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ARMONIAS DEL VALLE. Autoría: Víctor Manuel Garcés Ubidia

Tema en 'Salón de Escritores' comenzado por Galo Roldós Garcés, 21 de Diciembre de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 1271

  1. Galo Roldós Garcés

    Galo Roldós Garcés Poeta asiduo al portal

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    NOTA PREVIA: La Siguiente obra lírica es de autoría de el Doctor Víctor Manuel Garcés Ubidia, (+) quien por ser tío abuelo de Galo Roldós Garcés, el se toma la libertad de transcribir este poema a sus lectores en Mundo Poesía.

    Att,
    Galo Roldós Garcés.
    Guayaquil . Ecuador.

    VICTOR MANUEL GARCES UBIDIA


    Nació en Ambato el 17 de Abril de 1871. Maestro, escritor, poeta. Murió en 1963, su partida fue sentida en todo el Ecuador y en el extranjero, donde se publicaron sus escritos.

    ARMONIAS DEL VALLE

    EN LA MAÑANA

    Detrás la cordillera que, al oriente,
    Las cúspides blanquísimas dilatan,
    Empieza el sol a alzarse, refulgente,
    Cual hostia de oro en un altar de plata.
    Agrestes incendiarios, las cabañas,
    Humean, a lo lejos; y de hielo
    Forman brillante marco las montañas,
    Al cuadro azul purísimo del cielo.
    Despiertan de la vida a los rumores
    Las campesinas flores en las ramas,
    En los nidos los pájaros cantores
    Y el céfiro adormido en las retamas.
    Hay música orquestal, hay armonía
    En cuanto el sol a iluminar alcanza,
    ¡es la hora de la luz y la alegría;
    Es la hora del amor y la esperanza!

    EN LA TARDE

    Se oculta el sol; su triste despedida
    - Poster beso de luz – dando a los montes,
    Y va llevando el germen de la vida
    A otros nuevos, lejanos horizontes.
    Ya tornan al hogar los labradores,
    De bueyes desunciendo las parejas;
    A sus nidos, los pájaros cantores
    Y a su redil, balando, las ovejas.
    Inciensan a lo lejos, las cabañas.
    Regias columnas de granito y hielo,
    En las blancas, altísimas montañas,
    Apoya su amplio pabellón el cielo.
    Es la hora del crespúsculo, sombría;
    Hora solemne de tristeza y calma,
    En que el recuerdo de la madre mía,
    Para nombrarla, se arrodilla mi alma.
    Y huérfana, doliente y solidaria,
    Envíale mensaje de cariño,
    En alas de la férvida plegaria
    Que, entre sus brazos, aprendí de niño

    EN LA NOCHE

    De la vida han cesado los rumores
    Duermen las flores en las quietas ramas;
    En los nidos, los pájaros cantores,
    Y el céfiro oloroso, en las retamas.
    Una invisible, misteriosa mano
    Ha empezado a prender, una por una,
    Las luces de aquel templo soberano
    Para que se alce una hostia: la alba luna.
    Y tras la Cordillera que, al oriente,
    Las cúspides blanquísimas dilatan;
    Se eleva ya, radiosa, lentamente,
    Cual hostia – luz sobre un altar de plata. –
    Ni un rumor, ni un concento, ni un murmullo!
    Se oye tan solo en un cercano nido,
    Una nota de amor, el dulce arrullo,
    Con que sueña algún pájaro dormido.
    Es la hora del recuerdo y la dulzura,
    Es la hora de recuerdo y la dulzura
    Es la hora de soñar en grata calma;
    Pues cuando todo duerme en la natura,
    Despiertan los recuerdos en el alma…
     
    #1

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