Aromas ...

...Hace tiempo que te fuiste, y aquí estaba sentado frente a la banca del jardín donde por primera vez te vi. Recuerdo que yo lanzaba como hoy, miguitas de mi a las palomas cuando llegaste. De inmediato mis ojos se ataron a tu figura hermosa en tu atuendo juvenil. Era otoño en una mañana fría, pero no tanto para vestir de falda, suéter lila y bufanda. Hermosa, pero con soledad en los ojos. Miraste a las palomas que danzaban una alrededor de la otra atentas a las migajas...hasta que reparaste en mi. -¡Buenos días!- dijiste. Yo, asentí con una sonrisa tímida y grata a la vez -hacia ya tiempo que una chica tan linda no me saludaba espontáneamente-. Después tomaste un cigarrillo y al oprimir el encendedor, este no funcionó... Ese fue el comienzo de mi acercamiento en la hermosura del conocerte...
Arriba, se abrieron las nubes, y un prístino sol matinal iluminó la fuente cercana, en donde la luz brotaba a chorros de cristal.

...Una joven mujer que pasaba lentamente. Me saludó: -"¡Buen día!" -sonriendo dijo. -"¡Hola!", contesté sin apenas mirarla, y ella continuó lentamente su paseo. ..."¡Bueno, me voy!" - le dije a las palomas sacudiendo mis manos y emprendí el camino a casa... Finalmente allí estaba, frente a la puerta del departamento, extendí la mirada al pasillo, y nos recordé abrazados frente a la ventana observando hacia afuera la vida transcurrir. Moví la cabeza de lado a lado y el sueño se desvaneció. Abrí, y lo primero que percibí...fue tu perfume. Se aspiraba en todas partes aun después de un tiempo. Lo tenía en tu almohada por la noche, al abrir el clóset semi vacío, en el toallín de la cocina y hasta en el baño. Se negaba a ir, y a medida de su permanencia...me atormentaba con tu presencia.

-"¡Me voy!" -me dijiste. "¡Porque ya no puedo más seguir así, me agobia esta rutina, necesito algo en mi vida que me haga de nuevo sentir...por eso me voy!" ...Y ya no hubo más explicación pese a mis ruegos de luchar juntos por nuestro amor. Te preguntaba si te enclaustré, diciéndote de nuestras regulares salidas rodeándote de amistades y familia; de nuestras cenas. Si fui desatento en lo "nuestro", pues siempre me preocupé por los detalles, las flores, el canto, los versos...la pasión. Solo te di mi devoción. Sin embargo, aun pese a todo, y con todo, en algo que no vi te fallé. Y ya no estabas dispuesta para remediarlo... -"¡Está bien!" por fin asentí comprendiendo que no podía retenerte. ¡Pero tan pronto cerraste esa puerta, todo mi aplomo se desmoronó!...

...Una mañana descubrí tu bufanda, allí estaba tras el sillón de la sala, y al querer recogerla...reparé en su posición -parecía un pequeño cuerpo con las manos extendidas sufriendo agonía-. Le levanté y de nuevo me llegó el aroma con tu ingrato recuerdo. ..."¡Aquella vez que te fuiste cerrando la puerta, cuando se desvaneció mi voluntad y corrí bajando las escaleras para tratar de retenerte -¡si era preciso de rodillas y en plena calle sin importarme nada!-. Me encontré de frente con el motivo de tu fría determinación: ¡te vi subir a su auto, y con una sonrisa dar mis besos a otro hombre! Y yo, destrozado, te miré partir apresuradamente con él, ¡llevándote mi ilusión para siempre!...

...Tomé la bufanda y bajé al patio trasero del edificio donde estaba el contenedor de basura. Mi primer impulso fue arrojarte junto con él a los deshechos. Y pensé en buscarles a los dos y cobrar la afrenta crispando las manos al recuerdo... ¡Más sin en embargo, no valían la pena! "La que desprecia el amor bueno de un hombre que la cree reina, ¡solo es una hiena!" ...Entonces le prendí fuego, y le miré consumirse junto con tu recuerdo, y la cajetilla de cerillos con la que encendí tu primer cigarro... Luego, tu perfume se desvaneció para siempre. Ya arriba, salí al balcón, y un viento nuevo llegó a mis pulmones y refrescó mi alma...

...Mucho tiempo después, ya serenas las aguas y la frente. En un día de tantos, salí otra vez al parque a no arrojar ya mas migajas de mi a las palomas. Era una mañana espléndida como el jardín, colorida y luminosa. Casualmente miré pasar a la chica de un día hace ya tiempo. Y supe que era hermosa, de ojos grandes y expresivos. Ella me miró con una espléndida, verde y transparente alegría. -"¡Hola, buen día!"- me dijo. Esta vez le respondí con interés. "¡Hola, lindo día! ¿verdad?" De manera linda y espontánea se acercó. -"¿Puedo sentarme?" preguntó. -"¡Claro, por supuesto que si!"... Y así, comenzó una agradable charla, donde su brisa trajo un aroma nuevo y refrescante a mi vida...


anthua62
México 31-12-15
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