Así era todo

Todo estaba calcinado. La gente eran almas en pena. No lo sabían. Religiosos proclamaba que el reino de los Cielos pronto bajaría a la tierra con corbatas y trajes limpios y había un tipo, un desgraciado tirado en el piso creyendo que el cielo era pan. Los carteles políticos sonreían pero la gente era alma en pena. En una esquina se vociferaba que el cambio vendría, que los pueblos no se vencen, lo gritaba a todo pulmón un sujeto con corona. A otro se le caía. ¿Sabes? Al fin y al cabo no te culpo. De hecho me has dado mucho por escribir y creo que eso es bueno en alguien que intenta ser escritor. Tal vez estés sudada y gimiendo en cama de otro. Diciéndole que lo amas al igual que a mi, pero diferente. Hasta es posible que al sexo termines llamándole "hacer el amor" y es probable que yo te siga escribiendo. Y mientras tu ríes y lloras con desgracias y fortunas que a mi ya no me comprometen, yo te seguiré rasgando, y edificandote como eterna. Tenia que suceder así. Que yo te siga resguardando de los vendavales de las épocas en aquella tarde. Que el velamen y el vaivén del tiempo no borrara tu respiración. La otra vez me caía de borracho y daba traspiés como la humanidad en la justicia, todos estaban igual. Me senté, mareado y al lado mio había una chica, tomada, se recostó en mis piernas y yo le acariciaba el cabello. ¿Sera loco decirte que era tu mismo aroma?. ¿Que yo veía en mi alucinación tu rostro brillar y tu abrazada a mi mientras oíamos música? Me levante y supe que eras eterna, maldita. El tiempo no te borraría. Y afuera... la gente era alma en pena. Y todo estaba calcinado. La política auguraba tiempos mejores y se decía que pronto Dios bajaría a la tierra.