Anécdota surreal Part.1

Y estiré la mano para tomar un poco de lo que con cordura no se puede tocar, me acerqué a ti para dártelo de ofrenda, pero entré en cordura y vi que no existes, y que mi simple ofrenda no es más que un racimo de incertidumbres y preguntas, que no tienen relación con el mundo en el que nuestros fragmentos forman figuras y constelaciones.

Volví a estirar una mano pero esta vez tomé tu suspiro cálido y con fragancia de martirio, lo guardé entre el libro de mi vida y mi corazón, para dárselo de presente a una antigua canción, que el próximo mes cumple años y no sabía que regalarle, ella siempre me regala una emoción y yo como destello en la oscuridad siempre me inflo y caigo en una letárgica reflexión.

Con mi locura y tu suspiro en mis manos, ya no tenia forma de pretender más algo, así que me dividí en cientos de estelas y me puse a perseguir una idea, la idea no era muy clara pero podía observarla, en nuestro recorrido me llene de paz y cuando por fin alcancé a la misteriosa idea la paz se me escapó entrando a una nube llena de descuidos.

La idea tomó tu suspiro y mi locura y con ellos dibujó unas extrañas figuras, que ante mis ojos no tenían forma conocida, pero de repente me miró y con un gesto me dijo, toma, estas son las letras de un poema que aún no tiene fin, que tendrás que rellenar con tu vida, ahora ve a esa nube por la paz que dejaste escapar que yo entraré a una corriente de cordura hasta a tu cerebro llegar.