Anglicismos

Me tomé un break del trabajo para comer el lunch que pedí por delivery, pues tenía que reunirme con el CEO de empresa de la cual tenía el mayor investment en la mía. Tenía que hacerlo rápido porque la reunión era a la 1 o´clock y ya eran las 12. Un compañero con el que me crucé me deseó mucha merde y acordamos reunirnos el siguiente día por la mañana para hacer footing o joggin en camino al gym según sea nuestro ritmo y me sugirió anotarme en la clase de cross training en la cual asiste una milf infartante.
Ya en la reunión le dijo a su personal assistent que nos trajera café mientras yo le explicaba mi idea para aumentar las ventas en base a las nuevas técnicas de marketin. Para no hacer la historia muy larga les diré las proyecciones de ventas: en los Black Friday y White Monday de los siguientes meses se estimaba un ingreso de 15 millones, mientras que en la free week el estimado no superaría los 12 millones debido a la caída del poder adquisitivo general sin importar que tan buenas fueran las hot sales. Me dijo que los números cuadraban y que íbamos a rehacer el contrato por el 25% en ganancias futuras a lo que le respondí: “fuck you ya nos establecimos y las ganancias van up up por alguna razón.” Se rió por mi estilo tan fresh and teen y acordamos por el 21% y un asado en el country VIP. Acepté anonadado de su carácter y buena disposición, pues en muchos blogs era descrito como una persona “cero cool” y que no aceptaba nada por debajo de la best performance y que por ello era unos de los CEO en la lista de los top ten most ranked de Latinoamérica.
Una vez fuera de la reunión me fijé si había recibido algún email en mi iPhone y efectivamente así fue: era la coach de mi hija y me explicó que pasó el casting para las bailarinas de pool-dancing del nuevo show más importante de la TV. Hice click en el link que ponía abajo del texto que me redirigió a una página web donde había un vídeo de ella bailando. Me impactó ver su nuevo percing en el ombligo (o beli para aquellos que están a la moda) y lo light de ropas que estaba pero rápidamente me acostumbré y aprecié su baile. Pensé en pasarme por la tienda de comics más tarde y comprarle uno de los que a ella tanto le gustan, los llamados “alt” en el ambiente.
Me dirigí al garaje donde había dejado mi auto estacionado (el parkin en la calle es todo menos seguro) y cuando iba a poner en reversa vi un crouton en la caja de cambio. Lo tiré por la ventana y seguí mi camino. Al llegar a la esquina me encontré con un cartel nuevo cartel en la que se leía “stop escuela a 100 m”.
-¿A dónde se está yendo este mundo? – me pregunté.