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Ángel descendente

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por EPV!, 9 de Octubre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 477

  1. EPV!

    EPV! Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    8 de Abril de 2013
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    Género:
    Hombre
    Soy un joven de 16 años al cual han vuelto a golpear por situaciones sin razón y que no me motivan a contarles. Cuando mi rostro estaba moreteado y ensangrentado, junto a mi cuerpo en la calle, un joven de mi escuela vino a castigar a los hombres que me hacían daño fuera de la escuela. Yo creía que eran hombres adultos los que me atormentaban, pero eran simples alumnos que me veían como un ser extraño y anormal.

    Cuando mi cuerpo estaba dado vuelta y tirado en el suelo, veía dos piernas hermosas y juntas que corrían hacia mí: era como ver un ángel descendiendo por mis llantos y heridas emocionales. Era mi hermana, tan bella y deseada como ninguna otra, era mi única hermana y siempre sería especial para mí. Me cacheteo y enfadada me reclamaba lo ocurrido, que estaba preocupada porque otra vez me había visto pelear. Me dijo que era un torpe, que no recordaba que hoy nos tocaba salir. Como nuestros padres son divorciados, sólo nos vemos esporádicamente, simplemente en estas ocasiones mensuales de reunión entre ambos.

    Me sentía tan cerdo caminando por las calles junto a ella, sangre de mi sangre. Mi hermana sólo me preguntaba porque me alejaba tanto cada vez que salíamos juntos y yo le decía que eso sucedía porque era ilógico que dos hermanos tuvieran tanta cercanía, pero la realidad era que esa cercanía era lo único que deseaba en mi corazón. Al marcharse diciéndome que quizás tenía razón con lo de que nos veíamos demasiado para ser hermanos, me quede viendo su parte posterior del cuerpo, alucinando con mis propios sentimientos de cerdo, los que eran muy distorsionados y distintos a los que mi dulce hermana podría tener sobre mí.

    Vi ángeles caer desde los cielos, plantándose al frente mío y hablando mi propia lengua. Decían que me habían estado buscando hace mucho y que yo era la reencarnación de uno de ellos. Ya sabían sobre mi sentimiento hacía mi hermana y que era un torpe en pensar aquellas cosas. Me explicaron que los ángeles no sentían como los hombres, que no entendían porque yo había querido ser hombre y vivir en las pieles de uno. Quede trastornado con esta llegada de los cielos y con lo que estas almas voladoras me decían ¿Qué quizás fuera un ángel caído en cuerpo de hombre? Quizás sea cierto y lo haya querido así para poder sentir, así como lo hacen los hombres en la tierra para poder saber lo que es amar.

    Por lo que he leído sobre ángeles, estos no tienen sexualidad ni pueden sentir cosas, no tienen sentimientos. Quizás haya sido ángel y sólo quise venir a tierra para poder amar, pero me he enamorado de la persona incorrecta, de lo que menos creía, la sangre de mi sangre, mi amor eterno, mi hermana de sangre. Es que nadie me enseño lo que era desear a alguien, ni nadie me prohibió acercarme durante estos 16 años a esa mujer con lasos familiares.

    Los ángeles se marcharon por los aires argumentando que los volvería a ver. Seguían diciendo que yo era la reencarnación de un ángel supremo, que mi lugar era en el cielo y no enamorándome de la gente de la tierra, menos de mi hermana que era un hecho bastante pecaminoso y juzgado además de los hombres de tierra, por los ángeles supremos. Mi cabeza ya no sabía que creer, quizás había sido una pesadilla sin soñarla, o quizás, había sido todo efecto del cansancio. Creo que las cosas sucedidas sólo fueron ilusiones y nada más. Lamentablemente luego me di cuenta que lo que quería que fuera mentira era realidad y lo que quería que fuera realidad era mentira.

    Me llamaron para ir a cuidarla, se había enfermado mi única hermana. Creo que me dijeron que estaba con fiebre y por la misma razón fui de inmediato a estar con ella y ver si la situación era muy grave. Envuelta en mantos celestiales la vi sobre una cama y con transpiración legitima. La imagen en mi cerebro se transformaba y me hacía verla con ojos indecentes e inigualables. Era de mayor hermosura que los mismos ángeles que habían bajado a hablarme: era ella, la misma de la que había cuidado todos estos años con tanto amor, era el roce que me perturbaba de una manera que no era permitida, era su rostro tan idéntico al mío, pero que a la vez era tan distinto: increíblemente celestial.

    Tomé de sus manos calurosas y mojadas, me abalance por las capas cubiertas del entusiasmo y besé sus labios mojados por la enfermedad. El control propio había muerto y ya no podía soportar la tortura de verla caída y tan perfecta, la necesitaba para mi corazón frío y tortuoso. Nuestros labios estaban pegados mientras ella dormía por la fiebre y durante ese trámite vi a mi madre entrar a la habitación, descubriendo un rostro de eterna acusación, miradas que sólo se les hacen a violadores y criminales, eran hechas por la observación del hecho visto por mi madre. Fui sacado y lanzado como basura a otra pieza contigua. Yo oculto esperaba lo peor, pero en ese momento mi hermana se levantó entre la enfermedad y algunas complicaciones psicológicas diversas. A través de la puerta gritaba a mi madre que no me hiciera nada, que ella siempre me había amado de manera oculta y encubierta, que se sentía cerda por ello al igual que yo.
     
    #1

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