocado. La soledad, maldita sea, la soledad duele más que el olvido. Sentí un fuerte dolor en el pecho.

    El olor a ungüentos medicinales me despertó.

    - No se levante – dijo una mujer joven.
    - ¿Qué pasó? – pregunté casi sin aliento.
    - Lo encontraron tirado en el piso de su sala mientras sus perros le lamían el rostro. Una vecina, por casualidad, escuchó el estruendo de su caída y fue a ver si estaba bien.
    - ¡Jum! – suspiré resignado.

    Otro día, pensé, más soledad y menos recuerdos. Te amo y siempre te amaré, dijo ella. El eco de sus palabras me acompañó hasta la puerta de salida. El amor eterno no existe, carajo, no existe dado que en la memoria se pierde al ser amando, acepté cerrando los ojos. ¡Coño! Espero haberla amado, si quiera tantito, sea quien sea que haya sido.

     
    #1

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