1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Ángeles en la tierra segunda parte – 19 de septiembre del 2017

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Alan Cuadrado, 30 de Diciembre de 2025 a las 3:06 AM. Respuestas: 0 | Visitas: 16

  1. Alan Cuadrado

    Alan Cuadrado Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    29 de Agosto de 2015
    Mensajes:
    820
    Me gusta recibidos:
    787
    Género:
    Hombre
    En temporada de previas, como todos los días salí al trabajo en la pecera corporativa, ese día que tenía que visitar al cliente eran días de manteles largos, me acuerdo que me facturaban un café del Starbucks, pero si mi cliente no aceptaba me facturaba un café para mi y un postre para llevar a mi bella y preciosa esposa, ese día no comí, solía comer entre 1 y 3, ese día para medio día tenía que prepararme para ir a visitar a mi cliente.

    Mi plan era llegar temprano para mandar un mensaje, así sabría qué compraría en el Starbucks del caballito, entré al metro zapata para salir al metro Juárez, por alguna razón el metro no avanzaba en hora no tan pico, mi reloj del celular solo me estresaba, el plan del Starbucks se desvaneció, la tardanza me desesperaba, la tardanza me colmaba suelo ser bastante puntual, ese día aflojé los brazos y me resigné a llegar tarde y de pronto una mujer que parecía quizás unos dos o tres años más joven que yo, pelo largo un poco claro, recuerdo su estatura un poco más baja que la mía y usaba lentes, me agarró del hombro, sentí espanto, como un escalofrío y una frescura helada, me dijo – ¿Oíste eso? – su expresión fue lo que más me impresionó, tenía los ojos verdaderamente saltones, abiertos con asombro tras sus lentes, no se escuchaba nada inusual el metro estaba justo en el túnel oscuro con el mismo sonido de siempre, pero cuando me dijo eso presté atención y se escuchaba un sonido ensordecedor, seco, un sonido no tan claro, era como una sordera, un pitido que entró en mi oído no era un sonido de fuera, era un sonido que pude sentir en mi oído, me extrañó mucho su comentario, fue como si me hubiera alertado que algo sucedería pero para entonces no lo sabía, me dijo – Eso que oíste es para que tengas mucho cuidado, hay que tener mucho cuidado con eso – yo no soy una persona educada al 100%, tampoco brillante, tengo mucho sarcasmo en la sangre y soy lento, solo respondí con una mueca como diciendo – ok ok si lo que tu digas pero sin decir nada – se dio la media vuelta y caminó hacia atrás de entre el pasillo del metro y se perdió entre la gente.

    Ya había llegado al metro Juárez con la 1 pm pasadas en mi reloj, Maru me esperaba, ya iba con vergüenza y apretando el paso, pasé rápido al edificio subimos al piso 10 y salimos a planta baja pues me presentaría con unos colegas de ella y comenzaríamos nuestra junta, junta que debió comenzar a la 1 pm, Maru pasó su credencial en la puerta de planta baja, atrancó la puerta para que pudiera pasar yo siendo invitado no podía abrir los accesos de esa puerta, a penas me saludé con el equipo, apenas nos sentamos empezó la alarma sísmica, y Maru dijo – Vámonos, es la alarma, dejemos todo, vámonos -.

    Maru era una persona religiosa, con este cliente tengo los recuerdos más entrañables de la personalidad corporativa, conservaban su identidad y formalidad, pero si había una libertad permisiva de adornar su personalidad en la oficina, recuerdo a un René que tenía muchísimas ranas René en su oficina en diversas presentaciones, es decir en peluche, cerámica, plástico, a quien tenía tapizado de los 49s, quien tenía trofeos de golf, medallas y fotos jugando, Maru tenía un crucifijo de madera, santos, imágenes religiosas, no eran imágenes simples de cualquier mercader, reamente llamaban mucho la atención.

    Maru nos guio a todos con su credencial puedo asegurar ella abrió la puerta para todos los que estábamos en planta baja, ella salió corriendo y yo tras de ella, los demás tras de mi entre los tambaleos de un fuerte temblor, nos veíamos como hormigas dentro de un vaso que puedes tambalear, la intención era ir a la izquierda pero la tierra te jala hacia la derecha, quieres ir para enfrente y la tierra de jala hacia atrás, más con ropa de vestir en pisos de marmol, Maru fue la primera en salir por la puerta del edificio, yo fui el segundo y salieron unos cuantos, cuando Maru salió su zapatilla salió volando pues el pavimento de la banqueta se entrelazo y por fortuna solo se tropezó, yo Sali hacia enfrente, solo, con esa sensación de estar completamente solo, desde afuera vi como no permitieron que la gente saliera por la puerta donde salimos, caminé hacia la fuente de la república, y miraba lentamente girando mi cabeza alrededor como todos los edificios, en especial el edificio del universal el cual juraba se caería frente a mis ojos, afortunadamente no se cayó pero quedo con un ángulo pésimo, la mayoría de la gente salió ya pasados los mayores trago del temblor, ya llena la calle perdí de vista a Maru y ya nunca la volví a ver.

    Mientras me encontraba en la glorieta fui al puesto de periódicos a pedir unos cigarros, pues nadie me contestaba por teléfono, estaba fumando entre conmoción, nerviosismo, no podría creer sobre todo que se escucharon estruendos fuertes en las cercanías, nubes de polvo a lo lejos, no sabia donde estaba, donde había quedado, que era de la ciudad de México, un golpe más llamado coloquialmente sape con todas las fuerzas de un desconocido me hizo entrar en razón. – No seas pendejo, hay fugas de gas, apaga tu cigarro-

    El equipo de Maru me apoyó con mis pertenencias pasadas unas horas, los peritos dictaminaron que nadie más podría entrar a ese edificio, también supe que la salida enfrente era peligrosa por unas estructuras de concreto que pudieron haber caído por ello mucha gente fue alertada de no salir de esa puerta, algunas banquetas que se abrieron con la fricción pudieron tragarse a alguien ya que se vieron cerradas pasando el temblor, me fui caminando hacia el monumento a la revolución para darme cuenta que efectivamente solo podías salir de la ciudad caminando si no tenías auto, había un desfile en todo reforma.

    Ya con unas horas de dolor de piernas por la caminata y mis advertencias al publico fumador que no fumara, pasó un tráiler sin carga de una compañía de azulejos comentó que iría cerca de un lugar que me quedaba, para entonces sabía que mi familia estaba bien, cuando me subí al tráiler alguien me hizo una señal y noté que mi ropa se había roto durante el temblor, tomé mi suéter y cubrí mis prendas rotas.

    Ese día lo recuerdo como el día que tuve esa sensación de extrañeza, espanto y caos con un sonido durante unos segundos, minutos antes de una tragedia esa misma sensación la tuve después, al mismo tiempo las advertencias y los actos de las personas, como el de Maru al abrir las puertas, mi tardanza en el camino, el señor del tráiler, fueron clave en el momento exacto y preciso para que estuviera el día de hoy narrando esta historia como la conozco, lo demás se puede buscar en todas las noticias del 19 de septiembre del 2017 a las 13:14
     
    #1
    Última modificación: 30 de Diciembre de 2025 a las 3:11 AM

Comparte esta página